MUROS DEL LAMENTO// BY GERRI HILL (ADAPTACIÓN YULENA)

Capítulo 29:


Yul seguía los movimientos de Lena, sus ojos bajaban hacia sus piernas desnudas, luego regresaban arriba. Casi estaba salivando. Rápidamente desvió la mirada cuando Lena dio la vuelta.


-Realmente me gusta - dijo Lena - Es tan inocente. Quiero decir, no es mucho más joven que nosotras, pero es casi infantil.


-No puedo creer que esté embarazada - dijo Yulia - Simplemente no lo noté el domingo pasado, cuando tuvimos el almuerzo con ella.


-Oh, lo sé - dijo la pelirroja - Le dije lo mismo.


Lena trajo un plato a la mesa para Yulia. El desayuno de hoy eran patatas fritas, huevos revueltos y salchicha de soja, que la morena miró con escepticismo.


-Para alguien que no cocina, eres muy quisquillosa - le dijo Lena.


-Para alguien que no es vegetariana, seguro que cocinas como una - contrarrestó Yul.


-Es más sano y no serías capaz de notar la diferencia.


-No seas ridícula. Por supuesto que lo notaría - Lena le dio una sonrisa socarrona.


-¿Oh? Pensé que habías disfrutado de los espaguetis y albóndigas que hice la otra noche.


-Lo hice. Estaban muy buenos - dijo mientras probaba un bocado de huevos. Yul la miró sospechosamente


-¿Por qué?


-Vegetariano. Albóndigas sin carne - dijo con una sonrisa - Y no pudiste notar la diferencia. Y apostaría que si no hubieses visto el paquete, no notarías la diferencia con la salchicha. No puedo creer lo afortunadas que somos de haber encontrado una tienda de alimentos saludables aquí en medio de la nada.


-Oh, sí. Somos muy afortunadas - dijo sarcásticamente. Yul apuntó con el tenedor hacia ella - Mira, soy lo suficientemente saludable. No necesito que me lances estas sorpresas de soja a mí - dijo. Jugueteó con la salchicha con su tenedor, admitiendo a regañadientes que se veía como una verdadera salchicha. La cortó con el tenedor, tomando un bocado tentativa. Maldita sea, sabían cómo las reales.


Lena le dio una mirada de te lo dije antes de unirse a ella en la mesa con su propio plato.


-En fin, Fiona fue muy vaga acerca de todo esto del embarazo - dijo ella, volviendo a lo que estaban discutiendo - También estaba sorprendida de que lo supiese. Tendrías que haber visto la expresión en su rostro cuando le pregunté por el padre. Le pregunté si él la había forzado y dijo que no, pero realmente espero que no lo haya hecho - Yulia sintió que los cabellos de su nuca se erizaron. Miró fijamente a Lena.


-¿Crees que fue violada?


-No sé. No lo creo. Es sólo que ... algo no estaba bien, sólo estoy especulando - dijo la ojiverde - No parecía estar encantada por que estuviese embarazada. Fue como si estuviese avergonzada de que me diera cuenta.


-Tal vez porque es soltera. Tal vez eso sea mal visto en Hoganville - dijo Yulia - Está bien, esto está muy bueno - dijo mientras terminaba lo último de su salchicha - Lo siento.


-Gracias. Disculpas aceptadas - hizo una pausa - Me gusta Fiona. Los patrones que Samir encontró en los registros de la puerta me molestan. No puedo imaginarla involucrada en nada de eso.


-Tal vez ella es sólo una pequeña parte de una imagen mucho más grande - sugirió la morena - Ese tipo, Pasha daba miedo y sabemos lo que le hizo a Marcus. Esther Hogan está a cargo ¿Quién sabe lo que puede ordenar que hagan?


-Y no hay manera de averiguarlo. Quiero decir, si el archivo de registro coincide con el resto de las desapariciones ¿qué prueba eso? ¿Es eso suficiente para asaltar el lugar?


-Vamos a dejar que siga el juego - dijo ella. Se echó hacia atrás, llevando su taza de café con ella, viendo como Lena terminaba su desayuno - ¿Día de lavandería? - preguntó desviando la conversación de Fiona - Lena asintió.


-Y cambio de sábanas - sonrió dulcemente a la morena - Tu turno para limpiar el baño.


-Dios - gimió odiando las reglas de Lena - Te cambio el baño por la aspiradora - la pelirroja se echó a reír.


-No puedes, tigre. También es tu turno de aspirar.


-¿Cómo puede ser eso?


-El baño y las sábanas, una vez a la semana. Pasar la aspiradora cada tercer día.


-¿Es realmente necesario? Sólo somos nosotras. No tenemos mascotas entrando y saliendo - miró a su alrededor - Se ve limpio - Lenq simplemente le dirigió una mirada que decía que no estaba en discusión y lo dejó así.


-Sin embargo, voy a lavar los platos por ti.


-Te cambio los platos por el baño - ofreció Yul.

-No.


***


Fiona se abrió paso a través de los túneles, la humedad era casi asfixiante.

Se detuvo en el pasillo donde los tres túneles convergían, uno que conducía a las cámaras y más allá, uno de regreso a la cafetería y el otro a casa de la Madre Hogan. Tomó ese, sabiendo que podría ser reprendida por no haber esperado hasta que fue convocada, pero su aprensión crecía tan rápido como el niño dentro de ella.

Sabía que algo andaba mal cuando su propia madre se había sorprendido por su apariencia. Había ido tan lejos como para acusarla de copular hace meses y que no esperara la bendición de Madre Hogan. ¿Cómo más podría explicar que parecía embarazada de cuatro meses, en cuestión de semanas?


Como era de esperar, Pasha montaba guardia en la escalera y no la dejó pasar.


-¿Por favor? Tengo que verla - declaró Fiona. Pasha suspiró.


-Está bien. Espera aquí. Voy a ver si ella quiere hablar contigo.


No tuvo que esperar mucho tiempo por su regreso. Él hizo un gesto para que lo siguiera y la llevó por las escaleras hacia la casa y el estudio.


Madre Hogan estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia afuera. Fiona estaba sorprendida de que no tuviese la toga puesta. No podía recordar haberla visto un momento sin ella. Era menos intimidante de esta manera, usando un vestido viejo, desgastado.


Cuando se apartó de la ventana, Fiona vio la sorpresa en sus ojos, pero la escondió rápidamente.


-Hija mía, mírate - dijo con una sonrisa - ¿Cómo te sientes? - Fiona ahuecó su vientre de manera protectora.


-Me siento bien ... sólo que ... estoy tan enorme, Madre Hogan. Algo sin duda debe estar mal - dijo ella.


-No, no. No hay nada malo, querida - dijo ella acercándose - Todo es como debe ser.


-Pero, no es posible que ya esté así de enorme - protestó.


-Tú eres especial, Fiona. Tu bebé es ... especial.


-¿Especial?


-Sí - Madre Hogan se movió hacia el armario y sacó su manto púrpura familiar.


Cuando se lo puso, Fiona sintió un escalofrío en la habitación.


Cuando se volvió hacia ella, los ojos de Madre Hogan ya no eran cálidos ni amables. Tenían una frialdad que la asustó. Dio un paso hacia atrás, pero Madre Hogan extendió la mano, deteniéndola.


-Has sido elegida, Fiona. Debes sentirte honrada.


-Elegida para ... ¿qué? - ​​Preguntó en voz baja.


-El pueblo está muriendo. El rebaño pronto no será suficiente para él - Los ojos de Fiona se agrandaron.


-¿Él quién?


Madre Hogan se limitó a sonreír y Fiona se dio cuenta de lo diabólica que lucía.


-No estás llevando el bebé de Antel - dijo ella. Fiona dio un paso atrás.


-¿De quién ... de quién es? - Madre Hogan se dio la vuelta.


-Tu embarazo será rápido, como puedes ver. Dos meses, creo.

-¿Dos meses? - Fiona negó con la cabeza - Yo ... eso no puede ser ¿Qué voy a decirle a todos en la escuela?


-Ellos no importan ahora, ¿no es así? Tu responsabilidad es con el rebaño, conmigo - dijo ella - Con el.


Fiona no tenía ni idea de lo que estaba hablando y al parecer Madre Hogan no sentía la necesidad de iluminarla.


-Los veo todos los días. Tengo que decirles algo - dijo ella - Van a hacer preguntas.


-Entonces tal vez deberíamos ponerte en cuarentena aquí - sugirió Madre Hogan.


Fiona trató de evitar que el pánico se apoderara de ella. Podía imaginarse atada, atada nuevamente a la cama, mientras que Madre Hogan la mantenía drogada. Mientras esta cosa seguía creciendo dentro de ella. Tuvo una visión rápida de las manos frías de reptil y lo echó fuera.


-Creo que si no regreso a la escuela, provocará preguntas - dijo tratando de apaciguarla - No los queremos aquí, husmeando - dijo con la esperanza de utilizar la paranoia de Madre Hogan contra ella.


-Sí. Esto es cierto - dijo volviéndose nuevamente hacia la ventana, tocando con un dedo su barbilla, pensativa - Está bien, puedes regresar, pero les dirás que estás embarazada de seis meses y es ahora que se ve. Eso debería ser suficiente explicación para que ellos no te cuestionen. Sin embargo, solo tres o cuatro semanas más. Después de eso, permanecerás aquí, bajo mi vigilancia. Darás a luz en la cámara, en el altar de los sacrificios - dijo Madre Hogan - Va a ser un gran evento.


-¿Delante de todos? - Madre Hogan ladeó la cabeza.


-Todavía no lo he decidido. Probablemente no. Algunas cosas no necesitan saberse - la mirada de Madre Hogan viajó por su cuerpo, descansando sobre su vientre.


Dio un paso hacia ella y Fiona dio un paso hacia atrás, sin ningún resultado. Las manos de Madre Hogan estaban sobre ella, ahuecándola y apretando su estómago.


Fiona estaba fascinada cuando sus ojos se pusieron en blanco, literalmente. El miedo la tenía clavada en el suelo y se le hizo muy difícil tomar aliento.


-Sí, sí - repetía Madre Hogan como un cántico - Si.


Sus manos eran como hierros candentes, quemando su carne. Fiona pensó que podía oler la piel chamuscada y trató de apartarse, pero Madre Hogan no lo permitió.


-Lo es, lo es, lo es - cantaba.


Levantó las manos y Fiona cayó hacia atrás, contra la pared, sus ojos fijos alrededor de la habitación, preguntándose si debía huir.


Entonces Madre Hogan rió, un sonido gutural que no parecía humano, pero Fiona fue incapaz de moverse. Los ojos de Madre Hogan volaron hacia los de ella.


-Es una niña. Es realmente una niña. Ahora él tendrá alguien con quien aparearse.


El quién nunca escapó de sus labios.


En un momento de lucidez, Fiona vio más allá de las manos de reptil que la habían tocado. Vio la piel dura y viscosa, las características de lagarto, la lengua larga, el frío que la había envuelto alrededor de su cuello, sujetándola con afiladas garras desgarrando su piel, apareándose con ella, impregnándola con...

Su mundo se volvió negro y no sintió las manos que la atraparon antes de estrellarse contra el.

Capítulo 30:


Lena se ocupó con el lavandero, mientras miraba constantemente su reloj. Su segunda salida para ir a bailar sería en dos semanas y su ansiedad crecía con cada tic-tac del reloj.

Después de la semana que habían tenido, realmente tenía miedo de ir a bailar con Yulia, miedo de lo que pasaría entre ellas. Estaría oscuro, con música lenta y los brazos de Yulia atrayéndola hacia ella, con sus cuerpos tocándose en lugares que no debían. Lena no lucharía, lo sabía ¿Yulia la besaría? ¿Sería como la última vez? ¿O sería más?

Se descubrió a sí misma mirando fijamente al espacio, con los pantalones cortos olvidados en su mano.

Si, Yulia la besaría. Ese pensamiento produjo un aleteo en su estómago y con consternación se dio cuenta que quería que la morena la besara. Sus intentos de dar una excusa para no ir, eran débiles y poco entusiastas. Eso debió haberle dicho algo. Suspiró. Sí. Quería ir a bailar con Yulia. Quería ser abrazada por ella. Y sí, quería ser besada. Oh, demonios, lo quería todo. Besos, caricias... sexo.

-Genial - murmuró - Has pasado al lado oscuro.

-¿Con quién estás hablando? - Lena saltó avergonzada.

-Sólo... pensando en voz alta.

-¿Necesitas ayuda? - Ella negó con la cabeza.

-Mi turno para lavar la ropa. ¿El baño?

-Listo - Hizo una pausa.

-Tal vez no deberíamos ir esta noche - sugirió. Yulia se apoyó contra la pared.

-¿Por qué? - Lena no la miró.

-Sabes por qué, Yulia - la morena dejó escapar un profundo suspiro.

-¿Quieres poner reglas antes de irnos?

-¿Así podrás romperlas? - preguntó con una sonrisa. Yulia negó con la cabeza.

-Dime lo que quieres Lena ¿No quieres bailar?

-Eso sería difícil de hacer, tomando en cuenta que vamos a un baile - dijo ella.

-Está bien. Entonces ¿qué? ¿Quieres que te prometa que no voy a besarte? - Lena se volvió lentamente, sus ojos se encontraron.

Sí, eso era lo que quería. Quería que Yulia prometiera que no iba a besarla, que no la tentaría, que no la abrazaría y no la tocaría. Eso era lo que quería, ¿cierto? Pero se mantuvo en silencio, las palabras no salían de su boca. Ni siquiera se atrevía a asentir con la cabeza. ¿Sería el baile una excusa? ¿Le daría permiso? ¿Permiso para tocar, besar? ¿Yulia también quería cruzar esa línea? ¿O todo esto seguía siendo un juego, todavía un rol? ¿Sólo estaban fingiendo?

Cuando no respondió, Yulia se alejó de la pared con un movimiento de cabeza.

-Bien. Me alegro que estemos en la misma página.

-¿Qué significa eso? - Yulia sonrió.

-Lo sabes. Me gustas, te gusto - dijo haciendo un gesto entre ellas. Lena entró en pánico inmediatamente.

-No podemos hacer esto - negó con la cabeza - No podemos - dijo nuevamente.

-Por supuesto que podemos. Ya lo hemos hecho antes - la voz de Yulia bajó - Creo que fuimos muy buenas en eso, de hecho - Yulia se volvió y se marchó, dejándola a solas con sus pensamientos.

Lena escuchó como encendía la TV y regresó nuevamente al lavado, plegando metódicamente cada elemento, su mirada yendo a su reloj, los minutos seguían corriendo.

***

Había electricidad en el aire. Al menos, se sentía de esa manera para Lena.

El DJ tenía la música a todo volumen mientras la banda se preparaba. A pesar que habían llegado una hora antes que la semana pasada, el lugar estaba lleno. Agarró la mano de la pelinegra cuando los cuerpos se apretaron en torno a ellas, todo el mundo hablaba en voz alta, tratando de hacerse oír por encima de la música.

Yulia siguió a Svetlana y Becca, zigzagueando a través de la multitud, tirando de Lena junto con ella. Lena miró detrás de ella, indicándole a Valerie y a Emma que le siguieran, cuando fueran separadas. Svetlana les encontró una mesa, aunque sólo había seis sillas, Jules y Sherry reclamaron las dos últimas.

-Val y Emma tendrán que mantenerse de pie - dijo Jules, el nivel de ruido era ligeramente más bajo cerca del bar.

-O robarle a alguien - dijo Becca con una carcajada.

-¿Nos atrevemos a ir al bar? - preguntó Yulia.

-Voy contigo - Sherry se ofreció.

-¿Cerveza para todas? - preguntó Yulia. Miró a Lena - ¿O algo más?

-Cerveza está bien - dijo asintiendo con su cabeza.

Yulia agarró el dinero que le fue ofrecido, entonces ella y Sherry lucharon a través de la multitud nuevamente.

Lena volvió su atención nuevamente a la mesa, tratando de escuchar lo que estaba diciendo Svetlana.

-Todavía estoy en shock por Fiona - dijo - Nunca mencionó un novio.

-No me dio la impresión de que había un novio involucrado - dijo Lena - Realmente no quería hablar de ello.

-Tal vez por eso estuvo enferma esa semana - sugirió Becca.

-Tal vez sea así.

-Sabes, tan buena como es, no recuerdo que haya almorzado uno a uno con alguien. Realmente debes gustarle.

Por mucha cercanía que los profesores mostraban en público, había descubierto que ese no siempre era el caso. Hacían comidas al aire libre los fines de semana, iban en grupo al bar para bailar y a veces compartían viajes de compras. Pero aparte de eso, todos se mantenían más o menos apartados durante la semana. Lo qué no parecía tan extraño, supuso. Tomando en cuenta que se trataba de un grupo tan pequeño, no había tal cosa como mucha unidad.

Se quedaron en silencio y volvieron su atención hacia la multitud de cuerpos entrelazados. A diferencia de la semana pasada, esta noche se trataba de una multitud de personas adultas. Supuso que era debido a la banda.

-Aquí tienes - dijo Yulia sentándose a su lado y deslizando una cerveza a lo largo de la mesa -Agradable y fría.

-Gracias.

Sus muslos se rozaron y Lena sintió una sacudida de emoción con el toque. Si se trataba de un accidente o no, no lo sabía, pero no se movió, permitiendo que el contacto continuara. Jugando con fuego.

Sí, sabía que lo estaba haciendo, pero la tensión entre ellas había llegado a un punto de quiebre. Primero en casa, luego en el coche y luego en la cena... caricias inocentes, miradas prolongadas, las dos eran culpables, ella y Yulia. Sabía exactamente lo que quería esta noche y casi la aterrorizaba. Estaba preocupada por el primer baile, sin embargo, la anticipación la estaba matando.

Cuando Valerie y Emma se levantaron para bailar, eso pareció agitar a Yulia. Se volvió hacia ella, inclinándose más cerca.

-¿Estaría rompiendo una regla si te pidiera bailar conmigo?-

El aliento de Yulia le hizo cosquillas en la oreja y Lena se volvió, mirándola a los ojos, su boca estaba a sólo pulgadas de distancia.

-¿Qué tal si...no tenemos ninguna regla esta noche?

No sabía si Yulia estaba sorprendida por su sugerencia o aliviada. Pero como había sido el curso de acción de la morena en la última semana, dudó.

-¿Estás segura? Podría ser... peligroso - Lena dejó escapar una breve carcajada.

-Por supuesto que no estoy segura. No deberíamos estar haciendo esto. Ni siquiera deberíamos estar pensando en hacer esto - Yulia asintió.

-Entonces vamos a bailar. No pensemos en ello.

Lena tomó la mano de Yulia, dejándose guiar hacia la pista de baile.

No tenía la menor idea de cuál era la canción, pero le recordaba la de la semana pasada. No importaba. No significaba nada para ella. En este momento, su único centro era Yulia. Sus ojos se encontraron por un breve instante y luego unos fuertes brazos tiraron de ella estrechándola. No dudó... o protestó.

Una mano se entrelazó con la de la pelinegra, la otra se deslizó por encima de su hombro. Hundió su rostro en el cuello de Yulia, respirando su aroma particular, permitiéndose un momento para simplemente absorber lo que estaba ocurriendo antes de levantar la cabeza nuevamente. Sus pies se movieron de forma automática, siguiendo el ejemplo de Yulia, arrastrando los pies en un ritmo que era natural para ellas. No hablaban, sólo compartían sonrisas tímidas ocasionalmente.

Se separaron cuando la canción terminó. Lena evitó sus ojos cuando se volteó para regresar a la mesa. Pero Yulia la detuvo, sonriendo cuando otra canción comenzó. Una vez más, Lena se encontró en los brazos de la pelinegra.

-Amo esta canción - murmuró Yulia.

-Mmm - fue todo lo que pudo decir ya que estaba perdida entre los brazos de la morena. La línea que estaba tratando de no cruzar era vaga, si es que estaba allí en absoluto.

Permitió que Yulia la abrazara, permitiendo que sus cuerpos se encontraran, sus senos se tocaran. Su mano encontró su camino en el cabello de Yulia y juró que había escuchado un leve gemido en su oído.

Esto era su perdición.

Levantó un poco la cabeza, apoyando su mejilla contra la de Yulia, sintiendo su calor, sintiendo su aliento.

Pero estaba cansada de fingir. Se volvió entonces, buscando ciegamente la boca de esta... encontrándola. Gimió en el beso, el baile se había olvidado mientras sus pies desaceleraba, apenas moviéndose en absoluto. Sus dedos se enredaron en el cabello de Yulia, abriendo tímidamente su boca mientras rozaba la punta de su lengua contra la de Yulia. La chispa se encendió... como sabía que sucedería... y Lena pudo sentir las manos de la pelinegra moviéndose audazmente a través de su cuerpo, acercándola aún más.

Su beso se profundizó y Lena dejó ir por completo la pequeña resolución que todavía le quedaba. Ella había comenzado el beso, no Yulia y fue quien finalmente lo terminó.

Avergonzada, no pudo encontrarse con la mirada de Yulia. En cambio, cerró los ojos, protegiéndose con el cuello de la morena. Podía sentir... oír... el latido atronador de Yulia, su ritmo imitando el suyo. La pelinegra no habló, no cuestionó sus acciones. Si lo hubiese hecho, Lena no habría tenido ninguna respuesta. No estaba segura de sí estaba aliviada o decepcionada cuando la canción afortunadamente llegó a su fin. Estaba sonrojada y sin aliento, sin embargo, se aferró a la mano de Yulia. Al igual que aquella noche mucho tiempo atrás cuando se habían encontrado en el bar, sentía como si estuviese en un sueño, incapaz de concentrarse en nada, excepto en Yulia.

Volkova la llevó de vuelta a su mesa de la esquina, sosteniendo cortésmente la silla para ella. La mesa estaba muy lejos de la pista de baile y la banda, que empezaría pronto y eso les daba un poco de intimidad.

Cuando la mano de Yulia descansó sobre su muslo, sintió el ardor en su piel. Cubrió esa mano, dejando que sus dedos se entrelazaran con los de Yulia. Tuvo un malévolo pensamiento de tirar esa mano entre sus piernas rogando por liberación y apenas resistió el impulso de hacer precisamente eso. Se quedó sin aliento cuando la pelinegra se acercó más. Haciendo su voz lo suficientemente alta para ser oída, con su boca rozándole la oreja.

-Si me besas así nuevamente, todas las apuestas abran terminado.

Lena solo se le quedó mirando, su mirada yendo de los labios hacia los ojos de Yulia, luego de regreso a sus labios una vez más. Se preguntaba dónde había ido su resistencia, la resistencia a la que se había aferrado todas estas semanas. No se había dado cuenta de lo fuerte que había luchado contra su atracción por Yulia. Una cosa era decirse a sí misma que no se sentía atraída por ella, que la morena no era su tipo. Otra muy distinta era darse cuenta que se había estado mintiendo a sí misma todo este tiempo.

Finalmente hizo una pequeña inclinación de cabeza, reconociendo lo que Yulia había dicho. Pero como un imán, sintió como era atraída hacia ella. Podía decirse a sí misma que todavía estaban en el rol, que el beso solo había sido una exhibición, pero nuevamente, estaría mintiendo. Dejó de luchar contra eso, encontrando la boca de Yulia, manteniendo el beso ligero, apartándose cuando sintió que perdía el control.

Su mano estaba temblando cuando agarró su cerveza, ahora terriblemente caliente, pero necesitaba algo para distraerse. Cuando fue capaz de mirar a Yulia, notó con satisfacción que Volkova parecía tan afectada por sus besos como ella.

Al igual que antes, todas se turnaron para bailar con las otras en el grupo. A pesar de la afirmación de Lena, que ni siquiera le gusta bailar, admitió que era bastante agradable. Descubrió que Sherry era una buena bailarina y la única vez que intentó dirigir el baile con Svetlana, habían acabado riendo ya que sus pies terminaron enredados entre sí. Ella y Yulia no habían bailado nuevamente, pero no se estaban evitando la una a la otra como lo habían hecho la última vez.

Todo lo contrario. Se sentaron juntas, rozándose las piernas, tocándose, sus ojos encontrándose brevemente antes de alejarse. La tensión era fuerte entre ellas, peligrosa. Tal vez por eso no habían bailado nuevamente. Ambas parecían darse cuenta de lo arriesgado que podría ser. No conocía mucho de música de campo y sólo reconoció un puñado de canciones, pero la banda parecía ser muy buena. A juzgar por los otros allí, quienes cantaban con casi todas las canciones, tendría que decir que eran un éxito.

Así que se echó hacia atrás, tratando de relajarse mientras escuchaba la música. Finalmente había aceptado el hecho de que ella y Yulia no bailarían nuevamente, no estaba segura de sí estaba o no agradecida.

Su estado anterior de excitación se había enfriado pero no desaparecido. Yulia estaba sentada demasiado cerca para eso.

Una nueva canción comenzó, provocando aplausos de la multitud cuando las luces se apagaron y pronto la pista de baile estuvo llena de mujeres. Una canción de amor muy conocida, al parecer.

Yulia la miró, con las cejas levantadas. Sí, quería bailar con ella ¿pero se atrevería?

Su deseo ganó y asintió con la cabeza, tomando la mano de Yulia.

Su corazón latió con fuerza y se movió hacia sus brazos como si fuese algo que hubiesen hecho cientos de veces anteriormente. El baile, por lo visto, era sólo una excusa para estar cerca, tocarse y respirar el mismo aire.

Lena abandonó toda pretensión de baile. Al igual que Yulia. La pista estaba demasiado llena de todos modos. Las otras parejas simplemente se rozaban lentamente, amantes abrazadas, besándose. Con ambos brazos alrededor del cuello de la morena, no pudo dejar de enredar sus dedos en su cabello. Las manos de Yulia parecían estar en todas partes, sus suaves caricias despertando su excitación una vez más. Estaban tan cerca de perder por completo el control, olvidando que estaban en una misión, así que hizo un último esfuerzo para evitar que las cosas avanzaran aún más.

-Yulia, no podemos hacer esto - dijo dejando escapar una débil protesta - Por favor, no me hagas esto - Yulia se apartó un poco, mirándola a los ojos.

-¿Hacer qué?

-No hagas que te desee de esta manera - Yulia se acercó aún más, rozando sus labios suavemente.

-¿Me deseas? Parece lo justo... - dijo ella -...esta semana ha sido una tortura para mí. Durmiendo a tu lado, con unas ganas tan terribles de tocarte que dolía.

-Dios - murmuró Lena cerrando sus ojos.

La boca de Yulia estaba sobre ella nuevamente y no había nada casto al respecto. Lena abrió la suya a voluntad, gimiendo mientras la lengua de la pelinegra se deslizaba contra la suya. Sus cuerpos estaban tan cerca que dudaba que pudiese pasar la luz entre ellas. Tan cerca, pero no lo suficientemente cerca.

Se sorprendió al darse cuenta de lo desvergonzada que se sentía, de lo mucho que quería esto, de lo mucho que quería a Yulia. Yulia fue quien se apartó, respirando tan rápido como Lena. Lena estaba realmente avergonzada por la manera lasciva en la que había besado a Yulia. Todavía estaban en público, después de todo. Pero las parejas a su alrededor estaban todas perdidas en su propio mundo, ajenas a ellas. Ese solo conocimiento le impulsaba dolorosamente a continuar, pero todavía trató de aferrarse a lo último de su cordura.

-No deberíamos hacer esto - murmuró otra vez, tratando de resistir.

-¿No? - Yulia movió su boca hacia la oreja de la pelirroja - ¿De qué es de lo que estás hablando? ¿Esto? - preguntó mientras su mano se deslizaba hacia abajo, acercando las caderas de Lena contra las de ella en una insinuación inconfundible - ¿O esto? -,dijo ella, volviendo hacia los labios de Lena, besándola lenta y profundamente, la pelirroja respondió inevitablemente olvidando su tímida protesta.

También olvidó donde estaban cuando sus pies dejaron de moverse por completo, sus únicos pensamientos conscientes involucraban a Yulia... y la impactante realidad de que definitivamente habían cruzado la línea. No había más pretensiones, la farsa había llegado a un final abrupto.

-Lena... Jesús - murmuró Yulia contra sus labios, dando un paso lejos de ella.

Tomó la mano de la pelirroja, llevándola fuera de la pista de baile. Lena supuso que regresarían a la mesa, pero Yulia siguió su camino, luchando a través de la multitud de mujeres.

La ojiverde no sabía que existía un patio exterior, pero cuando la puerta se cerró... la música ahora estaba amortiguada... se encontró siendo guiada hacia un rincón oscuro, con arbustos frondosos que proporcionaban privacidad. Podía escuchar otras parejas en las sombras, susurros flotando a su alrededor, luego a lo lejos. Estaban solas en su esquina y Lena no pudo mantener las manos para sí misma mientras alcanzaba a Yulia.

Su beso fue duro, salvaje y Lena gimió, su cuerpo la dejó cuando los dedos de Yulia se arrastraron bajo la curva de su pecho, jugueteando con ella, finalmente rozando el tenso pezón, que se endureció aún más. Alejó su boca respirando con dificultad y apoyándose en el toque de Yulia. Si se hubiese tomado el tiempo para pensar... racionalmente... acerca de lo que estaban haciendo, podría haber sido capaz de detenerlo. Pero no tenía pensamientos coherentes, nada a que aferrarse sino a este ardiente deseo que sentía, este deseo de hacer mucho más que un simple beso. Sus piernas se separaron voluntariamente cuando Yulia deslizó un muslo entre ellas, unas manos ahuecando sus caderas y acercándola más. Estaban en un lugar semi-público y no le importaba. Su cuerpo ya no era de ella para controlarlo.

-¿Estás mojada? - le susurró Yulia al oído. Lena se apretó con más fuerza sobre el muslo.

-Tonta pregunta - murmuró entre jadeos, mientras sus caderas se mecían lentamente contra Yulia.

La morena casi gruñó en su oído y luego la apartó rápidamente, sorprendiéndola.

-Jesús - dijo arrastrando sus dos manos por su cabello.

-No, Lena. No aquí. No de esta manera - dijo sacudiendo su cabeza - Esta no eres tú. No de esta manera. Lo siento - Lena agarró sus brazos, acercándola a ella nuevamente.

-¿Esta no soy yo? ¿Soy demasiado buena para esto? - trató de sonreír, pero su deseo era demasiado - Al parecer, en este momento, esta soy yo - dijo ella - Estoy aquí afuera contigo ¿no es así? - Sus miradas se encontraron, ninguna las desvió.

-Te deseo - dijo Yulia en voz baja - Quiero llevarte a casa, a la cama y hacer el amor contigo. No... No aquí afuera. No de esta manera.

Lena tragó saliva, tratando de encontrar su voz. Se movió nuevamente hacia los brazos de Yulia.

-Eres malvada - le susurró al oído - Podría correrme tan fácilmente en estos momentos - Yulia gimió, acercando aún más a la pelirroja nuevamente, deslizando el mismo muslo entre sus piernas.

-Dios, quiero estar dentro de ti - dijo haciendo que Elena gimiera - Muy dentro de ti.

Las caderas de la ojiverde se sacudieron, la costura de sus vaqueros presionandose con fuerza contra su clítoris. Se abrazó con fuerza a Yulia, con los ojos cerrados, mientras el aliento de la morena le hacía cosquillas en la oreja.

-No sólo mis dedos. Quiero mi lengua dentro de ti - susurró mientras su lengua serpenteaba dentro y fuera de la oreja de Lena - Justo así. Mi lengua muy profundamente dentro de ti. Quiero probarte cuando te corras.

El cerebro de Lena era un confuso desastre, sintiéndose casi delirante mientras se aferraba a Yulia, su orgasmo surgió tan rápidamente como sabía sucedería. Se mordió el labio inferior para no gritar, su clítoris palpitante mientras se apretaba con fuerza contra el muslo de Yulia. La morena la abrazó con fuerza, moviendo ahora sus manos con dulzura contra su espalda, susurrando palabras que Lena no podía descifrar en su aturdimiento lujurioso.

Apoyó su cabeza en el hombro de Yulia, finalmente siendo capaz de abrir sus ojos. Santo Dios, ¿acaba de hacer esto? ¿Había estado en un estado tan febril que había dejado que Yulia le hiciera esto? Sí.

-Lo siento - susurró - Esto se fue de las manos - Yulia la sostenía en un fuerte abrazo.

-Quiero hacer el amor contigo - murmuró ella - Por favor, no te alejes de mí. No... Pienses tanto acerca de esto - Yulia levantó la cabeza mirando los ojos de Lena -Tengamos esta noche ¿Por favor?

-Esto es incorrecto en muchos niveles - dijo la pelirroja, con voz tranquila.

¿Podría negarse a Yulia? ¿Podría negar lo que ella misma quería? Se inclinó hacia delante, dándole un beso ligero, moviéndose muy lentamente contra los labios de ella. No, no podía rechazar esto. También lo quería. El beso al parecer le dio a Yulia la respuesta que necesitaba.

Sonrió con alivio mientras guiaba a Lena hacia adentro. Hizo una pausa antes de abrir la puerta.

-No creo que deberíamos bailar más esta noche - Lena se rió, rompiendo un poco la tensión entre ellas.

-¿Temes que seamos arrestadas? - Yulia también se echó a reír.

-A Samir y a Dima les encantaría eso, ¿no es así?

Se detuvieron en el bar, Yulia pidió una Coca-Cola y Lena pidió agua, antes de unirse con las demás de regreso en su mesa.

Consciente de que eran observadas, Lena sintió que se ruborizaba. Se atrevió a enfrentarse a la mirada de Svetlana y se sorprendió de la envidia que encontró allí. ¿Y por qué no?

Ella y Yulia apenas podían mantener sus manos alejadas la una de la otra. Svetlana, así como las demás, sabían exactamente lo que ella y Yulia harían al llegar a casa esta noche. Y ese pensamiento, también, la hizo ruborizarse.

Capítulo 31:


Yulia se sentía como una torpe y titubeante adolescente en el viaje de regreso a casa. La noche había sido interminable y había creído que nunca se irían.

Fieles a su palabra, ella y Lena no bailaron nuevamente. Aunque, como resultó, pudo haber sido la ruta más segura. En lugar de eso, se habían sentado juntas en su esquina de la mesa como dos adolescentes en celo, sus caricias se volvían más audaces a cada segundo, sus besos lo suficientemente calientes para quemarse. Supo que era hora de detenerse cuando tiró de la mano de Lena entre sus piernas. La pelirroja pudo sentir la humedad a través de sus vaqueros, lo sabía por el suave gemido que dejó escapar. Había permitido a Lena que la tocara, pero sólo por un segundo. No quería avergonzarlas a ambas totalmente. Lena había alejado su mano, pero el cálido aliento en su oído y las palabras de la ojiverde casi provocaron que llegara al clímax justo ahí.

-¿Recuerdas cómo se sentía cuando te hice el amor con mi boca? ¿Con mi lengua en tu clítoris, chupándolo? Quiero hacerlo de nuevo. Esta noche.

Dios. Sí, Lena era un encanto. Era inocente... era brillante y refinada. Pero, maldita sea, tenía un lado lascivo que Yulia no podía esperar por explorar.

Svetlana y Becca trataron de mantener la conversación, pero ni ella ni Lena estaban contribuyendo demasiado.

Se preguntaba si se podía sentir la tensión en el coche. Con el silencio extendido, Yulia podía escuchar la respiración de Lena, consciente de que la pelirroja estaba tan excitada como ella. Contra su mejor juicio, tomó la mano de Lena y la puso entre sus piernas. La ojiverde no dudó mientras extendía sus dedos, presionando contra ella. Lena se acercó aún más, sus palabras salieron apenas en un susurro.

-No me tientes-, advirtió - Porque lo haré.

Lena la acarició tan suavemente que Yulia casi gimió en voz alta por el placer de hacerlo. Había perdido todo sentido de la decencia y el decoro, olvidando que estaban en un coche con otra pareja.

Afortunadamente, Lena no. Apartó la mano, haciendo una pausa para apretar su muslo antes de retirar su caricia por completo.

-Pronto - le susurró al oído.

Después de lo que parecieron horas, Svetlana finalmente detuvo el coche frente a su casa. Yulia no quería perder el tiempo en cortesías, pero Lena sostuvo su mano con fuerza, impidiéndole correr hacia adentro.

-Gracias por manejar - dijo Lena.

-Tenemos que devolverles el favor la próxima vez - les ofreció.

-Oh, no nos importa - dijo Becca - Ustedes dos tortolitas tengan una buena noche.

Yulia igualó sus sonrisas cómplices, demasiado excitada para importarle si se burlaban de ellas o no. Les hizo señas de despedida y repentinamente se volvió tímida cuando se dio cuenta, finalmente, que estaban solas. ¿Y si Lena cambiaba de opinión? ¿Y si se había arrepentido? La oscuridad le impedía leer los ojos de Lena y se quedó inmóvil, esperando.

Lena se movió primero, tomando su mano y dejando que sus dedos se entrelazaran. Yulia dejó escapar un suspiro nervioso. Pensaba que podría morir allí mismo si Lena decidía que esto era un error.

Pero fue la pelirroja quien las condujo al interior, fue Lena quien cerró la puerta con llave, sin molestarse con las luces. Y fue Lena quién agarró su camisa, tirando de ella bruscamente y deslizándola sobre la cabeza de Yulia antes de presionarla contra la puerta. Esto provocó que actuara, sus manos lucharon torpemente con los jeans de Lena mientras la pelirroja luchaba con los de ella.

Yulia perdió la batalla cuando la mano de Katina penetró más allá de la cinturilla de su ropa interior. Sintió que sus rodillas se debilitaron cuando, sin preámbulos, los dedos de Lena se deslizaron a través de su humedad, sin detenerse hasta que estuvo dentro de ella. Ambas dejaron escapar gemidos animales estrangulados antes de que sus bocas se encontraran la una a la otra. Las caderas de Yulia oscilaron contra la mano de Lena, provocando que Lena retirara sus dedos.

-A la cama - murmuró contra sus labios. Yulia gimió.

-Por Dios, mujer, ¿estás tratando de matarme?

Lena sonrió ligeramente cuando rodeó a Yulia desabrochando su sujetador y dejándolo caer al suelo. La morena contuvo el aliento cuando los dedos de Lena rozaron lentamente alrededor de sus pezones.

-Esto no es como antes - dijo Lena, su voz tranquila y suave - No tenemos prisa - Yulia trató de sonreír, pero no pudo.

-Estoy a punto de explotar aquí.

-Y voy a encargarme de eso por ti... -, Lena la besó, jugueteando con su boca y su lengua -...pero no con mis manos - susurró.

Si Yulia no hubiese tenido la pared como apoyo, podría muy bien haber colapsado. Lena agarró su mano y Yulia la siguió hasta el dormitorio con las piernas temblorosas.

Normalmente era la del control, la que tomaba la delantera. Pero se sentía impotente mientras permanecía inmóvil, mirando fijamente, mirando como Elena se quitaba su propia camisa y su sujetador. Lena era claramente la que tenía el control. El sonido de su sangre corriendo llenó sus oídos y estaba temblorosa cuando Lena finalmente se acercó a ella, sus dedos hábiles desabrocharon sus jeans por completo y lo empujaron hacia abajo deslizándolo por sus piernas. Yulia se quitó los zapatos y se salió de sus vaqueros, quedando de pie y desnuda, mirando con anticipación como Lena bajaba lentamente sus propios pantalones, lanzándolos lejos sin orden.

Una parte de ella no podía creer realmente lo que estaba sucediendo. Otra parte de ella, una parte muy pequeña... se preguntaba si era sensato hacer esto, sabiendo que estaban pasando por encima de todo tipo de reglas y protocolos.

Pero cuando la boca y los labios de Lena se movieron a través de su piel, cuando sus manos tomaron sus pechos, perdió todo pensamiento del protocolo. Su cabeza cayó hacia atrás mientras la boca de Lena se cerraba sobre un pezón, girando su lengua alrededor de él, causando que Yulia gimiera suavemente.

-A la cama-, dijo Lena nuevamente, su boca dejando el pecho de Yulia e instándola hacia la cama.

Yulia obedeció, tirando de la ojiverde hacia abajo con ella, dejando que Lena cubriera su cuerpo con el suyo. No hubo tiempo para pensamientos cuando la boca, las manos, la piel de Lena parecían estar por todas partes a la vez. Yulia le permitió tener total control a pesar de que su cuerpo estaba gritando por liberación. Abrió sus muslos, arqueando sus caderas contra el estómago de Lena, sintiendo como su humedad cubría la piel de Lena, consciente de que la pelirroja estaba tan húmeda como ella.

Pero Elena se negó a ser apresurada. Su boca dejó la de Yulia, haciendo un camino lento y deliberado hacia su pecho.

-Dios, Elena... - se quedó sin aliento, su respiración siseaba entre dientes mientras Lena chupaba un pezón dentro su boca.

-Por favor, te necesito - su voz sonaba ronca... y excitada... para sus propios oídos mientras jadeaba en busca de aire - Lena... por favor.

Lena liberó su pezón, raspando sus dientes a través de el en un beso deliciosamente doloroso.

Yulia gimió ante eso, sus caderas empujando contra Elena, buscando el contacto.

-Ábrete para mí - susurró Lena contra su piel.

-Dios, sí.

Entonces no hubo más esperas. Lena abrió sus muslos aún más, manteniéndola abierta mientras una lengua insistente se deslizaba contra su clítoris, deteniéndose el tiempo suficiente como para que Yulia apretara sus puños y luego siguiendo adelante, deslizándose a través de su humedad, profundizando en su interior. Yulia gimió ante el contacto, sus caderas empujando con fuerza contra el rostro de Lena, quién enterraba su lengua profundamente dentro de ella. Lena le permitió sólo unos pocos golpes antes de sacarla y regresar sobre su clítoris.

Lo chupó con fuerza dentro de su boca y las caderas de Yulia se levantaron de la cama, frotándose contra Lena. Su boca estaba abierta, jadeante, sus suaves gemidos combinados con los sonidos guturales procedentes de Elena mientras la lamía y la chupaba. Yulia quería prolongarlo... la dulce y dolorosa tortura... pero la boca de Lena y ahora sus dedos, no lo permitieron. Cedió ante la liberación de su cuerpo con una última embestida, su garganta áspera mientras gritaba el nombre de la ojiverde.



Yo solo no iba a entrar en combustión al editarlo.. así que lo decidí compartirlo temprano

Capítulo 32:



Lena se estiró lentamente. Su cuerpo maravillosamente le dolía. Suspiró con satisfacción, sus dedos rozaron ligeramente el brazo que todavía estaba envuelto posesivamente sobre su vientre. Estar con Yulia había sido tan estimulante como lo recordaba. Ahora, como entonces, se preguntaba si había sido un error. Si era así, lo había hecho de buena gana. Sin embargo, aún estaban trabajando en un caso, y probablemente no era la cosa más sabia que jamás hubiesen hecho.

-Probablemente no debimos haber hecho esto - dijo en voz baja. Sintió la sonrisa de Yulia contra su cuello.

-¿En qué ocasión? ¿La primera o la sexta? - Lena rodó sobre su espalda, volviéndose hacia Yulia. Sus ojos aún estaban cerrados, pero parecía tan tranquila, y entonces ...

-Dios, eres tan hermosa - susurró dándole voz a sus pensamientos. Sus ojos se abrieron, buscando los de ella, luego los cerró nuevamente.

-¿Sabes de que me arrepiento de esa primera vez?

-¿Qué?

-Esto, la mañana - dijo Yulia - Me arrepiento de no haber despertado contigo - también rodó sobre su espalda, sus ojos ahora abiertos mientras miraba hacia el techo - Nunca despierto con alguien. Siempre escapo de primera. Esa mañana, cuando desperté y te busqué, ya te habías ido.

Lena se puso de lado, moviendo su mano perezosamente a través de la piel de Yulia, sus ojos se deslizaron sobre los pequeños pechos y sus pezones oscuros. No sabía qué decir.

Sí, había sido la que se había ido esa mañana, huyendo antes del amanecer, regresando a la seguridad de su propia casa. Ahora, aquí, no había lugar donde ninguna de ellas pudiese escapar.

Pero a diferencia de la primera vez, Lena no sintió la necesidad de huir. Esperaba que Yulia tampoco.

-Como dije anoche, esto no es como la primera vez - dijo ella - No podemos ignorarlo, no podemos huir de esto. No podemos pretender que no sucedió.

-¿Fue lo que sucedió la primera vez? - Preguntó Yulia - ¿Acaso pretendimos que no había ocurrido?

-Después de esas primeras e incomodas semanas, sí, creo que lo hicimos ¿No es así? - Yulia se volteó y la miró, buscando sus ojos. Lena se preguntaba qué preguntas debería hacer.

-Se siente diferente esta vez ¿no es así? – La pelirroja no estaba segura sobre qué respuesta Yulia esperaba obtener.

¿Cuál era la pregunta detrás de la pregunta? Eligió cuidadosamente sus palabras. La morena rara vez mostraba su vulnerabilidad y nunca se permitía estar tan indefensa como lo estaba ahora.

-Creo que es diferente esta vez porque no tenemos una excusa - dijo ella - La última vez podíamos echarle la culpa al caso, a nuestra necesidad de distraernos de él. Ahora es diferente porque ... - se detuvo, sin saber cuánto debería contarle a Yulia sin provocar que saliera corriendo. Incluso entonces, no veía el punto de restarle importancia a la verdad.

-Ayer por la noche fue diferente porque se trataba de nosotras - dijo ella - Se trataba de la atracción que existe entre nosotras. Ayer por la noche no tenía nada que ver con este caso y los roles que estamos interpretando. Ayer por la noche fue acerca de ... nosotras - Yulia sonrió levemente - Siempre me he sentido atraída por ti, Lena – La ojiverde asintió

-Lo sé. Siempre me he sentido atraída por ti también. Es por eso que fue tan difícil jugar este juego. Tan difícil tratar de resistir - Yulia se apoyó sobre un codo, colocando su cabeza en la palma de su mano.

-Nunca quisiste sentirte atraída por mí, ¿no es así? - Era más una afirmación que una pregunta, pero Lena decidió que merecía una respuesta honesta.

-No. Me asustaba, de verdad. Tú no eres como cualquier persona con la que he estado, no eres alguien con quien hubiera tenido citas - dijo ella. Por lo visto, fue un error decir eso, ya que la expresión de Yulia cambió y la sinceridad que le estaba mostrando Lena desapareció.

-Sí, lo has dejado claro en varias ocasiones. No estoy en tu nivel. Ciertamente no soy ... Aleksei - dijo ella.

Lena no iba a dejar que se retrajera. Empujó a la morena sobre su espalda y se sentó a horcajadas sobre sus caderas, sujetándola por las muñecas.

-No vamos a jugar, Yulia. No esta vez. Dormimos juntas. A conciencia. Sin excusas - inclinó su cabeza, besando el pecho de la pelinegra suavemente - No quiero que haya excusas. Nos sentimos atraídas la una por la otra, nos guste o no. Esto era inevitable. Anoche fue ... extraordinario - dijo ella - No quiero que tengamos que evocar una razón del por qué - se encontró con la mirada de Yulia, aún notando cautela en ellos - Por favor, deja de menospreciarte a ti misma. Nunca he dicho ni una vez que no fueses lo suficientemente buena. Hay tantas cosas de ti que admiro - miró hacia otro lado por un segundo, luego regresó su mirada - También hay cosas de ti que no me gustan. Y ya sabes cuales son - Yulia asintió, luego las giró a ambas con facilidad, apoyando ahora su peso en la parte superior de Lena. La ojiverde intentó leer sus ojos, pero Yulia no dejaría.

-Está bien. Sin juegos - dijo ella - Y sin más fingimientos. Y sin eludir más el problema.

-¿Qué quieres decir?

-Quiero decir que no voy a fingir que no quiero tenerte desnuda cada noche y que quiero hacer el amor contigo - Yulia bajó su cabeza, girando su lengua alrededor de un pezón - Y voy a dejar de fingir que no quiero tomar una ducha contigo. Esa es una maravillosa fantasía que he tenido.

Lena gimió cuando los labios de la morena se cerraron sobre su pezón.

-Y no voy a fingir que no he soñado con hacerte esto - dijo mientras una mano se deslizaba entre sus cuerpos, moviéndose, sin vacilación, hacia la humedad que había causado. Lena la atrajo más cerca, haciendo que la boca de Yulia se encontrara con la suya.

-Está bien. Y yo voy a dejar de fingir que no quiero esto. Porque lo quiero -Levantó sus caderas mientras Yulia la penetraba, todos los demás pensamientos desfallecieron cuando la morena lentamente, y sin dudas, le hizo el amor.

***

Lena cerró la puerta del horno y ajustó el temporizador en su teléfono.

La cazuela era endiabladamente deliciosa, mezclada con queso y crema agria. Con una adición de brócoli para satisfacer su medidor de salud a pesar de que estaba cargado de calorías. En pocas palabras, a Yulia le encantaba y Lena quiso hacerlo por ella.

También les dejaría sobras por unos pocos días. Miró la botella de vino y luego miró el reloj. Era pronto para comenzar la cena, pero las dos estaban voraces, por decir lo menos. El desayuno había sido rápido y ligero, ambas estaban interesadas en la ducha que iban a compartir que en comer. El almuerzo lo había perdido por completo.

Lo único que las había sacado de la cama había sido una llamada de Samir. Habían localizado el coche de Leah Turner. Estaba sumergido en el lago Toledo Bend. Aún estaban buscando evidencias, pero el hecho de que el lago estaba a solo cuarenta millas de Hoganville le daba un poco más de credibilidad a su asignación. También hacía surgir más preguntas que respuestas. Nuevamente contempló la botella de vino. Yulia pronto estaría de vuelta. Había decidido dar una vuelta por el campus, una excusa que le permitiría pasar por la casa de Marcus. Tenían que reunirse con él, pero quería que fuese lo más discreto posible. Principalmente, sin que el jefe Aims sospechara. Finalmente decidieron hacerle una invitación a cenar. Dejarían que Marcus decidiera qué noche.

Estaba utilizando el sacacorchos, a punto de abrir el vino cuando vio que el coche de Fiona se estacionaba al lado.

-Oh, Dios mío - susurró cuando Fiona bajó del coche.

La había visto el viernes y apenas estaba comenzando a mostrar su embarazo, no era nada como esto. Lucía como una embarazada de siete meses. Bueno, como había dicho antes, no era asunto suyo e iba a dejar las cosas así, pero vio como Fiona se doblaba, en obvio dolor.

Olvidó el vino salió corriendo por la puerta hacia el otro lado del sendero, llegando a ella justo cuando la chica trató de dar un paso atrás.

-Cariño, ¿estás bien? -, Preguntó Lena, ayudándola a enderezar.

Ella jadeó audiblemente al verla. Pálida y grisácea, decaída, Fiona no pudo encontrarse con sus ojos.

-¿Fiona?

-Me he sentido mejor - dijo finalmente.

-Deja que te ayude a entrar - dijo Lena, aún sosteniendo con fuerza su brazo -¿Deberías conducir?

-Tomando en cuenta que he tenido que parar y vomitar seis veces, probablemente no.

Lena empujó la puerta de Fiona abriéndola, sin pensar que era extraño que nadie pasara llave. La llevó hacia un solitario sillón reclinable y la ayudó a sentar.

-¿Has visto a un médico? – Preguntó - Fiona negó con la cabeza - ¿No crees que deberías? Quiero decir, tal vez haya algo mal - dijo la pelirroja, tocando su frente, sorprendida por lo caliente que estaba -Tienes fiebre.

-Madre Hogan me dio algo para las náuseas - dijo Fiona y Lena se preguntaba si incluso se daba cuenta de cuan casualmente decía Madre Hogan. Esta era la segunda vez que había escuchado como se referían a Esther Hogan de esa manera. Otra prueba de que ella era quien estaba en control de la familia.

Lena se sentó en el sofá junto a ella, realmente preocupada por su bienestar.

-¿Hay algo que pueda hacer? ¿Puedes mantener algo en el estómago? ¿Caldo? - Fiona negó con la cabeza.

-La idea de comer algo ... bueno, me pone enferma - dijo simplemente con una rápida sonrisa - ¿Puedes quedarte y acompañarme por un rato?

-Por supuesto.

-¿Dónde está Yulia?

-Oh, está haciendo sus rondas - dijo evasivamente - Creo que era una excusa para salir de la casa.

-Hace tanto calor hoy, no puedo imaginar por qué quiere estar afuera - Fiona se echó hacia atrás - ¿Cómo estuvo el baile?

-Fue divertido. Había una banda en vivo - dijo ella viendo como el dolor atravesaba el rostro de Fiona - Cariño, creo que realmente necesitas un médico - Fiona negó con la cabeza.

-En mi bolso - dijo señalando el gran bolso que había dejado caer cerca de la puerta - Madre Hogan me dio algo para el dolor.

Lena vaciló, su preocupación por Fiona anulaba su necesidad de mantener la concentración en su trabajo.

-¿Es doctora? - Ante esto, Fiona sonrió.

-No, no en el sentido tradicional.

-¿Pero hay un médico?

-Sí. Pero Madre Hogan no me permite verlo - Lena pensó que la declaración era extraña, pero no hizo ninguna mención de ello. Trajo el bolso hacia ella y luego vio cómo Fiona sacaba un pequeño recipiente y lo agitaba - ¿Un vaso de agua y una cuchara?

-Por supuesto - dijo Lena, dirigiéndose rápidamente hacia la cocina y llenando un vaso. Fiona vertió un poco del polvo en el vaso y lo agitó. El agua se volvió color tiza. A juzgar por el rostro de Fiona cuando lo bebió, el sabor era abismal.

-¿Por qué no puedes ver al médico? - Preguntó la pelirroja, preguntándose si estaba pisando donde no debía. A Fiona no pareció importarle la pregunta, pero su respuesta no evidencia nada.

-Es complicado - Lena se arrodilló a su lado y le tomó la mano.

-La llamas 'madre'. Parece bastante mayor para ser tu madre - dijo ella. Fiona negó con la cabeza.

-Ella no es mi madre biológica, no. Su hermano, Antel, es mi padre. Pero mi madre y mi padre nunca han vivido juntos.

-¿Así que Esther es realmente tu tía?

-Técnicamente, sí - dijo ella en voz baja, con los ojos cerrados.

-¿Fiona? - Sus ojos se abrieron por un segundo.

-Estoy muy cansada - Lena se preguntaba qué clase de brebaje Esther Hogan le había dado.

-Vamos. Vamos a llevarte a la cama.

Fiona no protestó cuando Elena le ayudó a levantarse. Su habitación era muy sencilla y limpia, la cama arreglada con cuidado. Lena retiró las mantas y luego se preguntó si debía sugerirle a Fiona que se desvistiera.

Fiona se quitó los zapatos en una sacudida, luego se acostó de lado, con las manos ahuecando su abultado vientre. En cuestión de segundos estuvo profundamente dormida.

La ojiverde la miró, sacudiendo la cabeza. Algo estaba muy mal, lo sabía. Observó con fascinación mientras las manos de Fiona se movían, las patadas de su bebé eran lo suficientemente feroces como para hacerlas saltar. Con un suspiro, cubrió cuidadosamente a Fiona con las mantas. Verificaría después como seguía.

Si Esther Hogan no permitía que Fiona viera a un médico, quizás Gretchen, la enfermera de la escuela, podría ofrecerle algunos consejos. Es decir, si incluso eso estaba permitido.

Capítulo 33:


-Debiste haberla visto. Lucia ... como un fantasma - dijo Lena, poniendo la cazuela caliente en la estufa y cerrando la puerta del horno con el pie - Estaba lista para llevarla a San Agustín yo misma.

-No puede estar tan grande.

-Lo sé. Pero lo está. Y toda la cosa de Madre Hogan es rara. Quiero decir, me gusta Fiona, de verdad. Es dulce. No puedo dejar de pensar ... si esto se trata de algún tipo de culto... que está siendo forzada a este embarazo.

-¿Estás diciendo que no tiene libre albedrío? - Preguntó Yul tratando de probar algo de la cazuela, sólo logrando que su mano fuera golpeada.

-Bueno, tiene un coche, viene a la escuela. Tiene un trabajo. Asumo que conserva su salario. Demonios, tal vez Madre Hogan se queda con él - Yul tomó su mano, aquietando sus movimientos.

-¿Esto te tiene preocupada?

-Sí. Y después de comer, tenemos que ir a ver cómo está. Ya verás lo que quiero decir.

-Grandioso. Entonces vamos a comer. Me muero de hambre.

Esta vez la pelirroja permitió que tomara un trozo de la esquina y la morena agarró una pizca de queso, lamiéndose los dedos del bocado. Sintió que Lena la miraba y se detuvo, viendo como los ojos verdes de Lena se oscurecían.

La cena fue repentinamente olvidada cuando la ojiverde se movió hacia sus brazos, presionando sin timidez su cuerpo contra ella.

-Tenías que lamerte los dedos, ¿eh? -, Murmuró Lena contra sus labios. Se apartó del beso.

- Vamos a la cama.

-Pensé que estabas muerta de hambre - le recordó Lena.

-Lo estoy - empujó a la pelirroja tras ella, escuchando la risa deliciosa de esta detrás de ella. También sonrió, planeando cómo iban a pasar la próxima hora. Y no incluía una cazuela.

***

-¿Fiona? - Lena volvió a llamar cuando no obtuvo respuesta. Se volvió hacia Yul - Tengo un mal presentimiento.

-Sólo entremos y veamos cómo está. Probablemente sigue durmiendo - Lena esperaba que ese fuera el caso.

Había visto de primera mano la rapidez con que la droga le había noqueado, para empezar. Pero no podía evitar la sensación de que algo andaba muy mal. Fiona se encontraba en la misma posición en la que la había dejado, su respiración lenta y regular.

Lena tocó su rostro, luego alejó su mano.

-Está ardiendo - le quitó las mantas, dejando al descubierto las sábanas empapadas.

-Voy a llamar a Marcus - dijo Yul sosteniendo su teléfono - Voy a hacer que se ponga en contacto con Gretchen.

Lena asintió luego fue al baño consiguiendo un paño húmedo. Limpió el rostro de Fiona, sacudiéndola ligeramente.

-¿Fiona? ¿Puedes oírme? Tienes que despertar, cariño - Fiona gimió, pero sus ojos no se abrieron. Lena le dio unas leves palmaditas en la mejilla - Vamos. Despierta.

-Marcus va a llamar a Gretchen y le va a pedir que venga - dijo Yul. Sacudió su cabeza con los ojos muy abiertos.

-Guau, no estabas bromeando. Está enorme.

-Lo sé. Y hace dos semanas ni siquiera se notaba - la sacudió con más fuerza -¿Fiona? Por favor, despierta.

-Tal vez deberíamos dejarla tranquila hasta que Gretchen llegue - sugirió Yul -No sabemos qué tipo de drogas tomó - Lena retrocedió, sabiendo que Yul probablemente tenía razón. Pero Fiona se veía tan indefensa y a juzgar por la mueca en su rostro, aún tenía dolor.

-Aún no he conocido a Gretchen ¿Y tú?

-No.

Alejó su mirada de Fiona, tomando la mano de la morena y llevándola afuera de la habitación.

-Sigo diciéndome a mí misma que esto no es asunto mío - dijo ella - Pero Fiona se ve tan inocente. Tan, no sé, tan indefensa.

-Obviamente ha estado muy protegida..

-Esther Hogan es su tía. Y es muy obediente, por lo que puedo decir. Obviamente, necesita un médico ... un médico verdadero ... pero Esther se lo prohíbe. Así que Fiona, tan enferma como está, obedece - Lena negó con la cabeza - Simplemente no lo entiendo.

-Está subordinada, por cualquier razón. Como vimos en la cafetería, todos lo están.

-Entonces, ¿qué clase de sujeción tiene Esther Hogan sobre ellos? Fiona tiene educación. Es licenciada. Es profesora en ciencia ¿Por qué, entonces, ocurre esto? -, Preguntó ella señalando hacia el dormitorio.

Yul no tuvo respuesta para ella más que un encogimiento de hombros.

Lena iba y venía, esperando con impaciencia que Gretchen Hogan llegara. Cuando unos faros destellaron a través de la ventana dejó escapar un suspiro de alivio. En realidad no se había hecho una imagen mental de Gretchen, por así decirlo, así que estar sorprendida era un eufemismo.

Gretchen Hogan tenía casi seis metros de altura y lucía como un buey. Sus ojos oscuros eran como puñales, y Lena dio un paso atrás automáticamente.

-Deben irse ahora - dijo Gretchen secamente mientras se dirigía directamente a la habitación de Fiona.

Lena y Yul se miraron. No sería despedida con tanta facilidad, por lo que siguió a Gretchen, sólo para que la puerta fue cerrada en su rostro.

-¿Quién demonios se cree que es ? - estuvo a punto de abrir la puerta cuando Yul le agarró la mano.

-Dejémoslo así - dijo Yulia.

-Pero ...

-No podemos ponernos al descubierto - susurró ella.

Maldita sea. Lena respiró profundo, asintiendo con la cabeza.

-Está bien. Tienes razón.

De vuelta en la casa, mientras Yulia llamaba a Marcus, Lena se puso de pie junto a la ventana, con sus ojos fijos a la puerta principal de Fiona.

Quince minutos más tarde, Gretchen ayudaba a una torpe Fiona a meterse en su coche y luego se alejó.




Infinitas gracias por la recepción que ha tenido el fics