REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Ok, que esperabas Yulia si te la pasas en una cama con Lena jajajaja dale y dale y dale
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Ahora sí viene una Lenita bebé en camino con ojitos cielo de Yulia, pero parece que los condones tenían agujeros para que esté con los síntomas Yulia... Y el coqueteo de Yulia estuvo de más porque cuando viaje ya no va estar Elena y tampoco la va invitar a su cosa Cezina aunque no se necesita casa cuando es el bolso lo que quiere husmear... Ese Ivan se va al extremo y qué gusto ver a Elena cerrándole la boca
Veroska- Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Yulia está super embarazada. Espero que le cuente a Lena.
La verdad que si yo fuera Cezina y Yulia me empieza a coquetear, la estampo contra una pared y le hago de todo hahahahahaha Creo que eso fue mucho, ¿no? Hahahaha Perdon.
La verdad que si yo fuera Cezina y Yulia me empieza a coquetear, la estampo contra una pared y le hago de todo hahahahahaha Creo que eso fue mucho, ¿no? Hahahaha Perdon.
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Con la personalidad de Julia espero que le diga inmediatamente a Lena qué sospecha q esta embarazada y así puedan idear un buen plan para que todo este bien y cuidar mucho a Jul y al bebé. Saludos cariño mio
Fati20- Mensajes : 1370
Fecha de inscripción : 25/03/2018
Edad : 32
Localización : Venezuela
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Este embarazo terminará de complicar las cosas. Supongo que le dira a Lena que está embarazada, no creo que sea fácil ocultar lo. Saludos
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Yulia embarazada, no me sorprende si cada que pestañean se están dando durísimo jajajajaja... Odio a Iván.... Desde siempre
Volkatin_420- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 13/03/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Bueno k esto se veía venir de alguna manera ahora lo que no sabemos es que ara ivan cuando se entere del bebé y que ara Lena para defender a yulia
LeaAgronsky- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 08/01/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XXV: "Tu tiro al blanco"
5 días más y cientos de naúseas por las noches que acababan en vómito.
3 mareos y solo uno que Elena presenció.
Yulia se tomó la frente y se miró al espejo: algo no estaba bien con ella.
- Esto es una completa locura - Rodó los ojos, por supuesto que lo era. Yulia se arrojó contra la silla y se cruzó de brazos; se supone que se había reunido con Vitya para que él la hiciera sentir mejor y aclarar las ideas. Pero estaba terminando de plantarle temor en realidad.
- Eso ya lo sé, gran genio.
- ¿Y qué quieres que diga entonces? Si estás embarazada, será una completa locura - Jamás se había imaginado en esa situación; en aquello tan cotidiano para algunas mujeres ser madres solo por qué así lo determinaba su sexo. Se supone que nunca le agradaron los niños, no sabía relacionarse con ellos y siempre había sido Vitya el que más los cuidaba mientras compartían trabajo con alguno.
Pero, por mucho que quisiera mantenerse alejada del tema, conocía ciertos aspectos que delataban el estado. Como las naúseas que llevaba padeciendo las últimas noches.
- Tienes que hacerte un test, Yulia.
- Eso no es seguro, debería comprar unos tres al menos.
- Pues compras tres.
- ¿Qué tantas posibilidades pueden existir?
- Lo hicieron dos veces sin ningún tipo de protección ¿no es eso lo que acabas de decirme? - Eso mismo era porque eso pasó. Aquella noche, luego de robar el banco, había sido la primera vez. Le había dicho incluso a Elena que comenzaría con el tratamiento de pastillas tiempo después, en los próximos días. O al menos eso creyó que la pelirroja había entendido pero, la noche siguiente, no pudo detenerla cuando volvió a hacerle el amor pasada la medianoche. Por lo tanto su visita a la ginecóloga se atrasó más de lo debido - Tendrías que habérselo dicho.
- Lo sé - susurró ella con su mirada sobre la taza de café. Estaban en un cafetería a las afueras de Anapa hacía más de una hora y aún no llegaba a una posible solución - pero cada vez que intentaba hablarle me besaba o me callaba y no podía contrariarla. No puedo manejarme cuando de ella se trata y terminé cediéndole el control, siempre lo hago.
- ¿Cómo que no puedes manejarte? ¿Estás enamorada de ella? - por supuesto que lo estaba pero estaba hablando con Vitya después de todo, debía decirle palabra por palabra y con claridad o de lo contrario no entendería.
- Quizá.
- Con más razón deberías habérselo dicho entonces.
- Ay por favor, Vitya, no me juzgues ahora ¿o acaso tú piensas o hablas mientras tienes sexo con alguien? - preguntó por lo bajo golpeando ligeramente la mesa - no pude detenerla y no pude detenerme a mí ¿está bien así?
- Pues ahí lo tienes. Atente a las consecuencias ahora. Podría haber pasado de otra manera, tienes una boca ¿lo recuerdas?
- Cállate - le reclamó ella arrojándole la servilleta- además no me lo ha pedido.
- Como sea, debes ir con el médico entonces.
- Sabes que los odio, no.
- Yulia - alzó él la voz apenas estirándose hasta su amiga - esto está pasando ¿de acuerdo? Y te está pasando a ti y debes actuar con respecto a eso ¿Necesitas que te acompañe?
- ¿A dónde? No iré con un médico, Vitya - Lizhin rodó los ojos; después de todo él era igual de testarudo - Tal vez…tal vez solo comí algo y me cayó mal.
- ¿Por toda una semana te cayó mal? - preguntó él con sarcasmo y Yulia lo vió alzar su brazo para pedir la cuenta - Mira, piensa bien las cosas y si no quieres hablarlo con Elena, me llamas y haré lo que me pidas ¿de acuerdo?
- De acuerdo - susurró observando la porción de pastel que ni siquiera había intentado tocar. El olor a chocolate la había mareado unos segundos por lo que no pensaba llevarla a la boca.
Se puso de pie y tomó su chaqueta, recibiendo el abrazo de Vitya luego de dejar unos billetes en la mesa.
- Te llevaré a casa - le dijo él guiándola al auto y se lo agradeció internamente. Pasar entre medio de otras mesas con más olor a comida, estaba pasándole factura.
Regla número 3 de su trabajo: tú eres tu propio jefe y tu propio empleado.
Oh pero no iba a hacer caso de eso ahora y no tenía por qué, en realidad.
Cruzada de brazos y de pie frente a una imagen desagradable, Elena emitió un grito desde el segundo piso, cerca de las escaleras.
- ¡Viktoria! - comenzó un golpeteó con su pie a medida que un segundo avanzaba y la niña se tardaba ¿qué tanto podía estar haciendo que ya pasaron 5 y aún no llegaba a ella? - ¡Viktoria!
- Aquí vengo ¿pero qué te sucede? Deja de gritar.
- Oh, no, no señorita. Usted no va a darme órdenes ¿Ves eso? - preguntó señalándole a centímetros de ella, en el piso.
- Es popó de Mumu.
- Ningún popó, Viktoria. Es suciedad de tu perro, vas por una escoba, lo levantas y limpias luego con desinfectante ¿entendido?
- ¿Pero por qué yo? - preguntó la niña con un leve puchero y algo de tristeza. Elena rodó los ojos.
- ¿Pretendes que lo haga yo?
- Si, por favor. Se ve muy aguada.
- ¡Por supuesto que no!- la retuvo Elena cuando intentaba regresar a su cuarto - te di permiso de quedártelo a cambio de que te encargaras de él. Y por cierto, tampoco lo has sacado a pasear, lleva dos días encerrado.
- Es que ayer no tenía ganas de hacerlo.
- ¿Y antes de ayer?
- Yulia dijo que iba a llevarlo durante sus caminatas pero luego no se sintió bien y no salió. Así que eventualmente, esa no es mi culpa.
- ¿Yulia te dijo que no se sintió bien? - preguntó ella por lo bajo, acercándose a la niña y calmando su molestia. Viktoria asintió rápidamente.
- Ajá. Llegamos del colegio y la vimos en su cuarto, recostada. Por lo tanto me debe un paseo de Mumu a lo que se reduce que a ella le tocaría limpiar esto. Cuando regrese se lo dices.
- Limpia eso o no habrá helado para ti esta noche - la señaló Elena con seriedad, oyendo la puerta principal abrirse y observando a Yulia ingresar.
- Mira que miedo.
- Ni esta noche ni durante un mes - continuó ella y bajó las escaleras, escuchando los reclamos de Viktoria pero siguiéndola en busca de lo necesario para limpiar - Ey - saludó a la morena frente a ella y apagó su sonrisa al verla sonriente pero la conocía, y solo estaba forzando ese gesto - ¿estás bien?
- Si, bien solo algo mareada - la oyó con la voz pesada por lo que tomó su mano y la guió al sillón, ayudándola a sentarse.
- Tienes que ver un médico, Yulia. El clima está cambiando y quizás tus defensas no sean tan rudas para el comienzo del invierno - bromeó ella y Yulia asintió lentamente.
- Siempre me enfermo un poco con las bajas temperaturas, tal vez sea eso.
- Pues fiebre no tienes - aseguró Elena mientras tocaba su frente - no por ahora ¿quieres que vaya a la farmacia? ¿Te duele algo ahora?
- Estoy bien, Elena…me haré un chequeo si continúo igual.
- De acuerdo…. ¿está todo bien con tu amigo?
- Oh, sí, Vitya es…siempre está todo bien con él.
- Que bueno - le sonrió ella acariciándole la mejilla. Cuando Yulia volvió a mirarla con aquellos ojos brillantes y sinceramente, se estiró hasta ella y le dejó un suave beso en los labios.
La había extrañado; no entendía cómo podía pasar eso pero, con Yulia unas horas fuera de casa, era suficiente para que su cuerpo lo notara y la necesitara. Apretó su cintura y la morena le rodeó su rostro, convirtiendo el roce en algo más profundo.
- Hay algo que se llama cuarto ¿lo saben?- les reclamó Viktoria caminando a las escaleras y ahogando un grito cuando el balde y las botellas de limpieza, cayeron sin que pudiera evitarlo - ¿alguna va a ser tan gentil en ayudarme?
Elena dejó una caricia con su mejilla, en el mentón de Yulia, y se alejó hasta llegar a la niña, que renegaba al intentar tomar el palo de escoba junto a las demás cosas.
- ¿A qué hora llega Samir? - preguntó la morena. Era domingo por la mañana y el niño llevaba desde el día anterior en la casa de Svetlana Sidorova.
- Svetlana dijo que lo traería - dijo Elena subiendo las escaleras.
- ¿Y eso es bueno? - preguntó Viktoria realmente preocupada - ¿qué tal si ve la computadora y las instalaciones? - aclaró señalando velozmente la pantalla que en ese momento no mostraba movimiento alguno de la casa de Cezina.
- La cubriremos y listo - respondió Elena- la haremos pasar directo a la cocina, necesito que pruebe algo nuevo de los productos.
- ¿Qué es? - preguntó Yulia aún desde el sillón.
- Está dentro de una bolsa, al fondo de la heladera, ustedes no deben probarlo ¿entendido?
- ¿Y por qué no? - insistió la niña.
- Porque es una prueba. Jasone está armando distintas variedades y con un ingrediente algo…secreto.
- ¿Es droga? ¿Sidorova lo consumirá y querrá más de eso?
- No es droga, Viktoria ¡no digas eso! - elevó la voz Elena divertida. Desvió su vista a Yulia que las observaba con una sonrisa y entretenida por su pequeña discusión. Regresó su mirada a la niña y se inclinó para ayudarla a limpiar, después de todo no era mucho ni olía tan mal.
- Es droga - susurró Viktoria solo para molestarla - eres mi maldita héroe en todo esto - agregó y Elena rió por lo bajo, sacudiendo la cabeza y notando lo bien que sonaban aquellas palabras.
***
Yulia quiso festejar, quiso gritar de alegría y burlarse frente a la cara de Dasha luego de un llamado que recibieron de Iván: la chica se iría en una semana o más tardar en 10 días. Ni siquiera sabía cómo aguantaba dormir cada noche en el sillón pero tampoco le importaba.
Elena había firmado contrato con Nikita Makarov y Svetlana Sidorova le había hecho un pedido especial, y grande, sobre aquel nuevo producto que le hizo probar dos días atrás. Había quedado encantada y lo había pedido exclusivamente para el equipo de futbol infantil.
Así que Iván no molestaría hasta el 75 % de trabajo finalizado, cuando estuvieran a un paso de firmar un nuevo y último negocio con Svetlana que la dejaría en banca rota. De igual manera, habían recibido otra sutil amenaza de su parte: quedaban cuatro meses y medios de trabajo, o menos, si para dos más no había tal avance, Dasha regresaría.
Era martes por la noche y la chica no se iría hasta la otra semana, pero al menos se iría, pensó Yulia y lo demás no importaba.
- Así que… ¿te vas este fin de semana con Cezina?- le preguntó con su notable soberbia y volteando a verla. Estaban en la cocina y la chica era la única apoyada en la mesada, observando hacia el exterior la lluvia del momento - lo he escuchado por ahí - agregó alzando sus hombros.
- Escuchas muchas cosas por ahí - replicó ella mirándola con rapidez y regresando su vista a Elena, sentada frente a ella - es por el torneo del quipo. Samir y los niños estarán allí también.
- ¿Puedo ir? - preguntó Viktoria y Yulia le sonrió con esfuerzo. La llevaría si por ella fuera, pero necesitaba a alguien que cuidara los avances de Dasha con Elena y que mejor que Viktoria.
- Iremos en ómnibus y los lugares están contados, Viktoria. Lo siento.
- ¿Y cuándo regresan? - preguntó Elena con la mirada sobre ella.
- Solo es el fin de semana. Saldremos el sábado por la mañana y el domingo a la tarde estaremos de regreso.
- Oh pero si ganamos viajaremos más seguido - se coló Samir entusiasmado y Yulia le sonrió. A pesar de su asma, a él le gustaba hacer deportes y jugar en equipo. Se había hecho buen amigo de Pavell como del resto de los niños y socializaba muy bien con ellos. Estiró su brazo y sacudió su cabello antes de ponerse de pie tras ver el reloj; la cena ya estaba lista y solo faltaba quitarla del horno - Y allí puedes acompañarnos Viktoria. Oh y tú también Elena, si quieres.
- Si, gracias, Samir - le sonrió la ojiverde - ¿puedo saber cuánto va a durar esto del campeonato? ¿Qué tal si dura más tiempo que nuestro contrato?
- Solo serán unas semanas - respondió Yulia - no hay muchos equipos, apenas llegaremos a diez partidos. Además, como dijo Samir, primero tenemos que ganar este - terminó la morena, dejando una bandeja en el centro de la mesa.
Yulia cortó el pollo y, luego de repartir en cada plato, Samir emitió unas cortas palabras a modo de gracias como cada noche. Esta vez pidiendo algún tipo de ayuda extra para el partido del fin de semana.
- Samir y a ti quién te enseñó a…eso. A dar las gracias - preguntó Elena.
- Nadie - alzó él los hombros mientras veía a Yulia servirle algo de verduras.
- ¿Y entonces por qué lo haces?- continuó la pelirroja.
- Pues porque una vez lo vi hacerlo en una película. Y luego busqué algo sobre el tema y decía que es bueno hacerlo en cada comida. Nunca a nadie le molestó, lo siento ¿a ti sí?
- ¿Qué? No, hijo, por supuesto que no - Viktoria dejó el tenedor a mitad de camino, cerca de su boca y se mantuvo estática, observando la mesa a su alrededor.
Yulia estaba sirviendo el plato de Elena y se quedó igual que ella, quieta y en silencio al escuchar aquellas palabras.
La voz de Elena había sonado tan sincera como dulcemente comprensible y se le había escapado aquella manera especial de llamar a Samir.
De repente todos se silenciaron un momento y Viktoria volteó a verla. Elena se aclaró la garganta y se estiró a tomar el plato que Yulia sostenía.
- Bueno - balbuceó la pelirroja, siendo la única en notar la salida de Dasha - esto está delicioso ¿no van a probarlo?
- Le dijiste hijo - la señaló Viktoria con su tenedor luego de llevarlo a la boca- A Samir. Y él no es tu hijo realmente.
- Sí, sí, Viktoria, lo sé. Es la costumbre.
- Ni siquiera lo llamas así fuera de casa - continuó la niña.
- Dije que ya lo sé - repitió Elena con contundencia - ¿es que acaso a tus otros padres jamás se les escapó llamarlo así?
- No - aseguró Viktoria - algunos eran gruñones, como tú. Molestos, como tú y hasta mandones como tú pero no. A ninguno se les escapaba ese tipo de cosas.
- Bueno, bueno, lo de gruñona ya va pasando de moda ¿no te parece? - fingió Elena seriedad.
- No, no me parece ¿No dice una frase del polvo eres y al polvo volverás? Pues tú eres gruñona y siempre lo serás - terminó la niña con su típica sonrisa victoriosa y Elena rodó los ojos. Debería aumentarle el sueldo solo por sacarla de sus cabales tan rápido.
- Y a ti se te escapa ser cariñosa con Yulia y ella no es tu madre realmente - contraatacó la pelirroja. Viktoria lanzó una corta risa y se puso de pie, llegando a la morena y abrazándola por detrás.
- Por favor, no me molesta demostrárselo porque ella es dulce conmigo también - Elena infló su pecho y expulsó aire con exageración; no podía creer que una niña de 9 años estaba haciéndole esto, molestándola solo por placer y enseñándole el dedo medio ahora sin que Yulia lo notara - Pero tú eres un caso distinto ¿han pensado tener hijos con Yulia? Porque tienes mucho que aprender.
- ¿Yulia y tú tendrán hijos? - preguntó Samir intercalando la mirada en ambas - ¿Por qué? ¿Ahora son novias de verdad?
- Samir, no, eso…
- Las vi besándose el otro día en el sillón - cortó Viktoria a Yulia - y muchas otras veces más - agregó regresando a su silla y reiniciando su cena - Y Elena no es gruñona con Yulia.
- Conmigo tampoco lo es ya.
- Gracias, Samir - dijo Elena sonriéndole al niño - es que tú eres una niñita un tanto rebelde, Viktoria.
- No, no lo soy. Solo te digo la verdad y tú crees que la verdad solo la manejas tú. Y no es así….y no me cambies el tema. Ustedes dos son novias - agregó golpeando sus dos dedos índices de manera divertida.
- No lo somos - aseguraron ambas al instante.
- ¿Ah no? - ironizó la niña- pues que bueno, porque este fin de semana Elena se quedara con Dasha - agregó acomodando sus codos sobre la mesa y estirándose hasta la morena - solas. Y no va a molestarte ¿cierto?
- Para nada - balbuceó Yulia bajando su vista y quitando unas inexistentes migas de su pantalón.
- Y Yulia se irá conmigo - intervino Samir acercándose a la ojiverde.
- Tú no me das celos - lo alejó Elena con una mano sobre su rostro y regresándolo a la silla.
- ¡Ah pero Cezina sí! - exclamó Viktoria entre risas - y eso pasa cuando te gusta alguien.
- Bueno, ya, ya. Basta con eso - los cortó Elena intentando regresar el orden. Se acomodó la camisa y se aclaró ligeramente la garganta, dedicándoles una mirada a los demás y notando el sonrojo en las mejillas de Yulia.
La morena había disfrutado cada parte de esa loca conversación y ella no lo podía negar, también había reído por las ocurrencias de los niños y sobre todo por las de Viktoria. Notó que la niña todo lo hacía para molestarla pero sin maldad porque le gustaba verla con su carácter gruñón, como siempre le recordaba.
Arrastró la silla un poco más hacia adelante y tomó nuevamente su tenedor. Para sus supuestos hijos, ellas eran novias. Y eso sonaba como una realidad alternativa, quizás. O no tan lejana.
Cada vez que Yulia acariciaba con sus dedos el largo de su brazo, se sentía como si nada más existiera. Como si un pequeño círculo se formara con ellas y nadie más pudiese tocarlo o siquiera mirarlo.
La hacía sentir especial, distinta y, acompañado a la manera en que la observaba, la hacía sentir bien. Feliz, contenta. Le gustaba esos momentos que compartían en la cama y solo ellas entendían por qué llegaban hasta allí.
El mentón de la morena descansaba sobre su pecho y uno de los dedos subía y bajaba por su brazo izquierdo, sin querer llamar su atención ni quitarle la tranquilidad que la poseía. Al contrario. Todo estaba tan fantasmalmente rozado que apenas podían comprender que estaban juntas.
Bajó su vista y la descubrió mirándola, esperando porque la notara e hiciera algo al respecto. Le pareció hermosa con aquellos ojos azules tras su cabellera oscura; Yulia solía hacer un nudo alto con su cabello y dejar su flequillo para dormir y para ella era la imagen más adorable que la pudiese acompañar.
Le sonrió, como solo Yulia podía producir esa sonrisa y llevó un dedo a su frente, haciendo a un lado ese mechón que se colaba cuando menos quería verlo. La morena se arrastró más hacia ella y sus narices se rozaron, antes de que la abrazara y la sujetara con fuerzas.
- ¿Haz notado que ya pasamos la mitad del tiempo firmado? Y pareciera que ayer llegabas con tu motocicleta y dejabas a Samir embobado con ella.
- Las cosas pasan rápido cuando las disfrutas. Y disfruté mucho este tiempo con ustedes… ¿Qué harás cuando tengamos que salirnos? ¿Volverás a casa?
- Si, posiblemente - susurró ella acariciando el hombro de la morena. Le daba temor preguntarle si mantendrían el contacto o mejor aún, si continuarían frecuentándose sin olvidar el tipo de relación que ahora tenían. Le daba miedo si en realidad eso llegara a pasar y Yulia continuaba en el negocio, repitiendo el año siguiente lo que vivió con ella durante ese tiempo - Tal vez compre una casa en la playa y vacacione un tiempo - agregó. Si soltaba aquello que quería, la morena posiblemente se espantaría. Después de todo, si ella estaba también en el negocio era porque las relaciones estables no eran de su agrado.
- Eso suena interesante…y poco tú.
- ¿Es qué acaso no me imaginas vacacionando? - bromeó y Yulia la miró con obviedad, como si conociera ese lado y supiera que no, eso de vacacionar no era lo de ella.
- Vacaciones, compañeros, mascotas…niños. Todo ese tipo de cosas no te agradan.
- Bueno, sí…tienes un punto. Todo eso conlleva tiempo y dedicación y solo el tiempo comenzaré a tener. Además a ti tampoco te gusta mucho eso.
- Pero Viktoria y Samir me han hecho cambiar de parecer. Y Mumu también…solo se trata de disfrutar el tiempo con ellos, nada más.
- ¿Eso quiere decir que ahora quieres tener tus propios hijos? - le preguntó pero todo se silenció con violencia.
Las caricias de Yulia habían disminuido y su piel estaba sufriendo el frío de la falta de ellas. Su respiración se había tranquilizado a tal punto que la creyó dormida, pero allí seguía, mirándola y estudiando cada rasgo de su rostro.
Se imaginó un momento a la morena en aquella situación; embarazada y manteniendo aquel mismo cariño que repartía a Samir y Viktoria. Sonrió al instante y algo de nostalgia atoró su garganta ¿Qué pasaría cuando ya no despierte con ella a su lado? ¿Cuándo Viktoria dejara de fastidiarla o ya no contara con la dulzura de Samir cuando la necesitaba? ¿Qué pasaría cuando la soledad regresara y debiera despedirse de todo lo que hacía feliz ahora? Que no era más que esas tres personas que veía y convivían con ella a diario.
- Sí - susurró Yulia pasando su dedo a lo largo de su mentón - creo que eso significa que mis pensamientos cambiaron. Que quiero alguien conmigo y una familia. Mis hijos…. ¿realmente no quieres eso para ti también? ¿No te gustaría tener tus propios hijos? Donde no fingirías nada desde el principio y cambiaria toda tu vida y para siempre… ¿No te gustaría tener tu familia sin recibir dinero por cuidarlos y dedicarles tiempo?
- Para eso necesito buscar una persona a mi lado, que me ayude a construirlo todo.
- ¿La vas a buscar? - le preguntó Yulia arrodillándose frente a ella - ¿Después de todo lo que pasó y está pasando entre nosotras vas a buscarla? - Por supuesto que no, pensó. Solo la quería seguir manteniendo en su vida pero no encontraba la manera de decírselo - Porque puedes poner una mira justo ahora en tu ojo - agregó abandonando la cama y caminando sin quitar su vista de ella. Yulia golpeó la pared con su espalda y Elena se irguió con lentitud, sentándose para entender qué estaba haciendo - y buscar - continuó al abrir los brazos - estoy decidida a ser tu tiro al blanco y tú decides disparar cuando quieras - se mordió el labio con fuerzas y le dolió incluso. Pero solo quería ir, buscarla y besarla hasta caer rendidas para dormir.
¿A cuánto tiempo de conocer a alguien se puede decir que lo amas? No lo sabía, pero si Yulia estaba convencida de ser a quién debía elegir, ella no tendría miedo de espantarla luego con sus palabras. Se arriesgaría y nada sabía más que eso que nunca terminaba mal cuando lo hacía.
Allí estaban todas aquellas respuestas de que pasaría cuando todo se termine. Y paradójicamente todo estaba terminando como ella lo deseaba.
Se arrastró sobre la cama y se acercó a Yulia, interrumpiéndola cuando iba a hablar y atacando sus labios al instante.
Acababa de disparar y no había errado su tiro.
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
¿Un tercer miembro en la familia? Dasha no cuenta jajajaja. A ver que información sacará del viaje Yulia.
psichobitch2- Mensajes : 292
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Hay vale ojalá Julia ya se haga las pruebas y le diga a Lena ellas se queden y esta claro q ambas quieren seguir juntas luego del trabajo ya díganselo y listo por favor!!! Salidos cariño mio
Fati20- Mensajes : 1370
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Como tiro al blanco va a correr Lena cuando se entere hahahahaha
Corderito_Agron- Mensajes : 305
Fecha de inscripción : 18/02/2023
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Me hiciste el díaCorderito_Agron escribió:Como tiro al blanco va a correr Lena cuando se entere hahahahaha
Patricia Armstrong- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 22/05/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Amor es en serio???? JajajajajajajCorderito_Agron escribió:Como tiro al blanco va a correr Lena cuando se entere hahahahaha
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XXVI: "24 horas"
Aquellas tres palabras le taladraron los pensamientos. Todo, en realidad. El cuerpo, las sensaciones, los sentimientos, su vida. Y debía admitir que no estaba lista para aquello, a veces lo deseaba, antes nunca lo deseó, pero ahora se veía en un laberinto avanzando tanto como retrocediendo al punto de salida.
Todo el aire se sintió caliente de repente, ardiéndole en cada rincón de sus pulmones y dificultándole la respiración. Su boca entreabierta, sus manos arrastrándose por sus muslos y su aliento pesado. Todo lo hacía más terrorífico aún.
- Felicidades, está embarazada - volvió a repetir el médico al ver quizás su mirada perdida, que lo hacía ver todo borroso y el movimiento de su cabeza que no llegaba a asimilar tal información ¿Debería vivir con ello ahora? ¿Con lo qué esa corta frase significaba?
Ya podía imaginarse más mareos, más náuseas o el crecimiento de su abdomen a medida que pasaran los meses. Llevó las manos por instinto allí y apretó por sobre su chaqueta con algo de miedo; no, definitivamente nada de eso sonaba a un sueño por mucho que lo deseara.
¿Cuánto tiempo llevaba en este estado? ¿Ya estaba creciendo ese bebé dentro de ella? ¿Sabría cuidarlo cuando lo tuviera en brazos tanto cómo tendría que hacerlo mientras estuviese en su interior? ¿Qué pasaría cuándo los dolores comenzaran a frecuentarla? ¿Qué pasaría cuando todo comenzara a notarse y cientos de cosas comenzarían a cambiar?
La compañía de Viktoria y Samir la había hecho encariñarse con ellos y desear un futuro similar, con sus hijos y una familia pero no imaginaba que ese futuro llegaría tan rápido. No lo asimilaba, no iba a asimilarlo y cuando lo hiciera ya seguramente habría pasado tiempo desde esta sonrisa que el hombre frente a ella no borraba.
Lo observó unos segundos y se preguntó qué estaría pasando por su mente ¿por qué él estaba contento si ella era la embarazada y llena de miedo ahora?
Quería irse de allí. Ya se había hecho el chequeo, él la había revisado minutos atrás y le acababa de dar la noticia como si ella hubiese ido a buscarla. Se puso de pie y abandonó la silla sin siquiera mirarlo, necesitaba el aire fresco cuánto antes o sus preguntas podían empeorar.
- Señorita Volkova - la detuvo él cuando llegó a la puerta - mi esposa reaccionó igual cuando se enteró de nuestro primer embarazo.
- ¿Nuestro? - preguntó con sarcasmo volteando a verlo.
- Nuestro, sí. El embarazo es el resultado de una relación íntima, conllevada la mayoría de veces por el amor entre dos personas. La mujer solo lleva el niño dentro de ella por unos meses, pero nosotros estamos allí esa cantidad de tiempo también, para apoyarlas y no hacerlas sentir solas. Solo háblelo con su esposo y todo se verá distinto - terminó él con una sonrisa y ella lo observó de arriba abajo, nada de esos alientos moralistas le importaban ahora.
- No tengo esposo.
- Oh - murmuró el médico antes de aclararse la garganta - en ese caso el niño recibirá el doble amor de su madre. Lo cual es excelente.
- No, no quise decir eso. Usted no entiende, déjelo ya - balbuceó regresando a la puerta.
Elena. La pelirroja pasó por su mente al tomar el picaporte y la respiración volvió a dolerle ¿Cómo se lo diría? Ella no quería hijos, no le gustaban los niños y probablemente eso no iba a cambiar solo por ella.
Se maldijo mentalmente, acababa de romper la relación que con tanta paciencia había formado con ella. Porque Elena iba a despedirle, lo más seguro y no iba a querer saber nada más de ella, mucho menos de el hijo de ambas.
Se mordió los labios y volvió a abrazarse a si misma: era el hijo de ambas, de las dos, de Elena y de ella. El nudo en su garganta que pocas veces experimentó apareció y unas lágrimas se juntaron en sus ojos. Iba a tener un hijo con Elena.
Un niño rubio como ellq o una niña con los ojos verdes de la pelirroja. Con una característica que le recordará a diario que no solo era su madre, sino que Elena tenía su derecho también. Y no iba a negárselo ni ocultárselo por mucho que le doliera o sufriera si a ella no le agradaba cuando se lo dijera.
Así cómo el doctor acababa de confirmárselo a ella y ella era quien comenzaba a sufrir los síntomas, Elena no desconocería el resultado de aquella noche de pasión en que le dijo que sí, era consciente de lo que podía llegar a pasar al no usar protección.
Y estaba pasando.
- Yulia - volvió a retenerla el médico esta vez a su lado, sosteniendo delicadamente su espalda con comprensión - por favor, debes verme o ver a tu médico de confianza más seguido ¿de acuerdo? Todos los cuidados que tenías hacia ti misma ahora se multiplicarán ¿Lo harás?
Alzó su mirada y lo vió, sonriéndole por su dulzura a pesar de que nada de eso lo había tomado bien cuando ingresó. Asintió sin dudas y él acarició su hombro, antes de verla alejarse a lo largo de un pasillo.
- Elena….estoy embarazada. Estoy esperando un hijo tuyo - se golpeó la frente - vamos, Volkova puedes hacerlo mejor - se reclamó a sí misma mientras caminaba a casa - No puedes tirarle la noticia como si nada, Yulia. Esto es delicado y es real.
Avanzó los últimos metros hasta la puerta y apoyó su oreja contra ella al oír las risas desde el interior. Las risas de Viktoria y las de Samir. Las risas de Elena.
Sonrió confundida y abrió, descubriéndolos en el living como si de un sábado a la tarde se tratara. Elena estaba parada sobre la mesa ratona, una locura, pensó, pero tenía a Samir colgado en sus hombros cual costal de harina y lo sacudía sin problemas.
- ¡No, Viktoria! Aún no la lances - le ordenó él y ella buscó a que se refería. La niña estaba en el segundo escalón, con una pequeña pelota de goma en sus manos y moviéndose de un lado a otro intentando buscar una posición más fácil.
- ¿Ahora? - preguntó Viktoria entusiasmada.
- ¡No, aún no! Espera que se canse un poco más.
- Oh, no, no me cansaré niñito - le advirtió Elena sacudiéndolo una vez más y ella apretó los labios. La pelirroja estaba divirtiéndose, como solía hacerlo con ellos pero nunca lo demostraba. Dio un paso en silencio y solo Viktoria notó su presencia pero rápidamente volvió la vista a su destino - Dijimos que había un helado en juego ¿no? Pues te aguantaré el tiempo que sea necesario.
- ¿Ahora, Samir? - insistió la niña.
- Espera - murmuró él intentando llegar a un muslo de Elena con sus brazos - ¡Vamos, Viktoria! - se abrazó a el y el sonido de la respiración agitada de la niña le advirtió el lanzamiento.
Yulia abrió desmesuradamente los ojos cuando la pelota golpeó la entrepierna de la pelirroja y su primera reacción fue caer hacia un costado. Corrió hasta ella y ayudó a Samir a alejarse para asegurarse de que estuviese bien.
- ¡Elena! - la llamó al arrodillarse a su lado.
- Esa niña dejará las pastas - susurró la pelirroja con dificultad y cubriéndose el lugar golpeado. Yulia lanzó una pequeña risa y la ayudó a ponerse de pie.
- Oye, lo siento mucho, Elena - se disculpó Viktoria bajando su mirada; después de todo, llevaban más de una hora jugando y la había golpeado en todos lados pero no era su intención derribarla de esa manera.
- Está bien, Viktoria, fue un accidente ¿si?- masculló la pelirroja ocupando el sillón.
- Te traeré hielo - murmuró la niña antes de correr a la cocina.
- Oye… - comenzó Samir - de igual manera tú caíste, así que perdiste - agregó estirando su brazo y abriendo la palma de su mano - es un helado para mí y otro para Viktoria.
- Samir - le reclamó Yulia sentada junto a Elena.
- No, no, déjalo Yulia. Sabemos de negocios después de todo - susurró la pelirroja quitando unos billetes de su bolsillo y entregándoselos al niño.
- Oye, Viktoria ¡aquí tengo el dinero! - gritó él hacia la cocina mientras caminaba a la puerta.
- ¿Y qué hay de Elena? - preguntó la niña preocupada regresando al living.
- Dámelo - le pidió Yulia estirándose a tomar la bolsa de hielo - yo me encargaré de ella. Vayan por su helado.
Ambas los vieron abrir la puerta y, antes de cerrar, Viktoria se asomó nuevamente a hablarle a Elena.
- Lo siento, de verdad.
- Está bien, cariño… Y no, esta vez no es la costumbre - terminó la pelirroja al ver la cara de sorpresa de la niña y finalmente su sonrisa. Alzó su mano y la niña las saludó antes de cerrar y correr rumbo a su hermano.
- ¿Estás bien? - preguntó Yulia desprendiendo el pantalón de la pelirroja.
- No, duele mucho - susurró Elena alzando sus caderas para bajarlo un poco - realmente esa niña tiene fuerzas.
Yulia sonrió de medio lado y guió con cuidado su brazo a la entrepierna de la pelirroja. Dejó la bolsa y rodó los ojos al oírla quejarse. Acarició uno de sus muslos intentando tranquilizarla y se acercó para besarla, encontrándose a medio camino con la boca desesperada de la pelirroja.
Se separaron segundos después y retuvo la mano de Elena sobre su mejilla, mientras acariciaban sus rostros en un acto que solían repetir cada noche antes de dormir.
- ¿Y la intrusa? - preguntó por lo bajo. Por mucho que le gustara ver a la pelirroja en ropa interior, no iba a darle esa vista a otros también. Elena lanzó un resoplido divertido.
- Salió temprano y aún no ha vuelto…. ¿Cómo te fue con el médico?
Abrió los ojos con violencia y recordó después de todo la realidad que ahora vivía.
¿Pero de esta forma debía decírselo a Elena también? ¿Después de haberla encontrado en esa imagen adorable compartiendo con los niños? No, no lo quería así.
Si a ella le costó entenderlo al oírlo, no podía llegar a imaginar el estado en qué iba a encontrarse Elena. La pelirroja era la más distante en temas sentimentales y eso incluía niños. El hijo que ambas iban a tener.
No merecía tampoco oírlo con hielo en su entrepierna y cuál momento ordinario se trataba. A ella no le gustaría recibir esa noticia así y ella era de las dos la que menos se molestaba por las cosas.
Recostó su frente contra la de Elena y le acarició la mejilla; iba a preparar algo especial, distinto. Una cena, tal vez, algo íntimo entre ellas que sirviera de anestesia antes de otro golpe.
Y luego Elena podía reaccionar de la manera en que quisiera o cómo ella imaginaba; pero iba a decírselo de una manera especial.
- Tengo algo para decirte - le susurró contra sus labios y la pelirroja la besó al instante.
- Te escucho.
- No, no ahora - la detuvo con un dedo en su boca.
- Mañana te vas con Samir ¿cuándo entonces? - cierto, había olvidado ese pequeño detalle y ahora menos que nunca quería viajar. Pero era su hijo el que estaba más entusiasmado y no podía ni iba a fallarle, después de todo solo eran unas 24 horas. O menos.
- Cuando regrese - le aseguró y Elena suspiró algo molesta. Pasó sus brazos por los hombros y la retuvo contra ella, besándola nuevamente y sintiendo sus manos en la espalda.
- El domingo entonces - le recordó la pelirroja y ella sonrió en medio del beso - ¿Yulia?
Se separó apenas pero se mantuvieron enfrentadas. Ella acariciando el rostro de la persona que amaba y Elena tocando su cadera, apenas en un roce cariñoso. Asintió levemente para que continuara y pudo sentir por segunda vez en el día aquella opresión en el pecho.
Con la misma cantidad de palabras. Con tres que estaban cambiando el ritmo de su vida.
- Te quiero demasiado - le dijo Elena con sus ojos fijos en ella.
La pelirroja no esperó y tiró otra vez para besarla.
Había un cambio en el ritmo que ahora marcaba. Más pasional y sentimental como si en medio de un acto sexual estuvieran. Sin embargo no, aún conservaban la ropa y su respiración normal.
Sonrió, eso era signo de que estaba besando a la persona correcta.
- Elena, solo será un día ¡o menos! Quizá ni siquiera 24 horas - ella rodó los ojos y se cruzó de brazos. 24 horas de imaginarse a Yulia con Cezina no ayudaba mucho a que le fuera fácil verla irse.
La morena estaba terminando de preparar su bolso porque debía estar en la terminal de ómnibus en media hora; para organizar a los niños y cada detalle sin olvidar hasta el mínimo.
Y ella sabía que no se lo estaba haciendo fácil, estaba retrasándola, quizás, pero lo consideraba un estúpido torneo. No tenía obligación alguna de ir.
- El domingo estaremos esperándolos con Viktoria e iremos por ustedes. Me avisas cuando llegues ¿está bien?
- Si, Elena. Nada se saldrá de nuestro orden ¿de acuerdo? Verás que las horas pasaran rápido y… ¿y tú por qué estás planteándote así? - preguntó Yulia al notar su seriedad desde que se habían levantado.
- Es Cezina, Yulia. No es de nuestra confianza y que vayas con ella realmente puede alterar las cosas.
- Tú te quedarás con Dasha - replicó la morena lanzando una última camiseta a la cama.
- No me refiero a eso - aseguró llegando a Yulia y tomándola del brazo para que la viera - hablo de Cezina en cuánto a negocio se trata.
- Oh…bueno, puedes averiguar más ahora con ella fuera de su casa ¿no crees? Pudimos entrar a un banco, puedes entrar a su casa ahora.
- No haré eso - murmuró rodeándole la cintura y pegándola a ella - pero regresando a eso de tú con ella y yo con la intrusa…mantente alejada de Cezina.
- Lo mismo digo - la apuntó Yulia en amenaza y ella imitó una mordida en su dedo antes de hacerlo realmente - Voy a extrañarte - agregó y le sonrió al abrazarla.
Ella también. Era ella la que estaba pidiéndole indirectamente que no se fuera porque iba a extrañarla.
- ¿Cómo sigue tu amiguito? - le preguntó la morena al separarse y rozando su entrepierna. Elena apretó sus dientes.
- Aún algo mal…pero creo que le hace falta unas caricias. De tu parte.
- No te pases - fingió seriedad Yulia.
- Estoy hablándote en serio - aseguró ella tomando una mano de la morena y guiándola a su pantalón - No aprietes que duele - susurró cuando Yulia hizo el intento.
- ¿Y cómo sé que realmente esto es lo que le hace falta?
- ¿Es que no lo ves? Le agradas y tú a el - suspiró ella cuando Yulia comenzó a masajear su miembro por sobre su pantalón. La morena se escondió en su cuello, acariciándolo con su nariz y ella le rodeó la cintura, obligándola a caminar hacia atrás hasta golpear la cama.
Cayeron sobre el colchón y Elena acomodó sus manos más arriba de los hombros de Yulia, a cada lado y para aligerarle su peso. Se movió una vez contra su cadera y agachó su rostro para besarla.
Podía sentir las caricias de la morena aumentar y con eso el tamaño de su miembro. Entendió allí por qué la deseaba de esa manera y por qué. Porque la amaba, porque se había enamorado de ella y así se lo hacía saber su cuerpo al reaccionar a ella.
La morena las volteó y se sentó sobre ella, privilegiándola de esa vista: el sol de la mañana que ingresaba por la ventana, golpeaba directo su espalda y la hacía brillar más que nunca. Yulia se meció una vez y el dolor del golpe anterior regresó.
- Lo siento - susurró la morena con picardía al arrastrase sobre ella y arrodillarse en el piso. La oyó y sintió abrir su pantalón y azotó su cabeza contra el colchón cuando separó sus rodillas. Se supone que la molestia no debería dejar que su pene reaccionara así, en un bulto duramente apretado bajo su ropa.
- ¿Qué haces? - le preguntó bajando su vista a verla. Yulia se estiró y le dejó un beso sobre su ropa interior, a lo largo de su miembro y dibujó un camino de ida y vuelta.
Seis besos contó o eso le permitió contar su raciocinio. Empuñó las manos sobre las frazadas, haciéndole notar su desesperación y que seguramente se quedaría en eso. Un poco de frustración porque no contaban con el tiempo a su favor.
- Para que no te duela durante las horas que estaré fuera - terminó la morena palmeando su entrepierna y prendiéndole nuevamente el pantalón - ¿Me acompañas a la puerta? - le preguntó con una sonrisa burlona y ella se tapó el rostro con ambas manos, ahogando un grito al oír a Samir también apresurarlas desde el living.
Hizo un conteo y se echó un poco de aire para bajar su excitación. Lanzó un suspiro cuando lo logró y abandonó la cama.
Se puso de pie y tomó el bolso, caminando tras la morena que avanzaba sin prisa.
- Yul - le dijo mientras bajaban las escaleras.
- ¿Si?
- Cuídate ¿si? Y cuida a Samir - le pidió cuando llegaron a la puerta.
- Lo haré. Y tú cuídate y cuida a Viktoria. Y no la dejes dormir tanto - agregó al notar que la niña no estaba cerca porque aún estaba en su cama.
- Lo haré - repitió Elena abandonando la casa y siguiéndola a la vereda, donde un autobús los llevaría a la terminal - Adiós, hijo cuídate - saludó a Samir al abrazarlo y retenerlo unos segundos contra ella.
- ¡Hasta mañana, mamá! - lo oyó mientras subía al transporte con total alegría y de inmediato se acomodaba al final junto a otros niños.
Yulia subió el primer escalón y volteó a verla, sosteniéndose del barandal y sonriéndole una vez más.
- Hasta mañana, Elena - le dijo y ella se acercó para besarla otra vez. Una mano en la mejilla de la morena y una de la morena en su cintura le dieron el impulso necesario para soltarla de a poco y saludarla de otra manera. De aquella manera que nunca había hecho.
- Hasta mañana, mi amor.
La siguió con su vista hasta verla acomodarse en el primer lugar, sobre la ventanilla que daba directo a ella. Un último saludo y finalmente el transporte se puso en marcha.
Los vió alejarse y, cuando desaparecieron tras una esquina, comenzó a sentir el vacío que la partida momentánea de ambos le generó.
Se sentía raro y totalmente distinto a cada día cuando se levantaban y el ómnibus se llevaba a los niños al colegio. Porque regresarían en unas horas y en el mismo día.
Se sentía más raro porque Yulia nunca se ausentaba tanto tiempo durante el día. Y no tenía miedo en reconocer que iba a hacerle falta e iba a extrañarla. Sobre todo esa noche, cuando no tuviera más que la almohada para abrazar y no el calor de la morena.
Sacudió la cabeza y trató de recordar las palabras de Yulia: solo serían 24 horas. O menos. Forzó una sonrisa y regresó a la casa, Viktoria había quedado a su cuidado y compañía después de todo.
Regla número 6 de su trabajo: a nada te aferres porque nada conservarás.
18: 15. Yulia sonrió y corrió al oír sonar su celular. Era un mensaje de Elena, cómo lo había imaginado y mientras respondía no podía parar de mirar la fotografía de la pelirroja adherida a un costado.
"¿Lo ves? Dormiremos y mañana bien temprano estaremos de regreso" le respondió y dejó el móvil a un lado. Estaba en el cuarto del hotel y se arrojó contra la cama: habían ganado cómodamente el primer partido y todo era felicidad para los niños. Sobre todo para Samir y no podía negar que eso la llenaba de felicidad a ella.
Su celular volvió a moverse y estaba por tomarlo cuando alguien golpeó la puerta. Extrañada, caminó hacia ella y abrió con rapidez pensando que Samir o alguno de los niños podía llegar a necesitarla.
Sin embargo no. Una tímida Cezina se alejaba de la pared y se detenía frente a ella.
- Buenas noches, Yulia - la saludó y ella hizo lo mismo por lo bajo, no esperaba su presencia luego de que apenas se cruzaron desde la mañana - Los niños estarán en la parte de juegos, festejando su triunfo.
- Sí, lo sé. Tienen permiso por una hora.
- Me preguntaba entonces… ¿aceptarías si te invito a tomar algo? - alzó las cejas. Eso la tomó por sorpresa y, aunque afuera la noche era agradable, prefería aún más quedarse encerrada, hablando con Elena hasta que cualquiera de las dos se durmiera primera.
- En realidad, estaba por ducharme y acostarme.
- Por favor, Yulia - se acercó Cezina y la morena dio un paso atrás, notando como cerraba la puerta al pasar - Si quieres tomamos algo aquí ¿qué dices?
Estás loco bro @corderito_agron
Nos leemos este finde .. diviertanse
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Edad : 22
Localización : Buenos Aires
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Vamos yulita, tu puedes... Se que Lenita no te va a sacar de su vida porque te ama y tal vez le caiga como valde de gua fria pero te ama y Cadera por favor mata a Cezina, gracias
soy_yulia_volkova- Mensajes : 234
Fecha de inscripción : 06/03/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Estoy emocionada qué van a tener un hijo 🥰🥰🥰 yo creo que Lena estará muy feliz de las 2 Lena para mi es la más enamorada y hasta lo demuestra más. Espero Julia se lo diga muy pronto. Saludos cariño mio
Fati20- Mensajes : 1370
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Edad : 32
Localización : Venezuela
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
El deber de yulia es decirle a Lena que será madre. Ambas se quieren no se estresen hahsha
Corderito_Agron- Mensajes : 305
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Que buen capitulo y Cezina no pierde oportunidad con Yulia, espero y que no allá complicaciones con Elena cuando se entere y yulita pueda decirle lo que paso
LeaAgronsky- Mensajes : 144
Fecha de inscripción : 08/01/2024
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
La verdad el embarazo se veía venir, lo que es lindo es ver cómo se ha desarrollado la relación de los 4 y no solo de Yulia y Elena, un bebé complicaría el trabajo pero es una decisión que te lleva a otra etapa de la vida y la verdad me encanta hasta ahora. También espero que Yulia se cuide de Cezina y vaya todo bien con Elena.
Veroska- Mensajes : 107
Fecha de inscripción : 18/02/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Esperemos que Cezina no se pase de la raya con Yulia porque tiene una obsesión que ni vean
Patricia Armstrong- Mensajes : 52
Fecha de inscripción : 22/05/2024
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
La familia crece y Cezina nada que desaparece que mujer tan inoportuna
LenaVolkova66- Mensajes : 216
Fecha de inscripción : 16/04/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Pense q ivan sería el más despresiable de la historia pero Cezina de llevó el premio mayor llevándose todo mi odios
Volkatin_420- Mensajes : 235
Fecha de inscripción : 13/03/2023
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XXVII: "Para eso te pago"
Yulia la miró. No es como que no quisiera tomar algo o despejarse después de horas de viaje y trabajo bajo el sol como entrenadora, pero no quería en compañía de ella. Elena se lo había pedido y no tenía interés en contrariarla ni deseo propio de hacerlo.
Se detuvo con brusquedad y estiró su brazo, acomodando su mano en el hombro de Cezina y deteniéndola ante su avance. Había cerrado la puerta y por un instante había visto el brillo de su mirada de otra manera. Más oscuro y temeroso. Y no quería que continuara igual.
- De verdad, Cezina - insistió - estoy cansada, solo quiero ducharme y acostarme.
- Bueno esto es… un poco molesto, Yulia - se irguió la rubia y ella entrecerró los ojos - No me mires de esa forma, tú me invitaste días atrás a esto. Querías que aceptara una invitación a esa inexistente tarde de té o que yo te invitara a algo. Bueno, estoy haciéndolo - apretó los labios y bajó lentamente su brazo. Tenía razón, eso había hecho. Pero las cosas eran distintas ahora, ya no quería coquetear con ella para obtener algo ni invitarla o recibir alguna invitación de algo. La quería lejos en ese momento y solo quería volver a la cama.
Observó por sobre su hombro nuevamente el movimiento de su celular y regresó su vista a Cezina. Tal vez solo bebían algo rápido, una copa cada una y hasta fingiría estar ebria si de volver a su cuarto se trataba.
Sí, eso haría. Le regalaría solo unos minutos, tal vez ni siquiera una hora y le aclararía finalmente que no podía volver a repetirse este tipo de encuentros. Todo sería rápido, fácil y volvería a su conversación por mensajes con Elena; incluso la llamaría antes de dormirse.
- Compré un vino europeo, demasiado caro - murmuró Cezina y ella lanzó un suspiró resignado. No podía además dejarle ese gasto como si nada.
- Espérame aquí - le dijo y regresó a la mesa de luz. Tomó el celular y le envío un último mensaje a Elena. Esperó con el móvil en mano casi con desesperación una respuesta pero no la obtuvo. Resignada, lo guardó bajo la almohada y buscó su chaqueta, antes de dejar el cuarto y caminar con Cezina detrás.
"Bajaré a tomar algo y luego te llamo ¿de acuerdo?" No, no estaba de acuerdo.
Lena se arrastró en el sillón y dejó el celular sobre su abdomen. No podría tardarse tanto Yulia en una bebida. Una limonada, tal vez o aquellas aguas con gas que tanto le gustaban.
Regresó la pantalla del móvil a su vista y observó la hora: 18: 26. No seas tan idiota, se reclamó a si misma y se puso de pie, dejando el aparato sobre la mesa ratona para caminar a la cocina. También buscaría algo para beber y esperar el llamado de la morena.
¿Por qué no pudo llevar su móvil con ella? Abrió la heladera y echó un vistazo hacia atrás, al living y agitó la cabeza al ver el teléfono en la misma posición que lo había dejado. Se sentía asqueroso esto de extrañar a alguien pero se trataba de Yulia. La amaba y extrañarla era parte de ese amor que le tenía.
Se sirvió un vaso de agua y le dio un sorbo observando hacia afuera, por la pequeña ventana y contra la mesada. No había rastros de vecinos y su manzana se oía tranquila, sin ni siquiera cantos de pájaros.
Bebió un poco más y dejó el vaso sobre el frio mármol, acariciando su círculo superior un momento y tratando de no pensar en el tiempo. Sin embargo, por cada vez que su dedo pasaba en el orificio, más lento oía las agujas del reloj avanzar por lo que se separó con brusquedad e intentó volver al sillón.
- ¿Extrañando a tu esposa? - Dasha apareció bajo el marco de la puerta y detuvo su andar. Por supuesto que la extrañaba, qué clase de pregunta era esa. Pero decidió ignorarla y pasó a su lado, arrojándose de espalda al sillón luego de tomar su celular - Debe ser feo ¿o me equivoco?
- ¿De qué hablas? - le preguntó sin mirarla pero notando que se acercaba a ella.
- Saber que la persona que te gusta está a cientos de kilómetros de ti. Muy lejos de ti - comenzó la chica, acomodando sus manos sobre el apoyabrazos - y no está sola. Está acompañada de una persona que se siente atraída por ella. Están solas. Las dos. Y juntas.
- ¿A dónde quieres llegar? - murmuró Elena quitando su pie cuando la muchacha intentó tocarlo.
- A nada. Solo te decía que debía sentirse feo ¿no? Estás esperando que te llame y quizás, solo quizás, ellas están ocupadas haciendo solo ellas sabrán qué cosa.
- ¿Ya haz armado tus maletas? - le preguntó Lena con notables intenciones de fastidiarla - el martes te largas de aquí. O quizás antes - Dasha la observó unos segundos, intentando ocultar su molestia y se acomodó el largo de su cabello hacia un lado mientras rodeaba el sillón.
- Leí en tu historial que eres intersexual - susurró sobre el respaldar y estirando su brazo. Elena apretó su muñeca al ver dónde se dirigía y la alejó con violencia, poniéndose de pie para llegar a ella.
- Ni se te ocurra faltarme al respeto, niña estúpida. Y no vuelvas a hablar de Yulia - la amenazó entre dientes y giró sobre sus talones para caminar a las escaleras.
- Pues mientras tú estás aquí, defendiéndola, ojalá allá ¡dónde demonios sea que estén!, esté teniendo sexo con alguien y te mueras en tu ego.
- Púdrete y lárgate de aquí - le dijo observándola de reojo y cerrando con un portazo al ingresar a su habitación.
Se quedó mirando el temblor del picaporte y quiso darle una patada pero se contuvo aún con su pierna a medio alzar.
Giró con furia y ahogó un grito al ver un movimiento en su cama.
- ¡Viktoria, carajo! ¿Pero qué demonios haces aquí?
- Esperándote. Quiero que salgamos a cenar.
- No, no estoy de humor para eso. Ve a tu cuarto, quiero dormir.
- Entonces llévame al cine o por un helado, no sé ¡pero estoy aburrida! - exclamó la niña abriendo sus brazos y ella echó su cabeza hacia atrás. No había un solo momento en que no estuviese aburrida.
- ¿No entiendes las cosas, Viktoria? No estoy de humor, me duele la cabeza y además estoy esperando un llamado.
- ¿De quién? - Elena alzó las cejas, no iba haber un solo día en que esa niña no la fastidiara.
- No seas chismosa. Un llamado importante.
- Pero dijiste que querías dormir ¿Dormirás o hablarás por teléfono? - Quería gritar. Pero empuñó su mano y se mordió el dedo índice con total frustración.
- Dormiré luego de hablar por teléfono ¿puedes solo callarte unas horas?
- Yulia te dejó a mi cuidado, así que me llevarás a comer como toda buena madre - le ordenó Viktoria dejando la cama y pasando a su lado. Sin embargo la detuvo y se inclinó a su altura, intentando recordar la frase exacta que la niña había dicho.
- ¿No será que Yulia te dejó a mí cuidado?
- No - aseguró la pequeña rubia negando con su cabeza - yo debo cuidarte a ti. De Dasha y de…bueno solo de Dasha porque tu mal humor no genera alguna atracción por otras personas. No aprovechas tu belleza, Elena, eres medio tonta.
- Cierra la boca - la calló cual director de orquesta al terminar la función - Eso quiere decir que Yulia te pidió que….
- ¡Ay, sí, Elena! - rodó los ojos la niña - entiendo que te guste Yulia pero no eres una adolescente ni yo tu mejor amiga así que no te repetiré lo que quieres escuchar una y otra vez. Vámonos.
Oyó la puerta abrirse tras ella y giró sobre la rodilla que se sostenía, observando la llegada de Viktoria a su cuarto. Sonrió con rareza y ladeó la cabeza al verla salir con una chaqueta segundos después.
Rodó los ojos cuando le hizo una seña sobre su muñeca, que se les hacía tarde y se puso de pie, guardando su celular en un bolsillo y siguiéndole los pasos.
- Oye Viktoria - la llamó mientras bajaban las escaleras - soy una buena madre ¿cierto? Le contarás esto a Yulia ¿verdad?
- Ni lo Svetlanañes, Elena - le respondió la niña abriendo la puerta principal - pero sí…eres una buena madre - agregó mientras subía al auto y ella sonrió, antes de llegar a su lugar y esperar por más indicaciones.
Yulia se detuvo frente a la puerta 115 y notó que la misma estaba unos pasillos más lejos que la de ella y de los niños. Pero trató de restarle importancia en ese momento.
Vió un brazo pasar frente a sus ojos y Cezina empujó la puerta, cediéndole el paso primera. Volteó a verla y le sonrió forzadamente en agradecimiento, antes de avanzar y escuchar que cerraba.
- Es una habitación… un poco más grande - murmuró observando a su alrededor e intentó no escandalizarse al oír el pestillo. Y luego las dos pasadas de llaves para total seguridad. Solo tomarían una copa, se recordó, no había necesidad de aquello si en unos diez minutos acabarían y ella volvería a su cuarto.
- Traeré las copas - le dijo Cezina y ella asintió al verla perderse tras una barra, fuera de su vista y lo que dedujo era una cocina. Así que no, eso no era una habitación cualquiera. Se trataba de una suite y no entendía por qué Cezina pagó por ella. Solo dormiría allí. Igual que ella, igual que los niños y al día siguiente se marcharían.
Caminó unos pasos y la voz de la rubia la detuvo cuando quiso llegar a lo que realmente era la habitación. Regresó, le sonrió con incomodidad y se sentó en uno de los sillones, sintiendo como ella se acomodaba a su lado también.
Era una copa grande, pensó Yulia al tomarla y la llevó a su nariz, degustando el dulce sabor de un fino vino tinto. La vió beber con placer y ella se humedeció los labios, antes de darle el primer sorbo.
- Le darás un premio especial a tu hijo por el brillante partido de hoy ¿verdad? - le preguntó Cezina y ella asintió, tragando aquel exquisito zumo que le generó un amargo gusto momentáneo.
- Lo habíamos conversado con Elena y así sería - Lena, pensó a tan solo nombrarla. Regresó la copa a su boca y bebió varios sorbos seguidos; cuanto antes la acabara, antes regresaría a su cuarto y volvería a hablar con la pelirroja.
- Nunca te lo he preguntado pero….la amas ¿cierto?
- La amo - aseguró sin dudas y con sus ojos sobre ella. Eso también quería hacer, dejarle en claro a Cezina que amaba solo a Elena y aquel intento inútil de querer coquetearle fue eso, un intento inútil porque no volvería repetirse - es la esposa más maravillosa que alguien pudiese tener - agregó y notó como algo de mareo subió a su cabeza en un vaivén de calor.
Quiso beber un poco más, solo le quedaban unos tragos, pero Cezina la detuvo y ella la observó. Notó entonces que tenía ganas de vomitar. Tapó su boca y alzó su cabeza, arrojándose contra el sillón y mirando el techo.
Había sido suficiente. Ya le había regalado minutos a Cezina y no quería perder ni uno más. Se enderezó y quiso dejar la copa sobre la mesa pero terminó cayendo, en un seco y ensordecedor sonido de cientos pequeños trozos romperse.
- Oh, lo siento, lo siento - se puso de pie y un nuevo mareo la sacudió. Sintió un par de brazos rodearle la cintura y finalmente lo notó todo alrededor: su vista se veía borrosa y sus manos estaban perdiendo fuerza. Fuerza que intentaba expulsar para alejar a Cezina cuando la sujetó con fuerzas y comenzó a arrastrarla.
No entendía qué estaba sucediendo, por qué lo hacía y a cada paso que la llevaba las luces se volvían menos claras.
Estiró uno de sus brazos y una de sus uñas se rompió al arañar la pared. Apretó los dientes pero no sintió el dolor ni vió algún rastro de sangre.
Quiso decirle algo, pedirle que la soltara y salir de allí pero la voz no le salía, no encontraba manera de alzar sus manos y quitarla y más dificultoso sería salir de allí por mucho que lo planeara.
Finalmente se detuvo. Cezina se detuvo cuando la ingresó a la habitación y vidriosamente distinguió una cama en medio del lugar ¿Qué se suponía que iba a pasar? No podía obligarla a tener sexo, no iba a permitirlo y no había forma de que lo lograra tampoco.
Sintió su cintura libre nuevamente y oyó un sonido; un cajón abriéndose y Cezina regresó frente a ella. Parpadeó varias veces y algo de su vista cedió en mejoría para ver que sostenía. Tenía un brazo levantado y algo colgaba de su mano. Un cable, eso distinguió.
Desvió su mirada y sobre una silla había algo más que no conocía de memoria pero pudo reconocerlo. Apretó los ojos y se maldijo mentalmente.
Cezina las había descubierto.
- ¿Creyeron que no iba a notarlo? - le preguntó entre dientes y sacudiendo su mano - Entraron a mi casa ¡tú entraste! - la señaló mientras caminaba alrededor de la silla que sostenía la cámara de seguridad y el micrófono que habían conectado con Samir semanas atrás - ¿y qué pensaron? ¿Qué iban a descubrir algo importante? ¿Son una familia de estafadores? ¿Eso son?
- Cezina no, puedo explicarte…..
- ¡No vas a explicarme nada! - la interrumpió y ella retrocedió unos pasos. Necesitaba a Elena más que nunca. Podía sentir como algo malo iba a pasar y esta vez no estaba sola; el hijo de ambas crecía en su interior y necesitaban a la pelirroja cuánto antes - Lo que vas a hacerme ahora, es un favor - su aliento le golpeó el rostro y nuevamente toda su vista se volvió a nublar - Las quiero fuera de Anapa porque no van a arruinar mi trabajo. No llevo tiempo encerrada allí dentro para que ustedes lleguen y me lo arrebaten.
Cezina tomó su mano y la jaló con violencia. Sus pies se arrastraron tras ella y pudo sentir el borde de la cama contra sus muslos. La arrojó, sin cuidado y su cuerpo dio un leve rebote que se detuvo cuando se acomodó sobre ella.
Ni siquiera pudo levantar un dedo, no encontraba manera de poder alejarla y Cezina estaba disfrutándolo. Había planeado todo esto quizás más tiempo del que ellas creyeron las ayudaría aquella cámara.
Sintió el aire golpear sus costillas cuando Cezina alzó su camisa y luego quitarla por su cabeza. Cerró los ojos y las caricias de Elena, cuando terminaba de hacerle el amor, llegaron a su pensamiento. Y su sonrisa, sus susurros cuando le hablaba al oído luego de cada noche de pasión.
- Elena - balbuceó y de repente una luz blanca la obligó a abrir los ojos. Cezina estaba aún sobre ella y sonriéndole con triunfo.
- Tranquila - le dijo acariciando su rostro - solo serán unas fotos que molestarán un poco a tu esposa - continuó y se estiró hasta dejarle un beso en la mejilla. Sonoro y largo como Elena solía darle al notarla enfadada - si no fuera porque tenemos poco tiempo, te haría mía las veces que quisiera.
Sintió como su pantalón se deslizó por sus piernas y como un nuevo flash invadió la habitación. Había una cámara, cerca pero que no podía descubrir, que evidenciaría todo lo que pasaría allí dentro.
Cezina la volteó y la acomodó boca abajo, cubriéndola con una sábana y dejando sus brazos y piernas desnudas al descubierto. La sintió acostarse a su lado y tomar su brazo, obligándola a que pasara por su hombro en un abrazo que quería romper si tuviese las fuerzas necesarias.
- Llevo años planeado este golpe - susurró Cezina mientras la cambiaba de posición - y ustedes no lo van a arruinar ¿me estás oyendo, Yulia? - Sí, la oía pero comenzaría a rememorar la voz de Elena para ahuyentar la de ella. La ronca y pesada armoniosa voz de Elena que tantas cosas generaba en ella. El sonido de su voz al despertar, cuando solía darle órdenes o cuando le pedía en su oído que gimiera más bajo porque los niños la podían oír. Sí, la voz de Lena, la mujer que amaba, sonaba mucho mejor que la asquerosa voz de Cezina teniendo el control de la situación - cuando tu estúpida esposa vea estas fotos te dejará, óyelo bien, Yulia, te dejará y se irá de aquí. Y tú sola no seguirás con el negocio ¿cierto? Volveré a tener el control de todo y los millones de Svetlana Sidorova serán míos.
Podía quedarse con ellos si eso quería. Ella solo quería quedarse con Elena y los niños. Con la familia que habían formado y con el nuevo bebé que venía en camino.
Pero Cezina tenía razón en algo y mordió la almohada para no llorar: Elena la dejaría ¿Cómo iba a explicarle estas fotos? Cuando la viera desnuda en una cama que no era la que usaban cada noche y con alguien que no era ella.
Cezina la giró, con la mirada al techo y la sintió recostarse en su pecho. Cuánto daría por estar de esa manera con Elena. Con su mentón en el pecho de la ojiverde y hablando de cosas sin sentido. O solo mirándose. Pero desnuda y mirando a Elena.
- Robaron el banco de mi padre. Ladrón que roba ladrón tiene cien años de perdón ¿cierto, Yulia? - con total esfuerzo volteó a verla y su sonrisa aún no se borraba - el banco de mi padre también es un fraude. Como ustedes, como yo. Todos somos parte del mismo negocio y ahora compartimos el objetivo. Oh pero ustedes son una novatas ¿Creyeron que le robarían a Sidorova en cuestión de meses? A su sobrino sí porque es un imbécil pero a ella no. Mi padre tardó años en ganarse su confianza y a mí me costó lo mismo ¿se creían especiales?
Apartó su vista hacia el lado contrario y dejó caer unas lágrimas. Por supuesto que eran especiales. Elena al entrar a su vida y los niños al mejorarla. Aquello que empezó como un contrato terminó siendo la mejor mentira de su vida.
Y Cezina aún confiaba en aquello. Desconocía la falsedad de esa familia para el afuera pero la había reconocido como una estafadora. Debería haberse anticipado luego de descubrir sus fotos en su móvil o su número de teléfono.
Pero no, ahora ya había pasado tiempo y lo que iba pasar continuaría cambiando las cosas.
Observó las cortinas cerradas, notó la luz apagada y segundos después el calor insoportable de Cezina alejarse y abandonar la cama.
- Ahora solo usaré tu celular para crear una pequeña conversación entre nosotras.
Quiso levantarse, vestirse e ir por Samir. Pero nuevamente cayó sobre el colchón derrotada y cuando la oyó dejar la habitación, cerró los ojos. Sabía que iba a dormirse, conocía este tipo de droga que solían poner en las bebidas y, luego del cansancio y la falta de fuerzas, llegaba el sueño.
Empuñó una mano en la sábana y, aunque el pecho le doliera, comenzó a llorar porque aquellas 24 horas que había advertido a Elena, finalmente se salió de su orden.
- ¿Entonces le pedirás que sea tu novia? - Elena sonrió. Habían cenado, habían ido al cine y luego por un helado pero las preguntas de Viktoria no cesaban.
- Sí, lo haré - le aseguró al detener el auto frente a su casa y fruncir las cejas al ver su vereda.
- ¿Ese es Samir? - preguntó la niña y de inmediato se quitaron el cinturón de seguridad. El niño estaba en la puerta de casa junto a otros niños y conversando animadamente.
- ¡Samir! - lo llamó Lena tras dejar el coche y correr hacia él - ¡Cariño! Regresaron antes - le dijo al abrazarlo y recibir el mismo afecto de su parte. No podía creer que estaba sujetándolo sin necesidad de recibir algún fondo monetario por el acto, lo abrazaba porque se sentía cómoda y creía debía protegerlo. Estaba haciéndolo porqué así lo deseaba.
- ¡Mamá, ganamos! - alzó él los brazos completamente feliz y Elena escondió una risa. La felicidad de ellos solía traspasarse a ella - Terminamos a las seis pero Cezina dijo que no teníamos ómnibus mañana, así que nos regresamos antes.
La ojiverde observó su reloj de pulsera, era casi medianoche pero según Yulia habían tardado 3 horas en el viaje de ida. Eso quería decir que salieron de regreso apenas terminó el partido o una hora después. Pero ninguna de las dos tenía sentido; no con los últimos mensajes que se había enviado con la morena.
Sacudió la cabeza y dejó esa duda para más tarde.
- ¡Felicitaciones, hijo! - exclamó revolviendo su cabello y sonriendo al ver el abrazo que Viktoria le daba a su hermano luego - ¿Y mamá?
- En su cuarto - respondió él alzando sus hombros - no se sintió muy bien durante el camino - Elena asintió, no quería parecer desesperada pero moría por correr e ir a verla. Terminaron siendo un poco más de 12 horas sin tenerla cerca pero se hicieron más. En su mente eran muchas más.
- ¿Y qué hacen? - les preguntó a los niños.
- Preparando estrategias para el próximo partido - respondieron todos casi a coro.
- Pero ya es tarde, hijo - les recordó Elena - ¿a qué hora vendrán a buscarlos?
- En un momento. Mamá solo serán unos minutos, entraré enseguida ¿si?b- le pidió él y Elena asintió, pasando a su lado y ordenándole que solo cinco minutos más.
Viktoria se quedó con ellos así que aprovechó de subir las escaleras con rapidez y sin vergüenza a ser vista.
Llegó a la puerta de su cuarto y tomó el picaporte, asomando su cabeza casi en silencio y derritiéndose al ver a Yulia dormida sobre la cama. Estaba calmada, tranquila y acostada en su lado. El que ella ocupaba y no el de la morena cada noche.
Rodeó la cama y se detuvo tras ella. Sonrió, tenía el celular en la mano y ella aprovechó para quitar el suyo del bolsillo. Se extrañó de no ver la supuesta llamada que iba a hacerle pero no se inmutó, la tenía frente a sus ojos después de todo y era mucho mejor a oírla por un pequeño parlante.
Se inclinó y tomó el móvil para que estuviese sin incomodidad. Lo dejó sobre la mesa a un lado y regresó a la morena, acostándose tras ella y abrazándola para respirar su olor. Le dejó un fuerte beso en el cuello y la llamó por lo bajo, quería que despertara, decirle que la había extrañado y sobre todo hablar con ella de aquello que había hablado con Viktoria: le preguntaría a Yulia si quería salir con ella, ser su novia y entablar una relación seria, distinta. Más íntima y formal.
El celular de la morena vibró y volvió a llamarla pero no abrió los ojos. Frente a un nuevo mensaje insistente se estiró a tomarlo y lo apagaría. Si ella no la despertaba, ese aparato mucho menos.
Iba a guardarlo, no tenía intenciones ni razones para mantenerlo con ella pero el nombre de Cezina apareció con una luz titilante y se sentó, observando de reojo si Yulia despertaba. Le pareció raro ¿por qué Cezina debía molestar a esas horas si se habían visto desde la mañana?
No pudo evitarlo y deslizó la pantalla, descubriendo una conversación entre ambas desde las 19, la supuesta hora en que Yulia la llamaría pero nunca lo hizo. Ni volvió a enviarle otro mensaje. Entendía que quizás el viaje de regreso había salido de imprevisto y se ocupó en ello ¿pero por qué hablaría sí con Cezina y no con ella?
Habían intercambiado mensajes. Cezina le había enviado algunos y Yulia se los había respondido sin espera. Pudo sentir algo de frío azotar su espalda a medida que bajaba su dedo y encontraba otros más.
- Qué demonios…. - susurró cuando algunas imágenes suprimieron las palabras y se las habían enviado ambas.
Se quedó estática, con su muñeca temblando y sus ojos llenos de agua. Eran fotografías. Yulia y Cezina en una cama, desnudas y abrazadas disfrutando el momento.
Deslizó un poco más y, por las tomas, algunas las habían hecho ellas mismas.
"No pienso olvidarme de esto" era un mensaje claro de Cezina acompañado de más fotografías.
"Hablaré con Elena y entenderá que las cosas han cambiado" - era la respuesta precisa y sin dudas de Yulia.
Quiso golpear el aparato contra la mesa o arrojarlo por la ventana. Pero eso no borraría nada.
Se puso de pie y le dedicó una mirada a Yulia. Sí, acababa de entender que las cosas ya estaban cambiando.
4: 12 a.m y Elena encendió la lámpara del living. Yulia se tomó el pecho del susto que le generó y estaba caminando hacia ella cuando notó la ausencia de Dasha en el sillón.
- Ya no está aquí - se le anticipó ella y su voz salió tan ronca como pesada y contundente. La vió asentir y no despegó sus ojos de ella. No parpadeó, no intranquilizó su respiración ni la llamó pero la morena se acercó.
Le dejó un beso en los labios que no respondió y ni siquiera cerró los ojos. Solo la siguió en todo momento con la vista y estaba esperando porque se alejara otra vez. La quería lejos, no la quería invadiendo su espacio personal ni tan cerca hasta que sus cuerpos pudieran rozarse.
No la necesitaba en ese momento.
- ¿Estás bien? - le preguntó Yulia y ella se puso de pie, tomando un vaso de whisky de la mesa ratona y bebiéndolo todo de un sorbo - Elena ¿qué haces? Tú no tomas de esa manera.
- ¿Qué tal el viaje? - le preguntó en cambio con burla y sirviéndose un poco más.
- Bien, agotador… ¿por qué no estabas en la cama? - lo bebió nuevamente de una vez y sintió su cabeza ser golpeada. Infló sus mejillas y lanzó el aire acumulado antes de caminar hacia ella.
- ¿En cuál de las dos?
- ¿Disculpa?
- ¿Por qué no estaba en la cama de arriba? ¿O en la de la habitación que tuviste sexo con Cezina? - incluso la garganta le ardió más al decir esas palabras pero no iba a darle vueltas al asunto. No solía hacerlo ni mucho menos permitir que se burlaran de ella, y Yulia no iba a ser la excepción. Tampoco quería que le aclarara nada, no había qué aclarar cuando aquellas fotografías hablaban por si solas y no iba a darle la libertad de que inventara una excusa.
- Elena… Elena eso no es así y quería decírtelo….
- No tienes qué - la interrumpió ella y el labio inferior titubeando de la morena le apretó el pecho. Quería abrazarla. La había extrañado, había esperado sus mensajes, su llamada y a cambio recibió un puñetazo en el estómago. O en la cara, porque verlo todo por si misma era un golpe directo a su mandíbula. Incluso cientos de golpes físicos dolerían menos que lo que estaba por pasar.
- No, sí, Elena, quiero….
- ¡No, no! ¡No quiero nada de tus estúpidas explicaciones! - volvió a cortarla, arrojando su vaso a un costado y estrellándolo contra la pared. Se acercó a Yulia y enredó una mano en su cabello, atrayéndola hacia ella y golpeándola contra su pecho. La amaba, cuánto la amaba y ahora iba odiarla. Odiarse a sí misma por permitirse ser tan débil y con tanta facilidad con ella - ¿Para esto querías que te eligiera? ¿Esto era de lo que querías hablarme al regresar? ¿Qué te acostabas con Cezina? Pues espero que te lo haya hecho bien y lo hayas disfrutado.
- No digas eso - sollozó la morena y ella mordió su mejilla internamente. No iba a llorar frente a ella, no si ella era la causante de ese llanto - Lo de Cezina fue….
- Me importa una mierda lo que fue, Yulia- le susurró con aquella altanería con que solía tratarla al inicio. Como la distancia de una jefa y una empleada - ¿Ves ese vaso roto? - le señaló la esquina y los trozos de vidrio esparcidos en distintos lados. Ni siquiera le dió tiempo de asentir, la regresó contra sus ojos y alzó su mentón con notoria superioridad - pues acomoda ese desorden que para eso te pago.
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RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Cap. XXVIII: "Viktoria"
10 horas y 48 minutos llevaba Elena encerrada en su cuarto y Yulia se preguntó hasta dónde llegaría aquello. Debían hablar, ella quería contarle cosas y no iba a hacerlo con una puerta por medio.
No había dormido en toda la noche y ahora eran pasadas las dos de la tarde. La cabeza le dolía, había llorado en la madrugada y la silla, que ahora ocupaba Samir, no fue nada cómoda para pasar seis horas allí sentadas.
Sentía incluso el ardor en su espalda, uno de sus dedos tenía un pequeño corte cuando quitó los trozos de vidrio que Elena le ordenó alzar y tenía ganas de vomitar. Viktoria y Samir comían a su lado y el olor penetraba sus entrañas. Sin embargo no abandonó su lugar y les sonrió, cuando volteaban a verla preocupados.
Podía notar como ambos querían decirle algo, tal vez fueron testigos de lo ocurrido en la madrugada y solo no se atrevían a hablar. Viktoria estiró su plato, ofreciéndole de su almuerzo pero ella negó ligeramente, nunca perdía el apetito pero todo lo que nunca había vivido paradójicamente lo hacía ahora.
- Elena te molestó anoche ¿cierto? - le preguntó Viktoria antes de darle una mordida a su hamburguesa. Genial, ellos lo habían oído todo.
- Tuvimos una pequeña discusión - no tenía sentido mentirles. Ambos niños eran demasiado inteligentes y lo notarían si lo hiciera.
- Se oyó desde mi cuarto - agregó Samir - Elena estaba muy enojada. Hacía tiempo que no se comportaba así - ella arrastró sus manos en los muslos y suspiró. Sí, hacía tiempo medido en meses. La pelirroja había adquirido un cambio en su temperamento que la noche anterior reflotó y no estaba muy segura si duraría de la misma manera.
Al principio lo entendía porque no se conocían y Elena no tenía por qué brindarle confianza ni tratarla con su mejor humor. Pero ahora habían compartido sonrisas enamoradas y palabras con cariño; sin contar las noches en que hacían el amor. Por lo tanto, encontrar el equilibrio entre ambas y regresar todo a como dos días atrás, iba a ser un poco difícil.
Lanzó un suspiro melancólico y apoyó su codo sobre la mesa, sosteniendo su mentón sobre la mano; podía ver desde allí el living y el inicio de las escaleras pero Elena ni siquiera había hecho el intento de bajar y mucho menos abrir la puerta.
- Sí, lo sé pero lo de anoche…fueron muchas cosas - intentó excusarse pero sabía que no tenía sentido. Ni los niños le creerían y para sí misma era un pretexto patético. Solo fue Cezina. Cezina y su maldita intervención en su relación con Elena y la culpable de romperla en pedazos. Sí, eso había hecho, solo destrozado pero no acabado y ella juntaría cada parte, sin dejar escapar ninguna y lo uniría todo de vuelta. Solo necesitaba la ayuda de Elena y las cosas retomarían su curso.
- ¿Muchas cómo qué? - preguntó Samir y ella lo observó un momento. Tenía el borde de su labio con salsa y algo de mostaza, mientras acababa de a poco su hamburguesa. Le tendió una servilleta y le sonrió, antes de intentar unir las ideas y cerciorarse de qué debía responder.
- Cosas de adultos, Samir.
- Elena a veces se comporta como una niña - murmuró Viktoria - cuando me discute cosas sin razones, por ejemplo.
- No hablo de eso, Viktoria - le sonrió ella y la niña alzó sus hombros.
- ¿Entonces de qué? - insistió la pequeña rubia - Anoche rompió un vaso, Yulia ¿Qué es lo que pasa entre ustedes? Además de gustarse - agregó con obviedad.
- Solo eso, Viktoria. Nos gustamos.
- Oh, oh, ahora entiendo - murmuró la niña dejando su comida y alzando sus brazos de manera pensativa - le dijiste que no ¿cierto?
- ¿No a qué? ¿De qué hablas?
- Anoche, Elena me dijo que te preguntaría si querías ser su novia - si hubiese tenido en sus manos el vaso que quería tomar segundos antes, seguramente lo hubiese arrojado de la sorpresa. Su codo cayó de la mesa y con ello uno de los cuchillos. Estaba fuera de su órbita ese detalle y que Viktoria lo soltara de manera directa solo hizo que su bola de nervios creciera. Si Elena no bajaba en los próximos minutos, iría por ella.
- ¿Cómo es eso, Viktoria? No es momento para que estés bromeando.
- No lo hago - le aseguró la niña - ayer estuvo esperando tu llamado. Aquí, cuando salimos a comer, cuando fuimos al cine y mientras manejaba. Y no estaba alterada, de hecho me pareció raro verla tan tranquila. Algo pasó anoche contigo, Yulia.
Se puso de pie al instante y caminó en círculo varias veces. Esto no era nada parecido a lo que pasaba por su mente. A lo que pasaba el viernes a la noche en espera de que el sábado acabara y ese domingo se estuviese viviendo de otra manera.
Elena iba a preguntarle aquello ¿realmente iba a hacerlo? Lena solía ser un témpano, contundente y ordenada que le daba más ordenes a ella. Pero también era cálida y afectuosa.
Estaba confundida justo en ese momento. Ella le había dejado en claro noches atrás que la deseaba que la eligiera. Y Elena lo estaba haciendo. Lo había hecho con aquel beso luego de su petición a que no buscara alguien más y lo estaba haciendo ahora, con aquella pregunta que Vika dijo iba a hacerle.
Se detuvo y le dedicó una mirada a la niña, buscando algún indicio que le dijera que estaba mintiendo, que la ojiverde no le preguntaría aquello. Sin embargo, Vika no parecía demostrar más que un gesto verdadero.
- ¿Y qué más te dijo?
- Solo eso. Que le gustas y que quería que fueses su novia. Esa pelirroja sonríe como idiota por ti - necesitaba que Viktoria se callara porque hacía latir su corazón con más violencia a cada palabra que soltaba. O tal vez todo lo contrario, que hablara más y más hasta hacerlo salir de su cuerpo. Se pasó una mano por el cabello y la acomodó luego sobre la silla, antes de estirarse hacia la niña y continuar.
- Algo pasó conmigo, sí…y necesito aclararlo con ella cuánto antes.
- Entonces…. ¿están peleadas? - preguntó Samir con tristeza. Ella abrió la boca con rapidez pero contuvo la respiración ¿lo estaban? Aún no tenían algo serio, por lo tanto esa definición de "peleadas" no correspondían pero Elena no la trató de la mejor manera y ella aún no le definía varias cosas. Así que no lo sabía con certeza.
- No…bueno, no lo sé.
- ¿Podemos saber qué pasó? - preguntó Viktoria y Samir le aventó una papa frita, negándole con uno de sus dedos antes de beber su jugo - ¿Qué?
- No seas metiche. Primero deben aclararlo ellas.
- Gracias, Samir - le sonrió Yulia a él y luego a la niña, que rodaba los ojos y se cruzaba de brazos, arrojándose contra la silla - Hay un lindo día afuera - murmuró e intercaló la mirada entre ambos. Suspiró con molestia y se aclaró la garganta, golpeando la silla del niño para que entendiera el mensaje.
- Oh, ¡sí, sí! Iré por mi patineta ¿puedo ir al parque, Yulia?
- Claro, ve cariño…. ¿tú no irás? - le preguntó a Vika que la miraba con obviedad y mordía su labio inferior fuertemente.
- Si, sí, iré a disfrutar el día también.
Los oyó minutos después cerrar la puerta y abandonar la casa.
O aprovechaba ese tiempo para hablar con Elena o las cosas se podían enredar peor.
Subió las escaleras con calma y apretó los ojos cuando al forzar el picaporte, la puerta de su cuarto no cedió. No lo suponía pero entendía si cerraba con llave.
Golpeó levemente y bajó su vista observando la punta de sus zapatos mientras contaba los segundos que pasaban. 14, a esos había llegado cuando insistió y otros 14 más pero la pelirroja no abrió. Ni siquiera se oía algún tipo de movimiento del otro lado.
Pero sabía que allí estaba, por lo tanto regresar a la cocina no era una opción.
- Elena… - susurró y se extrañó que su garganta temblara. Solo cuando hacían el amor y la ojiverde tomaba su cintura con fuerzas, hablaba con ese impedimento. En ninguna otra ocasión - necesito que abras. Tenemos que hablar.
Otra cantidad interminable de segundos y todo permaneció igual. Alzó su cabeza, cansada y expulsó aire con fastidio. Le tocaría hablar de esa manera, entonces.
- Solo quiero que aclaremos lo que dices de Cezina y…. - un sonido se produjo dentro de la habitación y tragó con fuerzas; fue algo fuerte. Como si Elena hubiese golpeado la mesa de luz o el mueble de su tocador - y lo que me reclamaste anoche. Por favor, abre la puerta.
Fueron solo tres los que contó, antes de que unos pasos acercarse se oyeran y finalmente la pelirroja abrió. No se molestó en alejar el espacio suficiente para que ella pasara, por lo que estiró su brazo y avanzó un paso, antes de abrir del todo y descubrirla en la punta de la cama, con sus ojos fijamente sobre ella.
Elena también había llorado. Sus ojos y la fuerza que ejercía su mandíbula para no hablar la delataban. Tenía sus manos entrelazadas, sobre sus muslos y aún vestía la ropa de la noche anterior.
Se odió a sí misma con todas sus fuerzas por haber aceptado aquella invitación de Cezina. Todo esto estaba pasando por su culpa, por intentar aclararle a Cezina sus sentimientos con Elena pero estaba perdiéndola a ella en el proceso.
Cerró tras de sí y se apoyó contra la puerta. Quiso acercarse, avanzar unos pasos más pero la mirada de Lena estaba poniéndola nerviosa por lo que se quedó allí y observó el techo, hilando las ideas en su cabeza y regresando sus ojos a la pelirroja cuando algo comenzaba a tomar forma.
- Entiendo cómo te debes estar sintiendo- murmuró y se aclaró la garganta con rapidez. Su voz había salido aguda y temblorosa, producto de sus nervios - pero no debería ser así. Porque las cosas no son cómo las estás creyendo.
- Por favor - susurró Elena y ella cerró los ojos. La voz de la pelirroja salió en cambio ronca, sumamente baja y los rastros de llantos se conservaban aún en ella - llevamos meses en esta maldita ciudad y nunca había pasado nada con ella. De repente te vas, con ella, se van ¿y ocurre esto? No me tomes por estúpida, Yulia.
- No lo hago. Pero quiero que estés tranquila, que lo estemos y de esa manera poder hablar.
- Estoy tranquila - le aseguró la ojiverde - ¿por qué no lo estaría? - ironizó poniéndose de pie y llegando a ella - ¿crees que hablar de ti y de Cezina me intranquiliza?
- No dije eso.
- ¿Crees que llegué a un punto contigo que me genera molestia hablarte en compañía de alguien más?... ¿Crees acaso que lo que tengas con ella me debe generar algo de enojo?
- Entre Cezina y yo no hay nada - le aseguró al instante y con sus ojos sobre ella. Sus rostros estaban tan cerca que Elena podía notar su sinceridad incluso si no se lo proponía. La pelirroja vagó la mirada sobre su cara, en cada rincón y terminó sonriéndole de medio lado, lanzando un resoplido sarcástico y alejándose nuevamente - Nunca lo hubo y nunca lo habrá.
- Está bien por mí. Puedes hacer lo que quieras.
- No digas eso… sabes que no está bien. Nada está bien y menos aún lo nuestro - la vió detenerse, con brusquedad cerca de la cama y girar de la misma manera. Elena regresó frente a ella y esta vez aquel enojo de la noche anterior invadió sus ojos. Incluso su pecho subía ya con violencia y bajaba con intensidad.
- ¿Lo nuestro? Tú y yo ya no compartimos nada, Yulia.
- ¿Quién lo decidió? ¿Tú?
- ¡Por supuesto que yo lo hice!
- No me grites - le ordenó en un susurro y quiso sonreír cuando la vió morderse la lengua para no volver a hacerlo - Viktoria me dijo lo que ibas a preguntarme… ¿ibas a hacerlo?
- Olvídate de eso, no pasará. Y ya no quiero escucharte, no quiero que estés aquí. Vete y cierra la puerta.
- No hemos hablado ni la mitad de todo lo que debemos hablar, Elena.
- No quiero escucharte si de ella se trata - bien, Elena no quería nombrar a Cezina y a decir verdad ella tampoco. La estaba nombrando despectivamente "ella" como solían hacer con Dasha al decirle "intrusa". Y si ella lo hacía con aquella muchacha porque le generaba celos, Elena estaba haciendo lo mismo con Cezina. Entonces debería tragarse aquellas palabras de que ya no compartían nada.
- ¿No confías en mi? - preguntó lo suficientemente alto y la pelirroja apretó sus labios.
- Dime qué persona le regala un voto de confianza a la persona que ama si la ve en la misma situación que te vi a ti con ella - se irguió, contra la puerta y se impulsó hacia adelante ¿Había dicho que la amaba?
Yulia se acercó hasta ella. La tenía tan cerca que solo bastaba rodearle el cuello y tirar para volver a besarla. Llevaba casi dos días sin hacerlo y estaba pesándole. Incluso a Elena, lo demostraba al mirar fijamente sus labios.
Quiso hacerlo, pero la ojiverde se enojaría aún más, quizás y ahora estaban hablando medianamente cómodas. No iba arruinar algo más entre ambas.
- Elena, yo te amo, no podría hacerte daño.
- Pero lo haz hecho - la interrumpió Elena y tal vez no había notado que le había repetido que la amaba. Y ella lo decía sin rodeos ni de manera indirecta pero la pelirroja no parecía inmutarse por sus palabras.
- No he hecho nada - susurró - no vuelvas a decir que te dañé porque te lo había prometido, Elena. Rompería nuestra cama, una mesa ¡mi maldita motocicleta! Pero no lo haría contigo.
- Tranquila, que no es tu culpa. La culpa es mía por haberte creído.
- ¡Que dejes de decir eso!
- ¡Dejaste a un lado tú teléfono para estar con ella! - le gritó y su voz tembló, sus ojos se aguaron con rapidez y Yulia supo que todo volvería como al inicio - me dijiste que solo beberías algo y volverías….No me tomes por estúpida - le repitió y ella negó ligeramente con la cabeza. Elena ya había formado su propia idea que, cuando le diría la verdad, la tomaría como otra mentira más.
- Cezina me invitó a una copa, sí, eso es cierto - comenzó y quiso tomar su hombro pero Elena se alejó y la vió detenerse contra el tocador - fuimos a su habitación y ella ya tenía todo armado.
- ¿Hablas de la cama? - le preguntó con burla, cruzándose de brazos.
- ¡Ella es una estafadora también! - no quería volver a gritarle, no quería alterar la forma que había planeado de contarle las cosas pero la negación de Elena la obligó a hacerlo. De repente todo se silenció unos largos minutos y ella solo se dedicó a mirarla: el rostro de la pelirroja mostraba confusión y aquel gesto que hacía cuando pensaba y armaba mentalmente algunas ideas - Elena….
- ¿Cómo que es una estafadora? - le preguntó la ojiverde, cediendo su molestia.
- Una estafadora, Elena. Como nosotras. Está aquí por el dinero de Svetlana también - la oyó lanzar una risa corta y divertida, antes de alzar su vista y clavar su ojos en ella.
- ¿Y qué pruebas tienes de ello?
- ¿No me crees?
- En realidad…. creo que estás cubriéndola, cubriendo lo que sea que tengas con ella. Así que no, no te creo - no sonaba a broma, quería que sonara a una pero no. Elena estaba con las manos dentro de sus bolsillos, completamente seria y no demostraba piedad alguna al hablarle.
- ¿Y qué quieres que haga entonces?
- Ya nada ¿qué es lo que quieres hacer? ¿Tenías esto planeado con ella mucho antes de lo firmado conmigo?
- Por dios, Elena ¡escúchate lo estúpido que suena! Solo quiero que volvamos a ser como lo éramos una semana atrás.
- Solíamos ser….pero ya no, Yulia. Y si quieres continuar en este equipo, pues que todo sea como al principio. Tú en tu puesto y yo en el mío - infló su pecho y mordió internamente sus mejillas para no llorar. Algunas lágrimas se habían acumulado en sus ojos y si parpadeaba las soltaría. Elena no podía estar diciéndole eso ¿cómo iba a tratarla como al principio? ¿Solo serían discusiones como antes? ¿Elena volvería a gritarle cada mañana para que despierte antes de las 7? ¿Ya no se besarían cada vez que la pelirroja regrese a casa? ¿No volverían a dormir abrazadas?
¿Cuándo le diría entonces que estaba esperando un hijo de ella? ¿Si lo decía ahora que lograba? Elena estaba en plan de no creerle nada y salirle con eso solo aumentaría la tensión entre ambas y tal vez todo terminaría peor. Pero ocultárselo no continuaba en sus planes y, con el pasar del tiempo, la misma pelirroja lo notaría. Todos lo harían.
Se pasó una mano por la mejilla y quitó una lágrima. Se irguió y alzó su mentón, pretendiendo observarla pero su labio titubeó y no pudo controlarlo. Su llanto comenzó a salir con total libertad y la única persona que podía calmarlo era la misma persona que se lo estaba generando. La que tenía a solo unos pasos y quería en ese momento más que nunca que la abrazara, que dejara aclararle todo y le creyera.
Tapó su rostro con las manos y con la parte inferior continuó secando su cara. Recordó algunas palabras de sus madres, cuando tuvieron una prolongada crisis matrimonial pero la superaron y todo continuó como si nada hubiese pasado. El amor juntará todos tus miedos y los destrozará en un solo sentimiento. Como a tu corazón, el día que se vaya.
Y se había enamorado plenamente de Elena. La amaba y su amor le pertenecía a la pecosa. Por lo tanto esa manera desastrosa de estar rompiéndole el corazón solo era cuestión de tiempo.
Se arrojó a la cama, boca abajo y abrazó su almohada, hundiendo su rostro y ahogando su pesado llanto.
La oyó dar unos pasos y luego detenerse. Incluso balbuceó algo pero no formó oración alguna. Solo abrió la puerta y luego la cerró, desapareciendo tras ella y dejándola nuevamente sola.
Solo tengo una regla en este trabajo, le había dicho Vitya cuando ella comenzó el trabajo con aquel actor fallido y fingiendo un romance, no te encariñes con nada de esto. Ni con la mínima y seca planta que te necesita porque esta muriendo de sed hasta la persona que trabaja contigo. Que nada se robe tu atención ni cariño.
Tal vez la debería haber recordado antes. Mucho antes de firmar este contrato.
1.12 a.m vió en su despertador y Yulia abandonó la cama con rapidez. Olvidó que estaba durmiendo en la habitación de Viktoria y cerró sin cuidado.
Corrió al baño y destapó su boca como las madrugadas en que las náuseas la despertaban.
Estaba acomodando su cabello a un lado cuando sintió alguien detenerse junto a ella. Volteó y descubrió a Viktoria, con la misma mirada sorprendida que seguramente su rostro demostraba.
- ¿Estás embarazada? - regresó al inodoro y vomitó una vez más. Odiaba que esta niña fuera tan inteligente - Estás embarazada y de Elena - volteó a verla nuevamente y quiso preguntarle pero ella se le adelantó - Conozco su historial, así como el tuyo…estás embarazada - repitió la niña con una sonrisa - y de Elena.
- ¡Shhh! Baja la voz - le pidió poniéndose de pie y caminando al lavabo.
- ¿Qué? ¿por qué?
- Porque ella no lo sabe - susurró la morena terminando de enjuagar su boca y pasando su brazo sobre la cabeza de la niña, para cerrar la puerta - así que baja la voz que está durmiendo en el cuarto de al lado.
- ¿Cómo que Elena no lo sabe?
- ¿Y puedo saber cómo demonios leíste nuestros historiales?
- No solo sé robar dinero, también archivos - respondió la niña con obviedad- ¿estás embarazada de Elena y ella no lo sabe?
- Ya te dije que no.
- Entonces están peleadas de verdad - aseguró Viktoria girando sobre sus talones y abriendo nuevamente - no puedo creerlo ¡ustedes! ¡Justamente ustedes!
- Shhh - le repitió Yulia mientras caminaban por el pasillo - ¿de qué estás hablando ahora?
- Samir quiere quedarse con ustedes - respondió la niña y la morena se detuvo con brusquedad. Viktoria se detuvo unos pasos más adelante y volteó, alzando sus hombros y repitiendo lo mismo - no le hagan esto a él, no se lo merece.
Ambas notaron la luz del cuarto cercano encenderse y la puerta abrirse segundos después. Elena se asomó y salió para verlas, preguntándoles que sucedía.
- ¿Qué haces a estas horas fuera de la cama, Viktoria?
- Que bueno que estás despierta - dijo la niña y Yulia apretó los ojos. No podía atreverse, no iba a soltar aquello en plena madrugada como si nada solo por capricho. Quiso acercarse a ella pero Viktoria continuó hablando y sus pasos se detuvieron, a centímetros de Elena y notando la mirada de ella - Yulia tiene algo que decirte.
Hola mis amores les dejo los dos capítulos de un vez, los que corresponden al día de hoy
RAINBOW.XANDER- Mensajes : 1950
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Edad : 22
Localización : Buenos Aires
A Veroska y a Patricia Armstrong les gusta esta publicaciòn
Re: REGLAS DE ORO (G!P) // ADAPTACIÓN YULENA
Tenía la esperanza de q Yulia le soltara a Elena sobre su embarazo u.u
Q triste, Lena no le creyó nada, porque ni siquiera preguntó mas cosas de Cezina por si encontraba lógica alguna pero está que no la aguanta nadie.
Fan de Vika, tal vez Yulia se anima a decirle a la rojita, no es que se arreglen pero cambiará cosas.
Ahora Samir, ya decidió que quiere quedarse con ellas, solo que no se si del modo que me imagino xD, fue poca información.
Gracias por los dos capítulos
Q triste, Lena no le creyó nada, porque ni siquiera preguntó mas cosas de Cezina por si encontraba lógica alguna pero está que no la aguanta nadie.
Fan de Vika, tal vez Yulia se anima a decirle a la rojita, no es que se arreglen pero cambiará cosas.
Ahora Samir, ya decidió que quiere quedarse con ellas, solo que no se si del modo que me imagino xD, fue poca información.
Gracias por los dos capítulos
LeaAgronsky- Mensajes : 144
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