MUROS DEL LAMENTO// BY GERRI HILL (ADAPTACIÓN YULENA)

Capítulo 7:

Esther Hogan pasaba los dedos por la túnica púrpura, sorprendiendose por su suavidad después de todos estos años. Había sido de su madre, heredado a ella más de treinta años atrás, cuando se hizo cargo del rebaño. Esto había sido predestinado, lo sabía y se había preparado, pero, cómo le había encantado el día que su madre se había enfermado y le había dado la túnica. Fue con orgullo que admitió que ella era probablemente la madre más preparada de todas, incluso más que su querida abuela.

Cerró los ojos, haciendo una nota mental para ir a visitar a su abuela más tarde.

Deslizó la túnica colocándosela, dejando la capucha abajo. Por ahora.

Los ancianos se reunirían en las cámaras muy pronto y ella tendría tiempo para vestirse completamente. El calor del verano ya estaba sobre ellos y se vendió un poco de indulgencia. La reunión sería más larga de lo que todos anticipaban, lo sabía. Fiona, como buena oveja que era, le había alertado sobre las extrañas. Dos nuevas mujeres eran un problema en la escuela. Por eso había ordenado el cierre. No había tenido tiempo de hacer sus pesquisas. Este nuevo director estaba resultando difícil de corromper.

Sonrió un poco, su mirada pasó a sus dedos ... sus uñas ... y las rozó suavemente contra la túnica.

Quizás el director Marcus necesita un poco de persuasión. Y eso también podría ser divertido, pensó daría a Belden algo que hacer. Después de todo, él había destrozado al guardia, al que llamaba Richard, en un tiempo récord.

El antiguo reloj de pared dio la hora y obedientemente levantó la capucha sobre su cabeza, dirigiéndose hacia la escalera que la llevaría a los túneles subterráneos. Solía ​​tener miedo de los túneles cuando era joven, pero ahora podía encontrar el camino con los ojos vendados a través del laberinto, la cueva y las cámaras más allá.

La esperaban ... los ancianos. Entonces se detuvo, con una amplia sonrisa. Había llegado a amar toda esta retórica ritual que su bisabuela había comenzado. Conocía la historia detrás de todo esto, por supuesto, pero la mayoría del rebaño no la conocía. Para ellos, esto era todo lo que había conocido. Y ninguno de ellos lo sabría nunca.

***

Lena apartó la mirada de la calabaza que estaba cortando, todavía preguntándose cómo había llegado a ser la encargada de la cena.

La pelinegra estaba hablando por teléfono, sobre todo escuchando, asintiendo de vez en cuando. Era Boris, lo sabía muy bien, pero la mayor parte de la conversación había sido unilateral. Cuando la pelinegra bajó su teléfono, Lena esperó expectante.

-Nada nuevo, en realidad. Están haciendo algunas investigaciones sobre antecedentes. O tratando de hacerlo. La cafetería y la tienda de comestibles, así como la estación de servicio, son legalmente propiedad de la finca Hogan. Financieramente, parecen ser los únicos activos que poseen, aparte de la tierra adyacente. Y están tratando de obtener registros del sujeto de la facultad de medicina, Don Hogan. Aparte de eso, nada.

La pelinegra se acercó, inspeccionando la pila de verduras que Lena había cortado.

-¿Así que acabas de inventar esto o qué?

-A menos que quieras ser voluntaria para cocinar, me permito sugerirte que mantengas tus comentarios para ti misma - dijo ella - Y no, no estoy inventando esto. Es un plato que cocino con frecuencia.

-Verduras ¿Qué más?

-Arroz integral. Y voy a hacer una salsa para poner en éste.

-Quiero decir, ya sabes, las proteínas.

-Judías blancas y Frijoles. Una mezcla - Las cejas de la pelinegra se elevaron.

-¿Frijoles? Fui de compras contigo. Vi que compramos pechugas de pollo, pescado, un par de filetes. Así que ¿frijoles?

-Tendremos hamburguesas mañana. Pensé que sería mejor una comida vegetariana esta noche. Quedará a la perfección con el Chardonnay - Yulia suspiró.

-Voy a extrañar el pedir para llevar. Así es como sobrevivo ¿sabes?

-No tengo dudas. Tienes suerte de que me encante cocinar.

-Sí, que afortunada - murmuró mientras se dejaba caer en el sofá - Tomaré las verduras y el arroz. Y no hay televisión.

-Entonces pídele autorización a Boris para comprar una - sugirió ella.

-Sí. Deberíamos.

Lena puso las cebollas y los pimientos en el aceite de oliva caliente, mientras terminaba de cortar la calabaza. Su primera noche juntas no iba bien. Había una tensión visible entre ellas y sabía que era debido al hecho de que pronto, se retirarían al dormitorio juntas, a compartir una cama que se hacía más pequeña a cada minuto. Así que ahora parecía un buen momento como cualquier otro para traer a relucir ... esa noche.

-¿Por qué nunca hemos hablado de eso? - Preguntó ella.

Afortunadamente, Yulia no pretendió no saber de lo que estaba hablando. La pelinegra no podía, sin embargo, sostener su mirada.

-Porque eso es lo que hacemos. No hablamos de las cosas. Hacemos nuestro trabajo, vemos lo que vemos y lo manejamos a nuestra manera. Esa noche, sucedió que lo manejamos juntas.

Lena se sorprendió por su respuesta honesta. Era mejor que cualquier cosa que podría haber dicho. Pero sintió que le debía una explicación a Yulia.

-Te conozco. He trabajado contigo durante varios años. Tienes una personalidad que te encargas de proyectar a todo el mundo ... siempre con una amante diferente. Sales de búsqueda, luego que hemos tenido una terrible misión. Vas al bar, encuentras a una extraña, alguien que no conoces, alguien que no tendrás que conocer, luego terminas con ella. Te vas a tu casa, luego la dejas y te olvidas por completo de ella.

-Hey, espera un minuto - dijo la pelinegra - No soy la única que desaparece. Tú también lo hiciste.

-Sí, porque sabía que no te gustaría hablar de ello, tratar con eso. Ese no es tu estilo ¿Qué hubiésemos hecho si me hubiera quedado? No era como las demás, donde podrías hacer tu escape antes de que me despertara y no verme nuevamente.

-No. Pero tú escapaste - le recordó la pelinegra.

-Sí. Lo hice para que tú ... nosotras ... no tuviésemos que enfrentarlo. Me fui porque eso era lo que querías. Me fui porque ... bueno, porque sabía que iba a ser difícil. Y sabía que no tendríamos ninguna razón del por qué hicimos lo que hicimos. Y no quería que estuviésemos incómodas en el trabajo - soltó una risa silenciosa - Lo cual, por supuesto, fue imposible. Pasamos las primeras semanas actuando raro la una con la otra, tanto es así que Samir y Dima empezaron a notarlo. Todo volvió a la normalidad, pero ...

-¿Pero? ¿Qué habríamos hablado? Tuvimos sexo. Fue una de esas cosas. Fue una misión jodida y ...

-¿Y qué? ¿Yo estaba allí? ¿Estaba disponible? - La pelinegra negó con la cabeza.

-Eso no es lo que quise decir - hizo una pausa -Bueno, sí, tal vez es lo que quise decir. Estabas allí. Eras alguien con quien podía relacionarme. No eras una extraña sin nombre que no me conocía, que no conocía el trabajo - La pelinegra la miró a los ojos, finalmente sosteniendo su mirada - ¿Por qué viniste al bar esa noche?

Lena se volteó. Sabía que si sacaba a relucir esa noche, Yulia le haría esa pregunta. A pesar de estar preparada para eso, todavía no tenía respuesta. Supuso que esa noche, sin duda, había tenido una razón. Y si tuviese que adivinar, diría que había sido a causa de la pelinegra. A causa de los niños. Porque sabía cómo Yulia tomaba esas cosas de manera tan personal. Y por alguna razón, esa noche, no quería que Yul encontrara consuelo en los brazos de una desconocida ... y visitara la cama de una extraña.

-Tienes razón. Entendía como nadie más podría saber lo que habías pasado ese día. Nadie podría entender lo que necesitabas - dijo en voz baja, sorprendiéndose a sí misma con su respuesta honesta. Miró nuevamente a la pelinegra - Y creo que tal vez necesitaba a alguien que me entendiera también.

La pelinegra estaba en silencio, posiblemente sorprendida por sus palabras, porque por una vez, no tenía respuestas. Sus ojos se sostuvieron por largo tiempo, entonces Yulia asintió, finalmente, apartando su mirada.

Lena regresó a preparar la cena, preguntándose si aquello sería lo último de su conversación sobre este asunto. Si era así, en realidad era más de lo que había pensado que jamás dirían.

Capítulo 8:

La pelinegra hojeó las notas de Marcus por lo menos una quinta vez, releyendo cada línea, encontrando todo el asunto extraño. Era como una mala película de televisión. Tal vez Lena tenía razón cuando decía que se parecía a la película de las mujeres perfectas. Por toda la información, los residentes del pueblo actuaban más como robots que otra cosa.

Levantó la vista al escuchar que cerraban el agua. Acostumbrarse a compartir un baño iba a tomar un tiempo. Tratando de no imaginar a Elena desnuda, secándose cuando terminaba de ducharse, eso iba a ser casi jodidamente imposible. Recordaba cada exquisita curva del cuerpo de Elena Katina.

Se apartó de la mesa y se puso de pie junto a una ventana, mirando hacia el bosque a través del camino. No lo llamaría una calle. Las cabañas, aunque todas estaban relativamente cercanas entre sí, eran escalonadas y compensadas, lo que permitía algo de intimidad. Ladeó la cabeza al escuchar cómo se abría la puerta del baño, luego la puerta de la habitación, consciente de que Elena se estaba vistiendo.

Pasó la mano por su cabello, pensando en la noche anterior. Había sido sorprendida por la confesión de Elena. Se había preguntado a menudo cómo Elena había terminado en el bar esa noche. Era sólo un bar regular de lesbianas ... con música ruidosa, luces tenues y una gran cantidad de alcohol y risas. No era un lugar que Elena Katina frecuentara, lo sabía. Las circunstancias que la llevaron allí ... bueno, ella no estaba muy segura de cómo se sentía acerca de eso. ¿Debería estar agradecida de que a Elena le importara lo suficiente como para hacer eso? ¿O era como Elena había indicado? Que ambas se necesitaban mutuamente esa noche.

A pesar de todo, eso pareció aliviar un poco la tensión entre ellas. La cena había estado buena, la conversación ligera y había sido agradable compartir una botella de vino conscientes de que no habría expectativas al final de la noche.

Realmente el hecho de que compartirían una cama sería algo incómodo y Lena esa vez trazó una línea imaginaria en el medio que la pelinegra prometió no cruzar. Y no lo había hecho.

Durmió profundamente y eso la sorprendió. No estaba acostumbrada a dormir con alguien, pero descubrió que la presencia de Elena era tranquilizadora, por lo menos. Lo que sería genial y maravilloso ... si su mente no recordara continuamente esa noche. Era una noche que recordaba con gran detalle, lo cual era inusual en ella. Normalmente, los efectos persistentes del tequila borraban de su mente la mayoría de sus flirteos. Esa noche en particular, dejó el bar antes de que sucumbiera al tequila. Estaba bastante lúcida en cuanto a su seducción hacia Elena Katina. ¿O era la seducción de Elena hacia ella? No importaba. Podía recordar cada detalle con deliciosa claridad.

-Oye.

Se dio la vuelta encontrando a Elena luciendo tan hermosa como siempre ... pantalones cortos ajustados color caqui, una blusa de corte bajo que dejaba ver demasiado escote, cinturón de cuero y sandalias a juego.

La pelinegra levantó una ceja mientras divisaba el esmalte de uñas color rojo en los dedos de sus pies. Eso era algo que nunca había considerado y le fueron muy sexy. Echó un vistazo a su propia ropa. También usaba pantalones cortos color caqui, aunque gastados y arrugados. Su camiseta colgaba muy suelta, sus zapatos eran sandalias deportivas.

-Me siento mal vestida - dijo ella.

-Te ves muy bien. Es una barbacoa.

-¿Entonces por qué estás tan arreglada? - Lena se miró a sí misma.

-Esto no es estar tan arreglada.

-Oh. Ya veo. Eso es tu ocasional. Para mí es bien arreglada.

Lena sonrió, lo que en realidad era una dulce sonrisa, notó la pelinegra.

-Sí, bueno, tú eres tú y eso es lo que te hace sentir cómoda. Y esto es lo que me hace sentir cómoda.

La pelinegra dejó que la conversación terminara con eso. Si hubiesen estado con los chicos, habría hecho una mención cruda de la blusa de corte bajo, del atractivo escote. Pero se contuvo. Se estaban llevando bien y por qué echar a perder eso con un comentario grosero.

-Empaqué para nosotras algunas botellas de cerveza y agua. No estoy segura de qué clase de fiesta es ... - dijo ella - ¿O prefieres tomar vino? - Lena negó con la cabeza.

-Tomaré cerveza. O agua. Está bien.

-Y no toqué la carne preparada que hiciste. Todavía está en la nevera ¿Qué era toda esa mezcla allí de todos modos?

-Sólo algunas cebollas verdes y pimientos y hierbas. Nada de otro mundo.

-Lucía ... interesante - admitió ella. Lena se echó a reír.

-¿Esa es tu manera de decir que prefieres una hamburguesa simple y común?

-Probaré cualquier cosa. Una vez - agregó la ojiazul.

***

Lena se sobresaltó cuando la pelinegra le tomó la mano y luego se relajó tratando de entrar en su papel de novia amorosa.

Escucharon risas por la parte de atrás, así que saltaron la puerta principal y se dirigieron por el costado. Svetlana les hizo señas.

-Me alegra que hayan venido - dijo ella.

-Hola, soy Robbie - dijo una mujer bajita y rubia extendiendo su mano - Déjenme hacerme cargo de eso por ustedes - Lena le entregó el plato con sus hamburguesas.

-Gracias. Soy Elena. Ella es Yulia.

-Encantada de conocerlas. Siempre es emocionante adquirir nuevos miembros en nuestra comunidad.

-Veo que encontraron la tienda de comestibles - dijo Becca.

-Confío que no haya sido en Hoganville - La pelinegra se echó a reír.

-No, tenías razón sobre eso. Nos detuvimos allí. Parecía desierta ¿Estás segura que hay personas viviendo allí?

-Oh, es un lugar un poco extraño. Soy Julianne. Todo el mundo me llama Jules.

-Hola, Jules. Gracias por invitarnos - dijo Lena.

-Nos turnamos y hacemos esto cada fin de semana. El entretenimiento escasea por aquí.

-Vamos a bailar todos los sábados en la noche - dijo Svetlana - ¿Les gusta bailar?

Antes de que Lena pudiese decir que no, que ellas definitivamente no bailaban, la pelinegra pasó un brazo por su cintura y la atrajo hacia sí.

-Nos encanta bailar - dijo ella - De hecho, así fue como nos conocimos - Lena sonrió con los dientes apretados.

-Oh, cariño, no cuentes esa historia - dijo con la esperanza de que ña pelinegra no fuera a improvisar una historia fabricada, se suponía que se habían conocido en una cita a ciegas. En su historia fabricada ni siquiera se mencionaba el baile. Lena sonrió a Svetlana - Yo había bebido demasiado - explica ella.

-De cualquier manera, caíste ante mis encantos ¿no es así? - Bromeó la pelinegra.

-Creo que me va a encantar esa historia - dijo Svetlana con una carcajada - El bar gay más cercano está a casi dos horas de distancia, pero aún así hacemos el viaje. Vamos, agarren una silla del jardín y les presentaré a todos.

***

Yulia estaba pasando un tiempo fabuloso y tuvo que recordarse a sí misma que estaban trabajando. Pagaría por ello más tarde, cuando estuviesen a solas, pero ahora mismo, con su mano apoyada cómodamente en el muslo desnudo de Lena, la vida era buena.

-Voy a vengarme por esto - murmuró la ojiverde - No hay necesidad de exagerar.

-Vamos. Se supone que estamos enamoradas. ¿No es esto lo que haces?

-No lo sé. Pero si mueves la mano más arriba, voy a cortarla.

La pelinegra apenas controló su risa, en cambio, se inclinó aún más cerca y rozó la mejilla de Lena con sus labios.

-Solo espera cuando vayamos a bailar. Eso sí que va a ser divertido - Lena la miró.

-Nos conocimos en una cita a ciegas - susurró -No puedes improvisar, por el amor de Dios.

-No te pongas así, bebé - dijo ella - Me encanta bailar. Canciones lentas - añadió un guiño.

Afortunadamente ... antes de que Lena pudiese responder ...

Svetlana se unió a ellas, sosteniendo un plato de huevos rellenos. Lena cortésmente tomó uno. La pelinegra agarró dos, metiendo uno en su boca inmediatamente.

-Muy bueno - murmuró con la boca llena.

-Es la especialidad de Becca - dijo Svetlana - No se lo digas, pero estoy realmente harta de ellos.

-Esto es divertido-, dijo la pelirroja - Gracias por incluirnos. Ha sido un placer conocerlas a todas.

-Oh, seguro. Hacemos esto cada fin de semana, o el sábado o el domingo. No todo el mundo viene, por supuesto, pero todas son bienvenidas.

-Bueno, tendremos que ser anfitrionas muy pronto - dijo Lena sorprendiendo a Yulia cuando cubrió su mano, dejando que sus dedos se entrelazaran. Becca se unió a ellas, arrastrando una silla del jardín cerca del círculo.

-Entonces ¿qué les pareció Hoganville?

-No estoy segura de qué pensar - dijo la pelinegra - Parecía que todo estaba cerrado. No vimos ni un solo coche.

-¿Coche? Ni siquiera vimos personas - dijo Lena.

-Sí, es una locura. Es como si pasaran un interruptor y el lugar se cerrara.

-Sin duda, algunos de los empleados de la escuela deben ser de Hoganville - dijo Yulia -¿Alguien les ha preguntado?

-En realidad, sólo hay dos locales en la escuela. Bueno, sin contar el personal de limpieza a medio tiempo y los trabajadores de la cafetería. Nunca los vemos de todos modos. Pero te gustará Fiona. Es agradable. Enseña ciencias. Ahora Gretchen, la enfermera, no. Es muy distante. No tiene nada que ver con nosotros.

-¿Sólo dos? Guau - dijo Lena.

-Sí. Eso también es extraño, lo sé. Incluso el mantenimiento, lo contratan desde fuera.

-¿Qué dice Fiona acerca del pueblo?

-No mucho - dijo Svetlana - Cuando comentamos lo extraño que son todos, ella se ríe y dice que es como siempre ha sido en Hoganville.

-Por cierto, ella vive al otro lado de donde estás tú - dijo Becca.

-No los fines de semana. Siempre se va. Se queda con su madre, creo. Regresa los domingos por la noche.

-¿Cuántos años tiene?-

-Treinta y algo - dijo Svetlana. Se acercó más y sonrió - Ahora, quiero oír cómo se conocieron.

Capítulo 9:

Fiona se quedó mirando su reflejo en el espejo mientras continuaba cepillando su cabello largo y oscuro. Madre Hogan la había convocado y no tenía idea del por qué. Siempre había seguido todas las instrucciones que se habían dado. No había habido errores. Había visto como sacrificaba a sus amigos hacía mucho tiempo por no ser fieles al rebaño. No quería sufrir su suerte. Con una última cepillada, se puso de pie, alcanzando la túnica blanca y deslizándose en ella.

Añoraba el día en que pudiese reemplazar el blanco virginal por el manto negro que usaba la mayoría. Estaba más que lista para una pareja, si sólo madre lo permitiera. No sabría que elegir si lo dejaban en sus manos, ya que no había nadie de su misma edad en el rebaño, excepto Don y madre les había prohibido que se hablaran.

-¿Fiona? Es hora.

Se encontró con los ojos de su madre inquisitivamente, pero la anciana no dijo nada. Con un movimiento de cabeza, Fiona pasó a su lado, en dirección hacia la cocina y la puerta que la llevaría a la planta baja y los túneles.

Cerró la puerta detrás de ella, estrechando los ojos para adaptarse a la oscuridad. Deslizó su mano a lo largo de la pared, buscando la antorcha. Como siempre, hizo una rápida inspección. El olor a humedad era familiar para ella, pero sintió una ligera aparición de miedo. El temor de que los túneles colapsaran sobre ella era algo que había llevado desde que era una niña. Respiró profundo, finalmente alejando la ansiedad y haciendo que sus pies se movieran. Siguió el laberinto de túneles, girando a la derecha en el cruce donde normalmente giraba a la izquierda cuando iba a la reunión mensual en las cámaras.

Sólo había sido convocada por la Madre Hogan en dos oportunidades. Una vez, cuando se le dijo que iría a la universidad para convertirse en maestra. La segunda vez cuando había sido contratada en la escuela.

Pasha estaba montando guardia junto a la puerta que conducía a las habitaciones de la Madre. Asintió con su cabeza, pero no habló.

-Fiona - saludó él - Madre está esperando - dijo indicándole que pasara. Siguió a Pasha por las escaleras, hacia la propiedad Hogan.

La casa había sido construída más de cien años atrás, lo sabía y solía albergar a cinco familias. Hoy día, sólo madre Hogan y su hermano vivían allí, junto con el niño que ofrece procreado. El niño que no hablaba.
Como había ocurrido las dos primeras veces, fue llevada al estudio.

La gran sala mostraba su antigüedad, el mobiliario viejo y desgastado, las cortinas polvorientas y descoloridas, colocadas contra el sol de la tarde. Madre estaba sentada en el enorme sillón de cuero, su manto púrpura cubría su cuerpo y la capucha ocultaba su rostro. Como siempre, Fiona sintió un escalofrío en la habitación. Tragó saliva, nerviosa, esperando instrucciones.

-Fiona, gracias por venir - dijo madre - Por favor, siéntate.

-Sí, madre - dijo y se sentó frente a ella.

-Estoy segura que te estás preguntando por qué te he llamado. Un par de razones - dijo madre - En primer lugar, gracias por alertarnos sobre las nuevas profesoras en la escuela. Voy a necesitar que averigües lo que puedas sobre ellas. Tenemos que ser cuidadosos, Fiona. Debemos protegernos de los forasteros. Siempre.

-Sí, madre. Voy a hacer mi mejor esfuerzo.

-Sé que lo harás, hija - entonces sonrió extendiendo su mano para estrechar la de Fiona, sus delgados y fríos dedos eran sorprendentemente fuertes - Hay algo más. Es hora de copular. Nuestro rebaño es cada vez menor. Es el momento de reponer - El corazón de Fiona latió con fuerza.

-¿Yo?

-Sí. En la gran cámara. En el altar de los sacrificios. Esta noche.

-¿A quién ha elegido para mí, si me permite la pregunta?

-Sólo queda un Hogan puro - dijo madre - Mi hermano, Antel - Fiona no pudo mantener el jadeo de su voz.

-Pero él ... él copuló con mi madre.

-Sí. Tienes sangre Hogan en ti ¿Qué mejor manera de mejorar la sucesión, siendo él el padre de tu hijo?

-Sí, madre - dijo sintiendo alivio cuando madre le soltó la mano. Frotó sus manos con nerviosismo.

-Tendremos la ceremonia a las ocho. Después, serás presentada con tu nuevo traje. Te quedarás aquí con Antel esta noche y no regresas a la escuela - instruyó - Tendrás que perder un par de días, quizás una semana.

-Sí. Gracias, madre. Estaré lista.

-Sé que lo estarás, hija. Siempre has estado lista cuando se te ha necesitado. Ahora, ve. Ya he enviado un mensaje a tu madre. Ella preparará tu baño.

Fiona hizo el viaje de regreso a través de los túneles mucho más lentamente que antes. Se detuvo en un cruce, mirando por el pasillo que la llevaría a las cámaras ... y más allá de eso, a las profundas y oscuras cuevas.

Esta noche, el rebaño se reuniría para ver la cópula. Ella había sido testigo de cinco cópulas anteriormente. Recordó el miedo que sintió la primera. Era joven y no había entendido. A medida que fue creciendo, el miedo se había convertido en excitación. Ahora, finalmente era su turno.

***

Elena se tomó su tiempo en la ducha, sobre todo porque todavía no estaba segura de su reacción en la tarde. No se hacía ilusiones con los papeles que estaban jugando. O por lo menos no creía que se hacía ilusiones. En público fingían ser amantes. Estaba preparada para eso. Pero para lo que no estaba preparada era para las agarradas de mano, para el tacto. Los besos. Metió el rostro en el agua, deseando estar enojada con Yulia. Pensaba que estaban siendo lo suficientemente convincentes ¿Yul tenía que besarla? Concedido, fue rápido y con la boca casi cerrada. De hecho, podía ser considerado como casi casto. Casi. Si no fuera por el hecho de que ... para su horror ... no estaba segura de quien había comenzado el beso. Afortunadamente Yulia se había alejado, había evitado sus ojos. Elena, sin embargo, fue muy consciente de como se había acelerado su pulso por el contacto. Pensaba que había olvidado su noche juntas, pero al parecer su cuerpo no lo había hecho. Así que sí, quería estar enojada con Yulia. Supuso que la ojiazul también pensaba que estaba enojada.

Tan pronto como abandonaron la fiesta, Yulia soltó su mano y caminaron a casa en silencio. La morena la había excluido colocándose sus auriculares para escuchar música. Elena se había retirado a la ducha.

A pesar de todo, no pudo evitar sonreír al recordar la historia de Yulia de cómo se habían conocido. Dios, había sido un milagro haberle seguido el juego, ya que lo estaban inventando a medida que avanzaban. En un momento dado, cuando Yulia estuvo a punto de lanzarse con otra historia, Elena había cerrado su boca, cubriéndola con su mano. Esto llevó a una leve lamida de la lengua de la ojiazul contra su palma, lo que le hizo bajarla. Ambas se rieron y les había parecido tan natural, incluso para ella, que se inclinó para darle un beso. Antes de que su mente se acoplara con su cuerpo, el beso ya había terminado.

Bueno, tal vez sólo necesitaban algunas reglas básicas ¿Agarrarse de la mano? Está bien ¿Toques ocasionales? Sólo si era necesario ¿Besos? Definitivamente no. No debería haber ninguna razón para que se besaran en público. Ninguna.

Ahora, con un propósito, rápidamente terminó su ducha y se vistió, encontrando a Yulia en la misma posición en la que la había dejado ... sentada en el sofá, meneando su cabeza ante la música que escuchaba. Elena se acercó quitando los auriculares de sus oídos.

-Tenemos que hablar.

-¿Por qué?

-¿Por qué? Creo que sabes por qué - dijo notando como la morena evadía su mirada -Repasemos algunos -que hacer y no hacer- - dijo ella. La morena rodó los ojos.

-¿En serio? Fue apenas un beso - dijo ella - Y parecía ser lo adecuado en ese momento.

-Sí, lo era - admitió. Mierda - Solamente que preferiría mantener las cosas lo más simple posible. Sería extraño si no nos tomáramos de la mano o ... o nos tocáramos de vez en cuando. Pero no veo la necesidad de ... besarnos - Entonces la morena le miró con un brillo maligno en sus ojos.

-¿Por qué? ¿Tienes miedo de que te guste? - Lena forzó una carcajada.

-Te aseguro que no. No eres mi tipo. En lo más mínimo - agregó ella. Tan pronto como las palabras salieron, supo que había sido un error.

-¿En serio? Recuerdo una noche, hace unos seis meses, que dice lo contrario - dijo la morena - Parecía ser tu tipo esa noche.

-Sí, bueno, una aberración de seguro - dijo la pelirroja como si eso fuera una excusa suficiente - Las dos vimos lo bien que resultó.

-Bueno, si te hace sentir mejor, tampoco eres mi tipo. Esto es tan incómodo para mí como lo es para ti.

Lena tuvo que morderse el labio para no responder. En realidad, tuvo que alejarse para evitar que las palabras salieran bruscamente.

La morena se puso rápidamente sus auriculares y Lena entró en el dormitorio cerrando de un golpe la puerta, agarrando su portátil para comprobar el correo electrónico.

-Seguro - murmuró finalmente - Como si Yulia Volkova tuviese un tipo. Cualquier mujer con pulso lo sería.

Por supuesto, estaba siendo ridícula. No tenía ni idea de cuál era realmente el tipo de Yul. Nunca la había visto salir socialmente y había sido su objetivo el no escuchar cuando los chicos le preguntaban sobre sus citas. Simplemente no estaba interesada.

***

-Tengo miedo - La madre de Fiona le sonrió tranquilizadoramente.

-Estará bien. Deberías sentirte honrada de que Madre Hogan te eligiera.

-Sí, lo sé - respiró profundo - ¿Dolerá?

-Has sido testigo de las cópulas, Fiona ¿Qué crees?

Si. Y también tenía un título de licenciatura en ciencias. Sin embargo, esto era todavía un concepto extraño. Cuando se había ido a la universidad, todas las demás chicas hablaban de sexo y chicos. Ella no tenía nada que aportar. Había sido lo más cercano que había llegado de abandonar el rebaño, de desobedecer a Madre Hogan. Había estado expuesta a tantas cosas, tantas cosas que no se permitían en Hoganville. Pero al final, se mantuvo fiel. Sabía que todavía podía ser sacrificada. Su lugar estaba en Hoganville, no allá afuera. Se alegró de no haber sucumbido al exterior.

Madre Hogan le había advertido y había escuchado esa advertencia.

-Supongo que estoy lista - dijo. Permitió que su madre le atara la túnica al cuello, luego colocó la capucha sobre su cabeza.

-Tengo que reunirme con los demás. Pasha te llevará.

Fiona asintió, tomando varias respiraciones profundas antes de seguir a su madre por las escaleras. Pasha estaba esperando y pudo ver la excitación en su rostro. Las cópulas en la cámara sólo pasaban un par de veces cada año.

Recientemente, esos tiempos ocurrían cada vez menos mientras el rebaño se volvía cada vez más viejo. Sin embargo, una vez que usabas la túnica negra, se permitían las cópulas en privado, mientras no produjeran hijos. Madre Hogan era la única que podía autorizar un nuevo nacimiento en el rebaño.

Fiona se sintió honrada de haber sido escogida. Si procreaba una hija, entonces la sucesión de la sangre Hoganiana continuaría. Cuando tuviera la edad, su hija se mudaría a la propiedad y viviría con madre Hogan. Sería la próxima en la sucesión. Ese pensamiento hizo que su corazón se hinchara. Su propia hija algún día podría conducir el rebaño.

-Te ves hermosa, Fiona.

-Gracias. Estoy nerviosa - admitió ella - Madre Hogan te favorece. No te pongas nerviosa.

Era más fácil decirlo que hacerlo, pero mantenía ese pensamiento para sí misma. Antel Hogan era un hombre mayor, mucho mayor que ella. Mayor incluso que su propia madre.

Por lo que sabía, Antel Hogan y su madre sólo copularon una vez, en la misma cámara donde ahora se le estaba guiando. Estaba temblando de miedo, de anticipación. Todos estaban allí, decenas de túnicas negras con una única túnica blanca. Madre Hogan estaba de pie junto al altar del sacrificio, su túnica púrpura parecía casi negra en la cámara oscura, que estaba iluminada sólo por un puñado de antorchas. Antel Hogan estaba situado a su izquierda, la capucha cubría su cabeza gris, sólo su rostro era visible.

Fiona se detuvo, aceptando lo inevitable, sin embargo se aferró a un lejano sueño ... cuando se había atrevido a soñar. No tenía ninguna referencia en cuanto a qué esperar de su vida que no era lo que había vivido en Hoganville. No había matrimonios. No lo necesitaban. Pero había tenido un vistazo de otra vida y sólo entonces se atrevió a soñar con enamorarse, con encontrar a un joven con quien casarse, con quien unirse. Pero eso era sólo un sueño.

Ahora estaba de pie ante Antel Hogan, a punto de darle su virtud a los treinta y un años de edad. El mismo hombre que también había tomado la virtud de su madre.

Madre Hogan le tendió la mano, haciéndole señas para que se acercara. En su otra mano estaba la poción que debería que beber. Fiona dio los pasos finales, encontrando su mirada con la de Antel Hogan.

Tenía miedo. De repente estaba muy asustada.

***

-Nuestra vecina aún no está en casa - dijo la morena mientras paseaba por el dormitorio a las diez. Ante las cejas levantadas de Lena agregó - Fiona.

-Tal vez se quedó en Hoganville - dijo Lena cerrando su portátil.

-Supongo. Sin embargo, tenía muchas ganas de conocerla.

-¿Por qué? ¿Crees que tenga cuernos o algo así?- la morena rió, dándole la espalda a Lena y tirando de su camisa sobre su cabeza, quedando desnuda de la cintura para arriba.

-¿Es necesario? ¿En serio?

-Solo me preparo para la cama. No mires si te molesta - dijo ella sonriendo al escuchar como Lena dejaba la habitación y cerraba la puerta.

No debería burlarse así, lo sabía. No si esperaba superar esta asignación sin un divorcio. Por supuesto, tendrían que hacer otras cosas también. Como comprar un televisor. Con Lena encerrada en el dormitorio, la morena se quedaba en la sala de estar, su único entretenimiento era la música de su teléfono. Sería mucho más fácil si pudiesen llevarse bien durante un período prolongado de tiempo. Realmente no creía que el beso había sido exagerado. De hecho, estando tan juguetonas la una con la otra, habría parecido extraño no besarse en ese momento en particular. Y si realmente pensaba en ello, podría decir que Lena era quien lo había iniciado.

-De todos modos, apenas y fue un beso - murmuró mientras se deslizaba bajo las sábanas, tirando de la camisa de dormir que no estaba acostumbrada a usar. Dios ¿cuántos meses de esto?

-¿Estás decente? - Dijo Lena en voz alta. Yulia sonrió.

-Siempre estoy decente, bebé - podía imaginar cómo Lena volteaba sus ojos. La ojiverde se mantuvo de pie en la puerta, con las manos en las caderas.

-Creo que estás disfrutando esto demasiado.

-Por el contrario. Preferiría mucho más estar de vuelta en casa con los chicos. Estás un poco ... tensa - Lena la miró.

-¿Tensa? ¿Yo?

-Fue apenas un beso.

-Jesús ¿estamos de vuelta a ese tema nuevamente? - Preguntó mientras levantaba las sábanas en su lado de la cama.

-¿No es eso por lo que estás retándome? - Lena tomó una respiración profunda y luego apretó los labios.

-Buenas noches, Yul - dijo ella - Por favor, apaga la lámpara y permanece en tu lado de la cama.

-Dios, esta va a ser una asignación larga - murmuró la morena.

-Ni que lo digas.

Yulia golpeó su almohada, tratando de ponerse cómoda. Sonrió diabólicamente mientras deslizaba su pie al otro lado de la línea imaginaria de Lena. Fue recompensada con una patada en la pantorrilla. No pudo contener la risa.

-Eres una niña - murmuró Lena.

La morena suspiró y cerró los ojos, disponiéndose a dormir. Trató de ignorar el cuerpo caliente a pocos metros de ella.

Justo cuando se estaba quedando dormida, un fuerte grito desgarrador rompió el silencio en torno a su casita. Ambas saltaron, casi sin respirar, mientras Lena agarraba su brazo con fuerza.

-¿Qué demonios fue eso? - Susurró la morena.

-No tengo ni idea. ¿Qué piensas que sea?

-No lo sé, ¿tal vez un coyote? - Lena ladeó la cabeza.

-¿Al menos sabes cómo hace un coyote?

-Demonios, soy una chica de ciudad. Así que tal vez era un puma o algo así - dijo ella.

-¿Tienen pumas aquí? - la morena se encogió de hombros, luego saltó cuando el grito se escuchó nuevamente, esta vez un poco más lejano.

-Eso suena como si lo estuviesen cazando.

-¿Eso?

-Digamos que es un puma - dijo mientras se acostaba nuevamente. Agradecida de que Lena no hubiera apartado su mano.




Oficialmente comenzó el maratón!!

Capítulo 10:


Lena se sentó algo nerviosa sintiendo una punzada de ansiedad mientras se vestía para su primer día de escuela.

De las dos, la morena hubiera sido una mejor profesora de gimnasia. Por supuesto, Yulia también sería una mejor policía, pensó, mientras la espiaba cuando se ponía su camisa del uniforme. Bueno, quizás no una mejor policía, pero sin duda se veía mejor en uniforme que Lena.

-Te vi mirando, deja de fingir que no lo haces - dijo Yulia con su arrogancia habitual.

-No estaba mirando - dijo la pelirroja -Simplemente acabo de levantar la mirada y te vi- rodó los ojos - Dios, es tan egocéntrica - ​​murmuró. Yulia se echó a reír pero no hizo más comentarios.

-¿Estás lista para tomar un café, querida?

-Sí, por favor - estaba agradecida por haber insistido en empacar su café gourmet de casa. La tienda de comestibles donde habían comprado era escasa y sólo tenía una variedad limitada.

-Esto está muy bueno - dijo la morena - ¿Qué es?- Preguntó mientras le entregaba a Lena su taza.

-Antigua Guatemala. Medio tostado ... - dijo cerrando sus ojos, saboreando el primer sorbo - Siempre pruebo un pequeño toque de chocolate en este primer sorbo - dijo ella - ¿Tú? - Yul negó con la cabeza.

-En realidad no.

-No, supongo que no. Ya destruiste el sabor con el azúcar y la crema - La morena se rió de buena gana.

-Deberías saberlo, ya que me traes café todo el tiempo.

-Bueno, lo que servimos en la oficina, no lo llamaría exactamente café - dijo ella sin importarle en lo más mínimo que sonara aristocrática.

Había una clara diferencia entre el café gourmet bien mezclado y el café barato, de baja calidad que se prepara en la oficina. Yulia se apartó, mirándola.

-¿Vas a arreglártela con esto?

-¿Qué quieres decir?

-Ropa de estante - dijo ella. Lena se miró a sí misma.

-Esto no es exactamente ropa de estante - dijo - Fueron hechas para lucir de esa manera - Yulia levantó una comisura de su boca.

-Está bien, así que si están hechas para lucir de esa manera ¿por qué no te pones el uniforme? Te saldría mucho más barato.

-Obviamente, no ves el punto.

-Obviamente, tú tampoco - Lena suspiró.

-Está bien. Tal vez debería investigar a los otros profesores, ver lo que llevan puesto - dijo ella - Y entonces podremos planear ir de compras.

-Oh, no. No me anotes en eso de nosotras y compras - dijo la morena - Al menos no compras de ropa. Prefiero ir al dentista - Yul sonrió.

-Eso no es realmente una sorpresa. He visto tu manera de vestir.

-Bien. Así no tratarás de cambiarme cuando lleguemos a nuestros años dorados.

Lena no pudo contener la risa ... surgió antes de que pudiera detenerla. Los ojos de Yul bailaban con diversión y Lena simplemente siguió el momento, disfrutando los juegos de Yul esa mañana. Oh, tal vez necesitaba aligerarse un poco.

-Sabes, de todos modos creo que estás dándole demasiada importancia a esto - la ojiazul continuó - Quiero decir, eres una profesora de gimnasia. Mis profesores de gimnasia usaban ropa de ejercicios. Tal vez podrías conseguir unos pantalones cortos o tal vez algunos leotardos y sujetadores deportivos. Eso sería muy sexy - dijo con una sonrisa.

-No creo que eso vaya a suceder - dijo sin dejar de sonreír.

Pero más tarde, cuando estacionaron delante del edificio de administración, su sonrisa se desvaneció y dio a Yul una mirada amenazante.

-Ni siquiera lo pienses - le advirtió.

-Mira, vamos a hacerlo rápido, luego me voy.

-No creo que eso sea necesario.

-¿No crees que todo el mundo está viendo a la nueva profesora? ¿Quieres sacar esto adelante o no? - Lena la miró fijamente.

-Esto no es necesario. Estás haciendo esto sólo para molestarme - Yulia sonrió.

-Bueno, eso también. Esta es la peor asignación que he tenido - se acercó más - Así que compláceme. Bésame y acabemos con esto de una vez - La mirada de Lena bajó a sus labios, luego de vuelta a sus ojos.

-¿No acabamos de tener esta discusión anoche?

-Si.

-¿Y?

-Y nunca estuve de acuerdo con tu línea de pensamiento - La morena sonrió, lo que en sí fue una sonrisa dulce, notó la pelirroja -Estamos enamoradas. Ahora dame un beso de despedida y ve a empezar el día, cariño - Lena cedió. De todos modos estaba dándole demasiada importancia a esto.

Disminuyó la distancia entre ellas, tocando sus labios con los de Yulia. Para su horror, sintieron que se mantuvieron allí mucho tiempo de lo previsto. Se apartó rápidamente, siendo incapaz de mirarla a los ojos.

-No fue tan malo ¿verdad? - Lena aclaró la garganta y luego abrió la puerta.

-No le dispares a nadie hoy - dijo secamente mientras cerraba de golpe la puerta detrás de ella.

Respiró profundamente, dirigiéndose hacia el edificio de la administración, donde iba a reunirse con Gayla Grumfeld. Llegó diez minutos antes y se sorprendió gratamente cuando descubrió que Gayla le esperaba en el vestíbulo.

-Tenía la esperanza de que llegaras temprano - la saludó la mujer mayor - Soy Gayla. Usted es Elena, ¿verdad?

-Sí. Encantada de conocerla - dijo Lena extendiendo su mano.

-Me temo que todo el recorrido tendrá que esperar para otro día, pero tengo tiempo de llevarla a su puesto. Fiona Hogan se reportó enferma esta mañana - dijo Gayla mientras comenzaba a caminar por el pasillo - Muy inusual en ella y voy a tener que cubrir sus clases - describió.

-Espero que no sea nada grave - dijo Lena.

-No lo sé. Sólo dejó un mensaje muy temprano esta mañana - abrió la puerta, haciendo un gesto indicándole a Lena que pasara primero -Llamamos a esto el corredor, a pesar de que está cerrado - dijo Gayla - Esto une el edificio de administración con los salones de clase. Hay otro al otro lado del campus que se une a los dormitorios y cafetería. Los estudiantes pueden salir ... en sesiones supervisadas ... dos veces al día. Aquellas que obtienen buenas notas por conducta, logran salir algunas horas los fines de semana, pueden ir hasta el lago, el sendero para caminar y la pista de bicicleta. Todo lo demás está fuera de los límites - aclaró. El largo pasillo tenía ventanas en ambos lados. De un lado, estaba la vista del estacionamiento y más allá de eso, el pequeño lago.

-El patio es principalmente para el personal. Algunas de nosotras lo utilizamos para desayunar y almorzar. Las únicas ocasiones que se les permiten usar a los estudiantes es el día de visita cuando pueden sentarse con sus padres.

-¿Cuántas estudiantes? - Preguntó Lena.

-Podemos alojar hasta doscientas. Actualmente contamos con cincuenta y ocho - dijo Gayla - ¿El director Marcus le describió los códigos de color?

-Él lo mencionó, pero no, en realidad no lo explicó.

Ahora estaban en el edificio que albergaba las aulas. El vestíbulo era grande y parecía no tener fin, sus zapatos resonaban con fuerza mientras se adentraban en la escuela.

-Rojo y azul - dijo Gayla - Las rojas son un grupo mixto. Algunas estaban a un paso de ser prisioneras juveniles y debieron estar en un centro de detención. Las que han cometido crímenes violentos no son permitidas aquí, gracias a Dios. Las rojas son enviadas aquí por orden de un juez. Esta escuela les da la oportunidad de recuperar sus vidas y tener un nuevo comienzo. Las azules ... en mi opinión ... no deben estar aquí. La mayoría son simplemente chicas con problemas cuyos padres no saben qué más hacer con ellas. Algunos padres ven esto como una especie de internado, lo cual es una locura. Otros piensan que es un campo de entrenamiento que va a inculcarles la disciplina que ellos evidentemente no le dieron.

-Seguramente se mantienen separadas - dijo Lena.

-Un poco. Las azules tienen más libertad, especialmente por la noche con un par de salas de TV y juegos. Con un buen comportamiento, las rojas consiguen ser enviadas al Salón Azul cada noche, si lo desean. Las rojas tienen una pequeña sala de televisión, pero los privilegios de mirarla se limitan a dos horas cada noche, así que eso es el incentivo.

-¿Cómo coordinan las aulas?

-Los horarios están escalonados. Básicamente, los salones son iguales a los de una secundaria normal. Los rojos tienen guardias armados en ellas - Gayla sonrió - Tu pareja no dudará al ser asignada a ese trabajo. Por cierto, hacen una linda pareja - Elena no supo por qué, pero se sonrojó ante el comentario - Las vi en el coche anteriormente - comentó Gayla - Es muy atractiva.

-Sí, lo es.

-Escuché que fueron a la barbacoa ayer. Nosotras fuimos fuera del condado. Necesitaba visitar la ciudad. Restaurantes reales, tiendas, cines.

-Sí, sé lo que quieres decir. Yul y yo somos de la capital por lo que estoy segura esto será un ajuste - Gayla se detuvo frente a un par de puertas dobles.

-El gimnasio - dijo ella, abriéndolas con un empujón - No es grande, obviamente, pero te dará suficiente espacio para trabajar.

Un aro de baloncesto estaba unido a una pared con cuatro pelotas arrojadas desordenadamente a su alrededor. Una red se extendía entre las dos paredes más cortas, para el voleibol, supuso. Aparte de eso, la habitación estaba vacía.

-¿El currículo es estándar?

-Estamos dirigidos por el Estado, pero también tenemos algunas pautas federales que seguir. Hay otras seis escuelas como ésta en todo el país, siendo esta la única en la ciudad. A diferencia del centro de detención juvenil, una vez que las chicas están aquí, hasta que se gradúan.

-¿Así que si una chica de catorce años es condenada a dos años, si viene aquí estaría por cuatro años?

-Exactamente. La más joven tiene trece años, la mayor diecinueve. En su mayoría, el sistema funciona. Y es gratificante cuando se gradúan y sabes que ahora tienen una vida por delante - Gayla negó con la cabeza - No todas, por supuesto. Algunas salen de aquí y van directamente a donde estaban, pero hacemos todo lo posible.

-¿Cuánto tiempo ha estado aquí? - Preguntó Lena.

-Este será nuestro quinto año. Me encanta. Y, como sabes, no puedes agotarte el sueldo. Pero hay una razón para el alto salario - dijo ella - Vivimos muy aislados. Y la entrada principal cierra a las diez, así que no es como que puedes salir hasta tarde. Excepto los sábados - sonrió de nuevo - Ir de compras es un verdadero desafío. Ni siquiera me atrevo a decir que la tienda de comestibles de Hogan sea una tienda real - Lena asintió.

-Sé a qué se refiere. Yul y yo fuimos el sábado, con la esperanza de encontrar algo para la barbacoa. La tienda estaba.... de hecho, toda la comunidad estaba dormida. No vimos a nadie.

-Bueno, no trato de influenciarte ni nada por el estilo, pero todo ese lugar me da escalofríos - dijo Gayla con una risa avergonzada - De hecho, no hemos estado allí en dos años, como mínimo. Si necesitamos gas, manejamos hasta San Agustín y hacemos nuestro mercado al mismo tiempo.

-Sigues diciendo nosotros - dijo Lena - ¿Casada? ¿Pareja?

-Lo siento. Esposo. Dave ... uno de los dos maestros. Él es aficionado a la historia y le encanta enseñar.

-¿Uno de los dos? - Dijo Lena esperando mostrar suficiente sorpresa en su voz -Realmente debe sentirse aislado.

-Oh, nos hemos ajustado. Y todos somos grandes amigos aquí. Tienes que serlo. Las barbacoas de los fines de semana es lo que nos mantiene cuerdos - se acercó más, bajando su voz - Bueno, eso y una buena botella de vino - Lena se rió con ella.

-Espero que podamos encajar - dijo - En realidad estábamos entusiasmadas por vivir en un pueblo pequeño, pero ahora que lo he visto, Hoganville no es realmente un pueblo.

-Oh, no. Guardan mucho para sí mismos. El primer mes que estuvimos aquí, nos fuimos a la cafetería para un almuerzo de sábado. Nos sentamos allí durante diez minutos y nadie vino a atendernos. Mi marido fue hasta el mostrador y preguntó si había algún problema. Una señora se le quedó mirando fijamente, su rostro inexpresivo. A continuación, alguien salió con dos platos y los puso frente a nosotros. Por supuesto, no habíamos ordenado nada y tenía miedo de comer. Nos levantamos, nos fuimos y nunca volvimos.

-Eso es raro. Yul lo experimentaría solo por fastidiar - dijo ella, sabiendo que era la verdad.

-He tenido la tentación de reunir un grupo de nosotros para ir juntos y ver lo que hacen - dijo la mujer riendo - No estoy segura de como mantienen los negocios. Aunque al parecer, sólo la gente de aquí de la escuela es a quiénes los rechazan, lo cual es extraño. Toda esa comunidad es un poco tenebrosa.

-¿Inusual, espeluznante o escalofriante?

-Me quedo con terrorífico - dijo ella - ¿Conociste a Valerie? - Lena asintió.

-Sí, estaba ayer en la barbacoa.

-Bueno. Pregúntale sobre la vez que entró en la tienda de comestibles.

-¿Que pasó?

-No, no. Haz que te cuente la historia ella. Ahora es divertido. No tanto en ese momento - dijo Gayla mirando su reloj - Tengo que irme. Permíteme mostrarte tu oficina - dijo.

Era pequeña, contenía sólo un escritorio, una silla y un archivador. Lena la miró inquisitivamente.

-Se te asignará un ordenador portátil. Hay un armario aquí - dijo señalando una puerta adyacente a la oficina - Hay algunos equipos y cosas ahí. Sólo las azules van al gimnasio, por lo que no deberías tener ningún problema. Y aún no estoy segura acerca de tu horario. El director Marcus debe encargarse de eso.

-¿Cuánto tiempo han estado sin un profesor de gimnasia?

-Meses. Hemos hecho lo mínimo para cumplir con los requisitos del estado, eso es todo - bajó la voz - Y digamos que exactamente no lo conocemos - Lena miró su atuendo.

-No estaba segura de qué ponerme - dijo ella.

-Oh, nada de eso - dijo Gayla - ¿Qué te ponías en tu escuela anterior? - Lena frunció el ceño. Mierda ¿Eso estaba previsto en su historia de encubierta? Siguió el consejo de Yul en su lugar.

-Solo ropa de entrenamiento - dijo con evasivas.

-Sí. Eso es lo que Carol llevaba. Ella se regodeaba con el hecho de que usaba pantalones cortos todos los veranos cuando hacía calor como hoy - Gayla le palmeó el hombro y sonrió - Lo harás bien. Consulta con el director acerca de tu horario.

-Está bien. Gracias por reunirte conmigo. Estoy segura que nos veremos por ahí.

-Sí, claro. Y una vez que las dos estén asentadas, Dave y yo las llevaremos a cenar. Diviértete hoy - dijo mientras se giraba para irse.

-¿Gayla? - La mujer se detuvo, con las cejas levantadas - Bueno, escuchamos ahmm ... Unos gritos anoche. Algún animal. Era muy fuerte. ¿Lo has oído? - Gayla asintió.

-Sí. Nos asustó de muerte las primeras veces que lo oímos. Sigue siendo inquietante.

-¿Qué es? - Ella se encogió de hombros.

-No lo sabemos. Se ha dicho que hay una pantera negra viviendo en el bosque por aquí. Sólo un cuento, sin embargo. Las panteras negras nunca han habitado esta zona - Le dio una sonrisa tranquilizadora antes de retirarse con rapidez, dejando a Lena mirando tras ella.

Capítulo 11:


Fiona gimió, cuando sus ojos se abrieron lentamente. Sabía que no estaba sola y trató de concentrarse, viendo una figura en sombras de pie cerca de la cama. Era madre Hogan. Ésta se dio la vuelta, fijando sus ojos sobre Fiona.

-Finalmente estás despierta ¿Cómo te sientes? - Fiona intentó tragar saliva, pero tenía la garganta seca.

-Mareada - dijo con voz ronca. El aire era frío y húmedo.

-¿Dónde estoy?

-Abajo en las cámaras. Esta es tu habitación, por ahora - llevó una taza hacia su boca - Bebe esto.

Era amargo y Fiona tuvo que esforzarse para no escupirlo.

-Antel te visitará cada noche hasta que quedes embarazada.

Fiona apartó la mirada, tratando de recordar lo que había sucedido la noche anterior. Cuando se dio cuenta que ahora debía ser de día, trató de incorporarse.

-La escuela. Necesito ...

-No esta semana - dijo Madre Hogan - No podrías explicarlo.

-¿Explicar?

Madre Hogan se acercó, tocando suavemente la muñeca de Fiona, lo que le hizo estremecerse de dolor. Miró hacia abajo, viendo los moretones en ambos brazos. Cerró los ojos. Sí, los grilletes. En muñecas y tobillos. Recordó a Antel acercándose hacia ella, pero ... nada más. Su cuerpo estaba adolorido, sus músculos débiles. Su cabeza todavía brumosa.

-Tan pronto como te sea posible, tomarás un baño - dijo madre Hogan - Tengo todo listo - Fiona asintió.

-Estoy tan cansada - dijo ella.

-Por supuesto que sí, querida. Descansa el tiempo que necesites. Pasha está de guardia en la entrada. Hazle saber cuándo estés lista.

Los ojos de Fiona se cerraron, pero no antes que viera otra sombra en la habitación, ésta mucho más grande, acercándose hacia ella.

Gimió cuando sintió las manos frías sobre ella, pero no tenía la fuerza para protestar, no tenía la fuerza para siquiera abrir los ojos. La poción mágica de la madre había trabajado rápidamente en ella.

Capítulo 12:


A Yulia le encantaba el sonido de la funda de cuero. Le recordaba sus primeros días antes de convertirse en detective, antes de unirse a la KGB.

Días más simples, de seguro.

El jefe, Horace Aims, había estado en la escuela por veinte años. Mientras que sus oficiales y guardias iban y venían, él era personal fijo. Divorciado y sin hijos, había dedicado su vida a la escuela. Por desgracia, ninguno de sus oficiales había hecho lo mismo. La mayoría sólo permanecían pocos años antes de trasladarse. La paga era buena, pero incluso eso no era suficiente para hacer que se quedaran.

Su primer día no había sido nada más que orientación. Mañana, comenzaría a ubicarse en las clases. Él le había dado un archivo para estudiar; las chicas que necesitaban atención especial estaban identificadas, junto con aquellas que eran consideradas las líderes de las diversas pandillas.

Fingió estar interesada, pero ser guardia en una prisión juvenil no era exactamente la carrera que había elegido. Unas pocas semanas de esto iba a ser una tarea. Incluso se preguntaba cuan beneficioso sería.

Tenerlas infiltradas en la escuela no era lo mismo que integrarlas en el propio Hoganville. Investigar Hoganville desde lejos parecía ser el único camino hacia su interior. Investigar las desapariciones había sido inútil. Había leído los archivos. No había un patrón en ellas. El color de piel era diferente, el género era diferente, la edad era diferente. Parecía ser un secuestro al azar y no por intención.

Estacionó delante del edificio de administración donde ella y Elena habían acordado reunirse.

Después de hoy, se le asignaría un carrito de golf para usar alrededor del campus. Ese sería probablemente el punto culminante de esta asignación. Por lo menos debería ser un juguete para jugar.

Sonrió al ver como Elena se acercaba hacia ella. En realidad descubrió que la había extrañado, lo que le sorprendió. También se sorprendió al ver una sonrisa en respuesta en el rostro de Elena.

Tan pronto como la pelirroja entró, Yul se acercó más. Elena negó con la cabeza.

-¿En serio? - preguntó pero no se apartó. La morena sintió una pequeña punzada de excitación cuando sus labios se encontraron. Se tuvo que detener a sí misma para no profundizar el beso, pero permitió que sus labios lo saborearan un par de segundos más.

-¿Y cómo fue tu primer día? - preguntó cuándo se echó hacia atrás, atreviéndose a mirar los ojos de Lena.

Trató de leerlos, pero Lena miró hacia otro lado.

-Tenías razón sobre mi vestimenta - dijo -Pantalones cortos.

-Genial.

-También me di cuenta que no sé nada acerca de enseñar en una clase de gimnasia.

-¿Qué tan difícil puede ser? - preguntó Yulia mientras conducía por el camino estrecho que las llevaría a su casa.

-No estoy muy metida en los deportes. Eso es lo difícil que va a ser. Tú debiste obtener este papel. No yo - dijo. Luego inclinó la cabeza -¿Cómo estuvo tu día?-

-Aburrido. De visita con el jefe Aims la mayor parte del día - Lena sonrió rápidamente.

-Te ves linda - Yul se echó a reír.

-Oh, sí. Una chica en uniforme - movió las cejas burlonamente - ¿Es eso lo que te excita? - Lena se sonrojó, pero su sonrisa no se desvaneció.

-Me gustan las armas.

-Bueno, bebé, tengo una grande. Te la mostraré más tarde, si quieres - Lena se echó a reír.

-No hay duda que has utilizado esa línea anteriormente.

Sus bromas continuaron en la tarde, mientras Lena preparaba la cena y la pelinegra trataba de darle algunos consejos sobre cómo enseñar una clase de gimnasia.

-Podrías jugar hándbol - sugirió - O ping-pong.

-No creo que el ping-pong sea considerado como una clase de gimnasia y no sé nada de hándbol.

-¿Qué hay de dodgeball?

-Yul, estas son chicas de secundaria, no primaria.

-Y baloncesto de tres contra tres. Demonios, ponlas a hacer carreras de velocidad - Lena negó con la cabeza.

-Voy a revelar nuestra coartada, simplemente lo sé - se acercó sosteniendo su mano debajo de una cuchara - Aquí, prueba esto - dijo metiendo la cuchara en la boca de Yul.

-Mmm - murmuró ella - Está bueno - dijo mientras tragaba - ¿Qué es?

-Sólo salsa italiana. Voy a verterla sobre la pasta y cocerla.

-¿Pasta larga?

-No. Pasta plumitas y algunas verduras. También tendremos pan de ajo.

-Creo que me va a encantar que cocines para mí - dijo ella.

-La idea de hacer un gran plato es para que sobre. No pienso cocinar todas las noches ya sabes.

-No me importan las sobras - dijo la ojiazul - Sin embargo, me sorprende que a ti te gusten.

-¿Qué significa eso?

-Imagino que mientras crecías, nunca tuviste que conformarte con las sobras - dijo ella.

El tono de la conversación cambió con esa declaración y Lena tenía una mirada incómoda en su rostro, su sonrisa se había desvanecido.

-¿Qué estás diciendo?

Yulia sabía que debía detenerse, pero no lo hizo. Y no sabía muy bien por qué. La condición social de Lena nunca había sido un problema. Pero no tenía sentido dar marcha atrás ahora.

-Estoy diciendo que tú estás acostumbrada a comida de primera. Yo estoy acostumbrada a hamburguesas sencillas.

-No puedo evitar quien es mi familia o cómo crecí - dijo Lena - Pero nunca, nunca, llevé eso al trabajo.

-Tienes razón. No lo hiciste. Pero todos sabemos dónde vives. Todos sabemos qué tipo de coche conduces.

La expresión de Lena cambió de ofendida a herida. La pelinegra deseó nunca haber sacado el tema.

-Compré el coche por seguridad y fiabilidad, nada más. No es una especie de símbolo de estatus - dijo ella.

Cualquier cosa que Yul dijera sólo mantendría su argumento, por lo que no dijo nada. Lena levantó las cejas.

-¿Qué? Es sólo un Mercedes. Mucha gente conduce un Mercedes - dijo ella. Yulia negó con la cabeza.

-No los policías.

***

La semana avanzó lentamente mientras Elena luchaba a diario consiguiendo actividades que apaciguaran a las chicas. Después de su discusión, había seguido a regañadientes el consejo de Yulia y había ordenado varios DVD's de ejercicios populares. El envío el mismo día fue un regalo del cielo, en este caso. Zumba era el favorito y Elena aún se encontraba bailando.

Descubrió que sólo un puñado de chicas les gustaba el baloncesto así que no había habido muchas quejas. Pero aún así, estaba loca de aburrimiento. Solo tenía tres clases cada día, cada una con menos de veinte estudiantes. Eso le daba un montón de tiempo libre. Tiempo para pensar. Por desgracia, no era al caso en punto muerto a donde iban sus pensamientos.

Apoyó la barbilla en la palma de su mano, mirando hacia afuera por la única ventana pequeña en su oficina. Notó que el área donde estaban era muy bonita. Los pinos altos se elevaban sobre exuberantes robles y otros árboles de maderas noble, lucía atractivo. Y si no fuera por la humedad y las altas temperaturas, podría tener la tentación de abandonar la oficina y tomar un paseo por el sendero que conducía al lago.

El trote de la mañana de Yulia la llevaba al lago y dijo que era muy tranquilo en el bosque. Elena suspiró. Avergonzada porque no le gustaba trotar.

Respiró profundamente y lentamente soltó el aliento, tratando de conciliar su creciente irritación con Yulia. Tenía que admitir que era irritación con ella misma, sólo se desquitaba con la morena. Los besos de saludo y despedida habían cesado. Gracias al nuevo transporte de Yulia, ya no tenían que irse juntas cada día. Por supuesto que estaba feliz por eso.

Besar a Yulia Volkova no estaba en el tope de su lista de cosas que quería hacer. Oh, Dios ¿a quién quería engañar? Era una mujer con pulso. Era dolorosamente obvio cada vez que se besaban.

Y mañana... sábado... sería la tertulia semanal. Sería en casa de Svetlana y Becca. Comida mexicana. Y estarían en público, tendrían que tomarse de la mano y conociendo a Yulia, ella encontraría cualquier excusa para cruzar la línea que Elena había tratado de establecer. Se tomaría libertades que no debía y Lena tendría que fingir que no le molestaba cuando las dos sabían que lo hacía. Estaban jugando un juego peligroso y no sabía por qué no acaba de ponerle fin al mismo. Yulia la presionaría hasta donde Elena permitiera. No estaba segura de lo que Yulia sacaría con todo esto.

Su teléfono sonó sorprendiéndola. Sonrió al ver el nombre de Dima. No había hablado con él la última semana.

-Hola, Dima muchachote ¿Qué pasa?

-Guau. Es bueno escuchar tu voz - dijo él. Lena sonrió.

-Gracias. La tuya también.

-Boris quería que te pusiera al día. Tenemos otra persona desaparecida. Otro estudiante de la universidad - Lena se enderezó, con el ceño fruncido.

-¿Cuándo?

-Reportado esta mañana. Una mujer, conducía desde Baton Rouge a Lufkin. No apareció anoche. Sus padres llamaron esta mañana.

-¿Estudiante de LSU otra vez?

-Sí. Diecinueve años. Leah Turner.

-Está bien ¿Última visual sobre ella?

-Lafayette. Se detuvo por gasolina y una hamburguesa. Tres pm, llamó a sus padres mientras estaba allí.

-¿Y ha desaparecido sin dejar rastro? - negó con la cabeza - ¿Qué esperamos encontrar aquí?- preguntó - No tenemos nada. Ni siquiera hemos estado en Hoganville desde el primer día.

-¿Y nada extraño está pasando?

-Bueno, una de las maestras del pueblo, Fiona Hogan, no ha aparecido en toda la semana. Llama cada día para informar que está enferma. Por lo que entiendo, es la primera vez que ha faltado. Supongo que eso sería lo extraño.

-Boris dijo que te enviaría un archivo con toda la información que podamos reunir sobre Leah. BOLO rastreó su coche, por supuesto, pero no hubo resultados. Los equipos principales están vinculando esto a la otra desaparición del año pasado.

-Está bien. Le informaré a Yul. Nos sentimos muy fuera de onda por aquí, como si sólo estuviésemos matando el tiempo - hizo una pausa - Los echo de menos chicos - dijo ella.

-Sí. Nosotros también. Te aseguro que todo está tranquilo por aquí sin ustedes - Dima se echó a reír - ¿Yulia no te ha enloquecido todavía?

-Está trabajando en ello.

Después de desconectarse, reflexionó si llamar a Yulia o simplemente esperar hasta esta noche para decirle. Decidió llamar. Aún no tenía el horario de a morena memorizado así que podía asumir que no respondería si estaba en la clase. Oh, pero si respondió, en el típico estilo de Yulia.

-Hola, bebé - dijo en voz baja - ¿A qué debo el placer? ¿Me extrañaste hoy?

-Difícilmente - dijo Lena - Tenemos una persona desaparecida. Dima me acaba de llamar.

-¿Ah, sí? ¿Detalles?

-Otra estudiante universitaria. Igual que Trumbley. LSU. Ésta se dirigía cerca. Lufkin.

-¿LSU? Eso sólo pondrá en movimiento al equipo hay que asumir que está relacionado con LSU.

-Exactamente.

-¿Calculado? ¿O una coincidencia? - preguntó Yulia.

-Algo que ha estado ocurriendo en todos estos años, tiene que ser calculado - dijo ella.

-Estoy de acuerdo.

-¿Y ahora qué? - preguntó Lena.

-Creo que tenemos que darle una visita a Hoganville por la mañana. Tal vez caer por la cafetería para desayunar ¿Qué piensas?

Lena recordó la historia de Gayla sobre su intento de visitar la cafetería. Se preguntaba si ella y Yulia sufrirían el mismo destino. Pero asintió con la cabeza.

-Suena como un plan.




Espero hayan disfrutado del maratón, chic@s. Nos leemos pronto.